TRES ASESINOS | KOTARO ISAKA

Reconozco que la novela negra que más disfruto no es de este siglo. Seguramente, la explicación tenga que ver con aquel cliché romántico del “no eres tú, soy yo”. Y un servidor con sus ya cincuenta tacos quizá tenga el gusto un poco rancio.      Pero por supuesto hay excepciones.      Como el noir japonés  Tres asesinos de Kotaro Isaka . Tres asesinos, de Kotaro Isaka

UNA CUESTIÓN DE ETIQUETA | Los géneros y subgéneros de la novela negra y criminal


Cuando buscamos una novela con una historia que trate sobre crímenes es muy probable que en la librería nos dirijamos a una sección que se etiquete con algo así como «Thriller, suspense, policíaco…». Las editoriales también suelen denominar las colecciones que agrupan este género con nombres, tan chulos como variopintos, como: Serie negra; Libro policíaco de bolsillo; Club del crimen; o Club del Misterio, la mítica colección que Bruguera editaba en un formato similar al pulp americano.
    Paco Camarasa, librero y referencia en lo que al género se refiere, llamó Negra y criminal a su emblemática librería barcelonesa. El nombre no era casualidad, como nos cuenta en Sangre en los estantes, era su propuesta para denominar las dos vertientes básicas del género, en cuyo origen aparecen los padres fundadores que fueron Edgar A. Poe y Dashiell Hammett.
    Pero, por supuesto, la cosa no queda aquí. Usemos la etiqueta que usemos para definir este género existe, además, un sinfín de subgéneros. Así que para esta primera entrega de Tinta Negra he pensado vestir de etiqueta el blog.
    Etiqueta negra, por supuesto.

UNA CUESTIÓN DE ETIQUETA

Vengo con la Magnum 44 bien cargada, así que vamos a empezar con una pregunta que puede resultar algo polémica.

LOS GÉNEROS LITERARIOS, ¿EXISTEN O SON ALGO ARTIFICIOSO?

Como aficionado siempre me ha parecido algo obvio. Ciencia ficción, novela romántica, terror, policíaca… ¡Claro que sí! Sin embargo, la cosa no es tan clara.

    Estudiosos como Benedetto Croce afirman que «los géneros no son más que vacuos fantasmas». El maestro de la ciencia ficción Orson Scott Card en su libro Cómo escribir ciencia ficción afirmaba que esta cuestión de los géneros era un invento de las editoriales, una cuestión de mercado más que otra cosa. P. D. James en su libro Lo que sé de novela negra afirma: «son divisiones que con frecuencia responden más a cuestiones de conveniencia, estrategia de márquetin, gusto o prejuicio que a hechos objetivos».

    No obstante, los que hayan estudiado Literatura habrán comprobado la infinidad de ensayos que intentan categorizar toda la obra literaria de la Humanidad, baste recordar la clásica división de Goethe: Lírica, épica y dramática.

    En mi humilde opinión, creo que en el fondo subyace una cuestión de orgullo de escritores. Parece que en ese mundillo existen dos razas: los que escriben literatura como expresión artística, la clase Alta de la Literatura; y los de género, a quienes se les concibe como escritores que solo buscan el entretenimiento. En el libro Escribir ficción, de la Gotham writher's workshop, se diferencia la Ficción Literaria, como aquella que aspira a ser arte y dirigida a un público elitista, con un contenido más profundo y exigente, de la Ficción de Género, dirigida a un público más amplio que busca el mero entretenimiento y en la que entrarían las categorías de misterio, suspense, terror, fantasía, ciencia ficción, western, romántica… Dorothy L. Sayers, una de las escritoras de la novela de detective de la llamada Edad dorada del género en Inglaterra (años veinte-treinta del siglo pasado), distinguía entre Literatura de Evasión, puro entretenimiento, y Literatura de Expresión, la que buscaba el arte.

    Esta diferenciación parte de considerar a los escritores de género como de segunda, hasta el punto de que cuando una obra de género alcanza la excelencia, la crítica ortodoxa pasa el Tipp-ex sobre la palabra género para ascenderla a la primera división como literatura universal, como así afirmó Orson Scott Card refiriéndose a Crónicas marcianas o Un mundo feliz

    En el género negrocriminal la cosa no es distinta. Desde su origen en la Inglaterra victoriana, las historias de detectives fueron calificadas como novela sensacionalista recibiendo comentarios tan despectivos como: «Una clase de literatura que no desempeña un papel importante a la hora de moldear las mentes y transformar los hábitos de una generación, solo se dirige a sus entrañas»; «novelas sórdidas de apariencia espantosa e infame y baratas que invaden los estantes de las estaciones de ferrocarril (refiriéndose a los quioscos de prensa)».

    Por supuesto, no faltaron autores de género con una opinión distinta. Raymond Chandler, en una carta a su corresponsal, James Sandoe, comentaba:
A usted no le falta compañía en su deseo de que se haga algo contra la segregación en las reseñas entre novelas y novelas policiacas. Una vez cada tanto, muy rara vez, un autor de policiacas es tratado como un escritor.
    Se refería a su percepción de que en Inglaterra era considerado como un escritor mientras que en Estados Unidos era tratado con cierto desdén, como solo un escritor de novelas policíacas. De hecho, un año después, en su ensayo El simple arte de matar dejó escrita una frase que suscribo totalmente, criticando directamente a esa diferenciación entre novela de entretenimiento y de expresión:
Todo lo que se lee por placer (refiriéndose a cualquier escrito) es una evasión. Decir lo contrario es ser un esnob intelectual y un principiante en el arte de vivir. 
    Aunque, también hay que decirlo, no faltaron autores que pese a escribir historias de detectives reconocían hacerlo por cuestiones de supervivencia y no porque se las tomaran en serio, como es el caso del considerado padre del género, Edgar Allan Poe. En su Ensayos y críticas afirma: «Razones al margen de mi voluntad me han impedido en todo momento esforzarme seriamente por algo que, en circunstancias más felices, hubiera sido mi terreno predilecto». Como afirma Iván Martín Cerezo en su Poética del relato policíaco: «Inaugura el género policial y apenas le concede interés a sus relatos. Cabría decir que Poe descubrió el género policíaco a su pesar».

    Pese a todo, pienso que los géneros son una realidad para quien realmente importa: el lector. Aquellos que hayáis tenido hijos: ¿Cuántas veces os han pedido que les leáis el mismo cuento o le pongáis los mismos episodios de su serie favorita? En realidad, eso se debe al placer de visualizar algo que ya se conoce. El niño, a base de repeticiones, sabe lo que va a pasar y eso le da tranquilidad, le permite regocijarse en los detalles de algo que él reconoce. A los adultos nos pasa lo mismo.

    Aunque la originalidad es algo que valoramos, lo hacemos aún más si aparece dentro de esquemas conocidos. Queremos saber, antes de ver una película o leer un libro, lo que vamos a encontrarnos. Es lo que se llama pacto entre autor y lector. Algo que debe ser sagrado dado que, seguramente, será el primer motivo de la compra del libro ¿No miramos la portada o el argumento y nos hacemos una idea previa? Así que si un escritor promete una historia de policías, que no se le ocurra ofrecer una historia de amor en la que accidentalmente los amantes sean policías.

    Por tanto, demos por bueno que existen los géneros como una categoría no solo formal y, ahora sí, vayamos al meollo del asunto.

¿CÓMO DENOMINAR A LAS HISTORIAS QUE GIRAN EN TORNO AL CRIMEN?

Un lector que pase de Hammett o Chandler a Agatha Christie o Dorothy L. Sayers podría tener la sensación, y no sería extraño, de que esos escritores no solo viven en continentes diferentes sino en siglos diferentes.
P.D. James
En realidad, todos tenemos una idea de a qué nos referimos. No basta con que haya un asesinato o un atraco, eso aparece en muchísimas novelas. La clave es que el crimen sea el eje central y no solo una vicisitud más de la vida del protagonista. El problema es que la manera de contarlas ha sido tan diferente que muchos expertos en el género se llevarían las manos a la cabeza si dijéramos que Agatha Christie escribió novela negra o Hammett novela de misterio. Y cuando digo las manos a la cabeza es siendo benévolo, porque más de uno la llevaría a su sobaquera para solucionar la discusión con un revólver.
    Pero, como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes.

En el inicio fue la novela enigma, policíaca o detectivesca

El género nació en la Inglaterra victoriana, aunque según varios autores (la cuestión tampoco es pacífica), su fundador fue el norteamericano Edgar Allan Poe con Los crímenes de la calle Morgue (1841). En este relato aparecen los rasgos distintivos de lo que fue el género en sus orígenes y que se caracterizaba por incluir lo siguiente:
  • Un crimen, asesinato, robo o chantaje, principalmente.
  • Un círculo cerrado de sospechosos con un móvil adecuado.
  • Una ambientación palaciega, mansiones rurales, aristócratas distinguidos, personajes de una amanerada educación y trato. Como diría Chandler, un entorno de jarrones venecianos y misterios perfumados con capullos de magnolias.
  • Un detective, aficionado o profesional, que será el alter ego del lector para descubrir al asesino.
  • La revelación final consecuencia de una adecuada deducción lógica de las pistas que el autor ha dejado en la novela.
  Esta sería la tendencia predominante en Inglaterra y en la costa Este de Estados Unidos desde finales del s. XIX hasta la llamada Edad dorada del período de entreguerras, años veinte y treinta.

    Sin embargo, unos tipos llegados del oeste de Estados Unidos entraron en escena con la delicadeza de un elefante en una cacharrería.

La novela dura y al punto de ebullición: el Hard Boiled

Los alegres años veinte fueron demasiado alegres en la costa Oeste de Estados Unidos, tanto que el gobierno impuso la ley seca, haciendo que el crimen organizado se hiciera de oro con el contrabando de alcohol y generando un estado general de corrupción para sacar tajada de un crecimiento económico sin precedentes.
    En esas, apareció un tipo que había sido detective en la Agencia Pinkerton y por tanto testigo directo del submundo criminal. Por suerte nuestra, el pobre pilló tuberculosis y tuvo que renunciar a profesiones que le supusieran un esfuerzo físico. Así que cogió una máquina de escribir y decidió aprovechar su experiencia. Ese tipo se llamaba Dashiell Hammett y sacó el crimen del jarrón veneciano, bajando la novela de misterio a la calle. Esta frase es de otro tipo llamado Raymond Chandler refiriéndose a Hammett como el inventor de la novela criminal: Yo no inventé el relato criminal y nunca he ocultado mi opinión de que Hammett tiene, si no todo el mérito, al menos casi todo.
    Desde luego, la imagen propuesta por Chandler es perfecta para distinguir la manera de Hammett de la manera inglesa. Sacar el jarrón veneciano a la calle significa que el escenario de lo criminal abandona las mansiones de los distinguidos aristócratas o burgueses, majestuosamente instaladas en el mundo rural, para trasladarse a las calles urbanas, repletas de mafiosos, vagabundos, prostitutas o policías corruptos. La resolución del crimen como un mero juego intelectual de salón deja paso al crimen como una consecuencia de la realidad social. Encontrar al culpable es menos importante que comprobar la dureza y crueldad de una sociedad podrida. Un tipo de narración que habla de la realidad de las calles y no de las educadas intrigas que escribían las damas inglesas de la época y sus primos norteamericanos de la costa Este, como dice Paco Camarasa. Describe un mundo que necesita un detective duro y en ebullición, nace la Novela Hard boiled.



  Estos cambios respecto al género madre se producen no solo a nivel de fondo. A nivel formal, desaparecen los pensamientos, planteamientos o digresiones. Todo lo que podemos conocer de los personajes nos será mostrado a través de la acción, mediante un narrador que se limita a llevar la cámara y contarnos lo que pasa.
    Hasta aquí no parece que haya más problema. Contamos con la novela enigma o de misterio por un lado y el hard boiled por el otro. La cosa no parece haberse complicado... Bueno, más allá de provocar casi una guerra civil entre ilustres fans de una u otra vertiente.
Defensores de la novela enigma cargaron contra la novela negra diciendo que era inmoral, perversa e incoherente, protagonizada por un detective que sale adelante a base de cinismo, puñetazos y disparos; mientras que aficionados de la novela negra abominaron de la novela enigma aduciendo que era tramposa, aburrida, reaccionaria y desconectada de la realidad.
Andreu Martin, Cómo escribo novela policíaca
    Para que os hagáis una idea. En los cuarenta aparecieron dos colecciones criminales míticas y enemigas entre sí. En Francia, la editorial Gallimard inicia su colección de obras escritas a la americana, Série Noire; en el otro lado del Atlántico, Borges y Bioy Casares convencen a la editorial Emecé para crear la colección El séptimo círculo, en la que primaba la novela enigma inglesa de los veinte y treinta, que siempre fue la predilecta de estos autores.



    El éxito de estas novelas conquistó a los países de habla no inglesa. Y con ello se enredaría aún más la manera de denominar este género.

Aquí se llama como me da la gana

En 1945, como acabamos de mencionar, apareció la colección de bolsillo Série Noire, de la editorial Gallimard en la que se pretendía recopilar las mejores obras del género, escrito por autores anglosajones que escribieran a la americana, es decir, con violencia, sexo, inmoralidad, detectives duros, policías corruptos o justicieros.
    El adjetivo Noire parece que tuvo como inspiración el nombre de la revista Black Mask, que era el pulp en el que comenzaron a publicar los grandes monstruos negrocriminales. Además, al año siguiente se estrenaron en las pantallas de cine francesa las siguientes películas (las reseño para envidia de los muchos compañeros blogueros que se dedican al cine, cualquier tiempo pasado fue mejor): El halcón maltés, de John Houston; Laura, de Otto Preminger; Historia de un detective, de Edward Dmytryk; Perdición, de Billy Wilder; La mujer del cuadro, de Fritz Lang. Semejante remesa fue bautizada como Filme noire.


    Esta denominación de noire, curiosamente, no cuajó en Francia sino en el mundo hispanoparlante que acogería la etiqueta de Novela Negra. Prueba de ello es que los Festivales del género incluyen el adjetivo negro: Semana negra de Gijón; BCNegra; Panamá Negro; Semana Negra de Uruguay; Festival BAN! de novela negra en Buenos Aires…
    ¿Y cómo se llamaron estas novelas en Francia? Pues Novela Polar. Lo de polar quizá proviene del famoso iceberg de Hemingway, aquel que aconsejaba que un relato debía mostrar solo la punta dejando la parte oculta al lector, como la novela negra muestra lo que está detrás de la sociedad.
  Italia se sumó a la fiesta y decidió llamarlas Novela Giallo, por el color amarillo de las portadas que utilizaban en ese país para las publicaciones de las historias criminales.
  A ello hay que decir que en el mundo anglosajón se usa el Thriller, derivación de la palabra thrill que significa emoción, estremecimiento. El término American noir también se usa, pero en círculos de entendidos.
    Y la cosa no queda ahí, por cuanto la evolución de las tramas, los distintos enfoques de los autores que fueron incorporándose y, lo más importante, razones de márquetin editorial llevaron a que el género contara con una enorme ristra de subgéneros.


LA CASI INFINITA GAMA DE NEGROS: LOS SUBGÉNEROS

    El género, lo llamemos como lo llamemos, tiene más de 150 años de vida. En ese tiempo que duda cabe que las formas de contar el crimen han evolucionado, creando en ocasiones historias con temáticas más o menos comunes que finalmente han acabado siendo etiquetadas en subgéneros. Unos hunden sus raíces en la tradición inglesa, otros en la norteamericana. También se dan mezclas entre las dos e incluso entre otros géneros novelescos. Aquí va un lista, no cerrada, de subgéneros por orden alfabético:

Black Scifi

Cuando la trama policial se desarrolla en un mundo futuro, con un entorno social basado en la tecnología. El ejemplo más claro es Blade Runner o ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick.

Cozy Crime

Esta es una denominación muy reciente y nace directamente de las novelas protagonizadas por detectives como la Ms. Marple de Agatha Christie. Son historias en las que el tono narrativo es amable, donde lo cruento pasa de puntillas en favor del misterio. En ellas, prima la resolución del misterio, pero sin dramas, y se prima que el detective sea amateur y muy simpático.

Crook Story

Todo lo contrario a lo anterior. Aquí el protagonista es el delincuente profesional y la narración pone en su figura el punto de vista. Como ejemplo, cualquier novela de Jim Thompson, o El padrino, de Mario Puzo, la saga de Ripley de Patricia Highsmith. Son historias que no aptas para sensibles.

Domestic Noir

Otra denominación reciente que engloba historias en las que la acción transcurre en los límites de un hogar en alta tensión. Violencia intrafamiliar, malos tratos, conflictos paternofiliares... El entorno se limita a lo que sucede en esa casa. James M. Cain con su El cartero siempre llama dos veces bien podría ser un buen ejemplo. También se está usando esta etiqueta para aquellas tramas que coquetean con el terror.

Gastronoir

Con esta etiqueta se incluyen novelas en las que la gastronomía forma parte importante en la vida del protagonista o en las que el autor realiza un meticuloso detalle de distintos platos y recetas. Sin duda, entraría en ella las novelas de la serie Pepe Carvalho, de Montalbán, o las novelas de Andrea Camilleri.

Local Crime, Rural Crime o Country noir

Se refiere a aquellas tramas que se desarrollan en un entorno rural. Donde un peso importante de la trama es el propio entorno y la idiosincrasia de las gentes de una comunidad cerrada. Bien podría incluirse aquí la saga de Plinio, de Francisco García Pavón. También 1280 Almas de Jim Thompson. Ya veis que adoro a Thompson.

Narconovela

Muy de moda últimamente. Son aquellas que se centran específicamente en el tráfico de drogas y, en su mayoría, suelen mezclar hechos reales. El ejemplo clásico es The French Connection de Robin Moore.

Nazi Crime

Todo lo referente al nazismo hitleriano vende, y mucho. Este subgénero acoge las tramas negrocriminales que cuentan con unos nazis en su menú o bien se ambientan en esa época. La novela El ángel de Munich de Fabiano Massini es un buen ejemplo.

Neo Noir

Son las historias que utilizan los mecanismos y características de la novela negra clásica, pero mezclándolos con otros géneros, adaptándolas a la época actual o buscando nuevas formas narrativas que se alejan del realismo inicial logrando historias sorprendentes. Seguro que es más fácil reconocerla con ejemplos como Pulp Fiction, de Tarantino, o Fargo, de los hermanos Coen. En novela, el mejor ejemplo es Miami Blues, de Charles Willeford.

Noir sobrenatural

El negro pega con todo, incluso en aquellos casos que linda con la frontera de lo sobrenatural, ya sea este elemento explícito o implícito. Ejemplifican esto casos como la trilogía del Baztán de Dolores Redondo o las novelas de John Verdon.

Novela detectivesca histórica

Un subgénero en auge. Y es que la sociedad tecnológica hace cada vez más difícil idear una trama criminal y hay que recurrir al pasado donde la policía era menos eficiente. El ejemplo clásico es El nombre de la rosa de Umberto Eco.

Novelas de espías

Pura adrenalina la que ofrece este subgénero en el que se mezcla la aventura con las grandes tramas mundiales. Son aquellas historias nacidas a la sombra del personaje creado por Ian Fleming. John Le Carré, Graham Greene. Conspiraciones internacionales, conflictos diplomáticos, guerra sucia… De este subgénero se dice que se lo cargó Gorbachov, quién sabe si Putin, Biden o cualquier otro de los malgobernantes que padecemos de hoy día las vaya a resucitar. Lo cierto es que el fin de la Guerra Fría supuso la necesidad de cambiar de “malo”, pero también existe una evolución del género pasando del humanismo y la astucia a la acción y los juguetes electrónicos con autores como Robert Ludlum o Joseph Finder

Penitenciary story

Son las historias carcelarias, aquellas que muestran la vida de los presos. Como Por el pasado llorarás de Chester Himes.

Police Procedural

En este subgénero se muestra con todo lujo de detalles cómo se lleva a cabo la investigación: interrogatorios, forense, fiscales, jueces… El iniciador podría ser Ed McBain con su serie de novelas sobre la comisaría del Distrito 87 o Joseph Wambaugh con Hollywood Station.

Psycho Killer Stories

Las novelas de asesinos en serie que hoy campan por las estanterías y que tuvieron su origen en Jim Thompson, otra vez, o Psicosis de Robert Bloch. Si bien, el boom actual parte de El silencio de los corderos, de Thomas Harris. En ellas prima el horror por la crueldad de los asesinatos y la investigación del experto en perfiles criminales.

Though story o psychologic crimes

Estas historias se centran en el delincuente, como las crook stories, pero en este caso es el delincuente no profesional, el pobre tipo al que las circunstancias lo llevan al crimen. Como es el caso de Pacto de sangre de James M. Cain, que vimos en este blog la semana pasada.

Thriller Legal

Las de abogados o judiciales, las que se basan en el procedimiento judicial. Las de Perry Mason de Erle Stanley Gardner o las de John Grisham.

True Crime

Son aquellas historias basadas en hechos y crímenes reales. Ni qué decir que el ejemplo es A sangre fría de Truman Capote.


Por supuesto, existen muchos más géneros. Pero creo que ya me extendí demasiado. Ni qué decir que cualquier error o inexactitud podéis comentarla para beneficio de todos. ¿Cuál es vuestro subgénero favorito? ¿Sois más de Sherlock Holmes o de Sam Spade?

 ¡Hasta aquí llegó la pólvora! Mientras hago acopio de nueva munición, recordad: 

Sed muy felices y moderadamente malvados.

Si te interesa seguir leyendo:

Clica en la imagen Historia de la novela negra y policíaca Clica en la imagen Historia de la novela negra y policíaca Clica en la imagen
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DAVID RUBIO

Aunque no sea lo mismo que compartir una buena charla acompañada de un café bien negro, te propongo quedar en otros espacios virtuales donde también suelo perpetrar publicaciones. Clica sobre los siguientes iconos o envíame un mail a balasyestrellas@gmail.com.

Comentarios

  1. Abrumadora recopilación de datos, que no imagino el trabajo que te habrá llevado.
    Me parecen tan diferentes las dos versiones iniciales de Agatha Christie y Hammet, como el romántico y la scifi.
    No veo ningún motivo para la confrontación. Quizás los puristas decidieron que el hardboiled era una escisión, cuando a mí me parece algo completamente nuevo (en su dia).
    Yo, personalmente me quedo con el americano, sobre todo por los diálogos ( debo ser más audiovisial). Del género más inglés, nunca he adivinado ningún asesino por las pistas dejadas; últimamente ni lo he intentado; solo espero que me cuenten la historia.
    Creo que Holmes no es como se pretende de la escuela inglesa. Creo incluso que podría ser un puente entre ambas. Las últimas versiones, más realistas", de series de tv, incluso cinematográficas, pinso en " la vida privada se sherlock holmes", podrían ser muestras de ello.
    Bueno, es mi opinión. Será que Holmes me gusta mucho.
    Abrazoo, David

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    1. Gracias, Gabiliante. Sin duda, yo también me decanto por el negro clásico de USA. Aunque es verdad que también disfruto de una buena novela enigma, aunque tampoco acierte ni uno, ja, ja, ja... Bueno, al menos de las clásicas, de las modernas la verdad es que acierto siempre a mitad de la novela.
      Suelo decir que el mejor máster en diálogos es leer novela negra. Basta una para darse de cuenta de lo que significa este potente recurso narrativa, como no solo cuenta lo que se dice, sino lo que se calla, como es importante que sean ingeniosos, que caractericen al personaje o sirvan para impulsar la acción.
      Pues sí, la verdad es que cada entrada tiene bastante elaboración detrás, no lo llamaría trabajo porque lo disfruto. Un fuerte abrazo!

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  2. Hola, David.
    Pienso que el género humano funciona en base a etiquetas y una manera de actualizarlas es variar la nomenclatura para dar sensación de novedad. Al final hablamos de literatura negra o de cine negro al que le podemos poner todos los apellidos que queramos. Dicho lo cual, me ha impresionado el artículo que te has marcado. De los mencionados desconocía el Nazi Crime o la Narco novela je, je. Me encantaron tus menciones a esas joyas clásicas del cine negro y cuando hablas del desprecio impostado que algunos pseudointelectuales tienen hacia ciertos géneros. Vaya tela.
    Abrazos y gracias por esta monumental y didáctica publicación.

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    1. Gracias, Miguel. Creo que son ganas de ser un poco esnobista intelectual. La realidad es más sencilla, es novela negra aquella en la que el crimen es el eje sobre el que gira la trama y ya está. Como bien has visto, lo de las etiquetas no es solo del pasado, nuestra era digital nos ha traído el imperio del hastag, de hecho, ahora están intentando meter un género el Feminicrime, que parece ser que se refiere a novelas escritas por mujeres con protagonista femenina. Vamos, como si Agatha Christie y Ms. Marple nunca hubieran existido, en fin, cosas de la política que gusta meterse en todo. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo!!

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  3. Vaya, David, y yo que tengo la sensación de que estos estilos siempre han estado ahí; están tan arraigados que parecen intrínsecos a las propia existencia humana. Yo creo que soy de novela de espías, ya que Jonh Le Carré me encanta, y las de psicho killer, porque suelo empatizar con un buen malo malvadamente malvado, aunque si la novela es buena, como se suele decir, el género no importa. Me encantan los thrillers psicológicos, aunque últimamente creo que se abusan de ellos, aún así, que te sorprendan es siempre un gozo.
    Genial artículo, muy currado, que nos presentas de forma brillante y con el cual no dejo de aprender. Me estás aficionando a un género que me parece que se ha abusado mucho, de ahí que hayan tantas variantes, donde el gusto de cada autor va dejando un huella a seguir.
    Por otro lado, muy interesante toda la primera parte, donde el género va irrumpiendo mirando a la cara a la supuesta literatura seria. Puede que se deba a que antes los escritores solian ser personas de una posición alta en la escala social y escribían sobre su vida, pero que al ir uniéndose distintas capas han nacido otras historias, hecho por el que no entiendo el que haya que menospreciar a un estilo u otro, a no ser por desprestigiar el arte ajeno.
    Genial trabajazo, David. Hoy no vino ninguno de tus pintorescos amiguetes, pero no hizo falta, je, je.
    Un abrqzo!

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    1. ¡Hola, Pepe! Ja, ja, ja... hoy les he dado descanso, a uno para que siga con sus cosas de psicópata y al otro para que mantenga el orden en las calles.
      En el fondo siempre es lo mismo en cualquier forma de arte. Y es que algunos de tanto sacralizarlo parece que estarían encantados con que se convirtiera casi en algo hermético y cerrado solo apto para mentes privilegiadas. Para mí, una novela lo primero que debe hacer es entretener, yo no leo por castigo, luego puede que la misma emocione y, finalmente, inspire, esto es ya en el caso de obras maestras. Pero siempre en ese orden. Lo contrario me lleva a aquel cuento del traje nuevo del emperador en el que un presunto intelectualismo sirve de escudo para vender algo donde en realidad no hay nada. Me alegra que estés aficionándote al género que, como has visto, es muy flexible y rico en contenidos. Un abrazo!

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  4. Hola David, vaya pedazo de artículo te has currado, genial argumentado y escrito. Yo escribí sobre la novela negra una de mis revistas (Me gusta leer por MST) pero fue mucho más breve, unas pinceladas únicamente. Lo tuyo está muy bien conseguido.
    En cuanto a lo de los géneros literarios que argumentas es algo inevitable, a lo humanidad nos gusta dividir, hacer grupos y subgrupos, vamos, organizarnos la vida y me parece bien porque se supone que esto te facilita las cosas; no creo en eso de alta y baja literatura, o géneros que son más proclives a eso o no, considero que cualquier cosa que se escriba con ánimo de entretener es literatura, sea del género que sea, porque una de las funciones de la literatura es esa: entretener, es el arte de entretener. Bajo mi punto de vista claro.
    Lo dicho, muy buen artículo, te felicito por él. Un abrazo. 😊

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    1. Gracias, Merche. Coincido totalmente, el primer mandamiento de un autor es que su historia resulte entretenida, que sea capaz de atrapar al lector hasta el punto de que pasar la hoja sea una necesidad y no una tortura. A partir de ahí todo lo que venga bienvenido sea. El problema es el esnobismo intelectual, parece que los hay que disfrutarían mucho si la lectura fuera algo exclusivo y minoritario, elitista. Como yo la entiendo, debe ser todo lo contrario. Mi suegro leía mucho las novelas del oeste de Estefanía y de eso se trata que cada público tenga su obra. Ahora mismo no nos podemos permitir perder un solo lector más. Ostras, ¿qué es MST? Soy bastante analógico y muchas cosas se me escapan. Un abrazo!

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    2. Hola David, me ha salido este artículo en X y he vuelto a leerlo y resulta que ya te comenté en su día... No vi la pregunta que me hiciste, MST son mis iniciales, jajajajaja, no es nada informático, es para que quede claro que la revista y las recomendaciones de lecturas que hago en ella son mías, bajo mi punto de vista, vamos, para que no haya dudas al respecto.
      Un abrazo. :)

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    3. ¡Ah, vale! Ja, ja, ja... Estas entradas antiguas las tengo automatizadas en Metricool para que salgan los viernes, así intento ir dándoles cierta vida. Me alegra que haya servido para sacarme de dudas, pensaba que era una plataforma o aplicación. Un abrazo!

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  5. Pues yo soy más de Sherlock Holmes y Agatha Christie, la verdad, pero Thomson y Dashiell Hammet que los leí hace poco gracias a El Tintero también me impresionaron mucho. Me ha encantado este recorrido por los orígenes del género que has hecho, David. Completísimo y muy ameno. Una entrada estupenda.

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    1. Gracias, Marta. Como aquel que dice esta es solo la introducción, ja, ja, ja... En la próxima entrada ya comenzaremos con la prehistoria del género, tan apasionante como las novelas que nos ha deparado.
      Me alegra que disfrutaras de Thompson y Hammett, dos autores de primer orden que no podía dejar pasar en El Tintero de Oro. Un abrazo!

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  6. ¡Hola, David! Vaya clase magistral sobre el tema: Thriller, suspense, policiaco o novela negra. Para mí era todo más o menos lo mismo, pero no, ya he visto las diferencias a través de las épocas en las que se escribieron, los distintos enfoques entre los autores y también en cuanto a los matices o subgéneros. Tengo la impresión de que salgo preparada para hacer un examen.
    Se llamen como se llamen en los diferentes países, cuando voy a comprar un libro, me gusta mirar la contraportada para saber de qué va y lo mismo hago con la película, en este caso, incluso, veo el tráiler. No me gusta empezar nada a ciegas.
    ¿Preferencias? Depende del momento. Tuve épocas que leí todo de Agatha Christie, de Edgar Allan Poe, cogí con furor en su momento las novelas de Stieg Larsson, pero las dos que más me han gustado y se lo debo a El Tintero de oro: El halcón maltés Dashiell Hammett y 1.280 almas de Jim Thompson. Inolvidables.

    Un abrazo, David.

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    1. Gracias, María Pilar. Bueno, en realidad, lo de etiquetar al final termina siendo un juego más intelectual que práctico: si el eje de la trama gira en torno al crimen es novela negra. Por supuesto, la manera de contar esa historia tiene variantes y estilos, pero lo esencial y lo que todos percibimos simplemente mirando la portada y la sinopsis es que la novela se mueve en torno a un crimen.
      Yo también sigo esos pasos cuando voy a una librería, la portada me resulta llamativa miro la sinopsis, leo la primera página y ahí está mi compra o no. Como bien apuntas, nada hay peor que ver o leer algo que no era lo que pensabas de inicio.
      Y bueno, es que me "llevé" al Tintero dos de los grandes de verdad. Sobre todo, Jim Thompson cualquiera que leas te va a encantar. Siempre digo que es el único escritor al que me gustaría parecerme. ¡Qué manera de narrar! Un abrazo!

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  7. Un artículo muy completo y elaborado. Muy interesante. Enhorabuena y aplausos

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  8. ¡Hola David!
    Caray me he quedado sin aliento, ja, ja.
    Una tremenda recopilación acerca de las novelas que involucran el crimen y su investigación como eje principal, estas eran mis favoritas, más que el crimen en sí, la investigación del mismo hasta dar con la resolución del caso me apasionaba mucho.

    David, te cuento que cuando empezaba a ver una película, y si en los primeros minutos no mataban a nadie la dejaba de ver, diciendo que era muy aburrida pues aún no habían matado a nadie, así era de sanguinaria, quiero creer que ya no lo soy tanto, aunque me gustaba ver la serie de Dexter con mi hijo, ja, ja.
    Literatura criminal de por sí, salvo leer todas las de Agatha Christie, no era mi fuerte, más bien era ver ese tipo de películas detectivescas, de crímenes en serie y esas cosas tan locas y macabras, los libros los prefería de corte social y filosóficos.

    Lo que no me agrada de esa literatura negra o películas de esa índole, escritas a la americana (como la llaman), es el lenguaje tan despectivo, soez y vulgar, el despliegue de violencia verbal que contiene, protagonizado generalmente por actores negros, creo que hay más violencia en el lenguaje que en la trama en sí. Si bien es cierto que ese lenguaje es propio de su cultura llena de agravios y rencores, no es menos cierto que el cine es el mejor lugar para cambiar eso y erradicarlo de su raza, es mi apreciación.

    David, creo que soy la reencarnación del estrangulador de Boston, ya que la acción de estrangular la siento muy familiar, era mi defensa preferida en los retozos de la adolescencia y con mis hijos ya mas grandecitos, hasta duermo con la mano izquierda en mi garganta como si me fuera a estrangular, a veces la presión que me ao me despierta, ja, ja. Supongo que es la manera más limpia de matar y más fácil de encubrir si no se hace tanta fuerza como para dejar marcas.

    Para finalizar, ya quisiera que todo esto no existiera en nuestra vida, ni el crimen, ni los bajos instintos, ni la brutalidad del ser humano, y ni en los libros, porque dan ideas a mentes enfermas y llenas de odio para actuar y liberar su ira.

    Un fuerte abrazo David y buen fin de semana.

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    1. Gracias, Idalia. La verdad es que tengo mirarme las extensiones, je, je, je... Ahora que lo pienso bien podría haber dividido esta entrada en dos, bueno a ver si en el futuro me dosifico más. En mi opinión nada tiene que ver los gustos de ficción con la manera de ser de cada uno. Quien lee novela negra o ve series de crímenes puede hacerlo bien porque le gusta el misterio o el enigma, bien porque le gusta una trama de acción, de enfrentamiento entre el bien y el mal o por cualquier cosa.
      El lenguaje soez se da más en la trama de novela negra, la escrita al estilo norteamericano. En las de enigma como las de Agatha o Conan Doyle es al contrario, los diálogos son de una educación inmaculada. Tiene que ver con el realismo, en un momento de tensión o en un ámbito conflictivo esa es la forma en la que se habla y no veo mal que se traslade.
      Interesante tu reflexión sobre mostrar la violencia en la ficción. Es cierto que una mente enferma puede encontrar en ella ideas, pero en mi opinión también la puede encontrar en cualquier cosa. Afortunadamente, por cada asesino hay cientos de miles de personas que no lo son y a quienes ver las consecuencias de la violencia en ficción, también les sirve para darse cuenta de que esa no es la solución. Es como los cuentos clásicos, que quizá tenían escenas tan violentas para un niño solo para enseñarles las consecuencias de las malas acciones. Un fuerte abrazo!!

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  9. Muy exhaustivo, como es tu estilo, y lo agtadezco. Leo mucha novela nnegra, la verdad. A veces pienso que debería leer más posesía ya que ahora tiendo a ella, pero me atrapan.

    Un abrazo, David y equipo

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    1. Gracias, Maripau. Nunca se lee suficiente novela negra, je, je, je... Son tramas apasionantes para leer tranquilamente en tu sofá. Un fuerte abrazo!

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  10. Magnífico artículo. Yo tengo bastante lío entre negro, thriller, suspense, enigma... La verdad es que muchas veces se solapan. Lo negro, negro creo que lo distingo, pero cuando no es tan claro me siento bastante confusa, aunque tampoco es que le dé muchas vueltas.
    Un beso.

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    1. Gracias, Rosa. Como comentaba más arriba en realidad todos lo distinguimos sin tanta etiqueta. Si el crimen es el centro de la trama y los personajes giran en torno a ese eje, es novela negra. Si por el contrario, en una historia aparece un asesinato, pero el centro, por ejemplo, es la relación amorosa entre dos policías o entre dos delincuentes ahí ya quizá hablamos de otra cosa. Lo mejor es disfrutar de la lectura y que los intelectualoides se peleen entre sí, ja, ja, ja... Un fuerte abrazo!

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  11. Excelente tu artícilo. Te cuento que en Medellín, Colombia hay una serie muy exitosa, POLICIAS Y BANDIDOS, que cuenta a la fecha con 16 números, 5 detectives y 5 autores y ha sido muy bien recibida en hispanoamérica. Invito a los lectores a que conozcan más, ya ha sido reseñada en España: https://www.solonovelanegra.es/policias-y-bandidos-por-emilio-restrepo/ en la revista virtual WWW: SOLONOVELANEGRA.ES En este otro apartado de comparto las carátulas y las reseñas: https://www.veronicavillaagudelo.com/novelas-598403.html y en esta, algunos comentarios y reseñashttps://juanpaz.net/policias-y-bandidos-en-serie-editorial/
    Los invito a conocerlas y a explorar la prospuesta latinoamericana, que tambien tiene mucho que contar con Leonardo Padura, Con Paco Ignacio Taibo II, con Elmer Mendoza y, ahora, con POLICIAS Y BANDIDOS
    Acerca de mi detective personal, JOAQUIN TORNADO, los invito a leer en: http://joaquin-tornado-detective.blogspot.com
    Gracias
    emiliorestrepo@gmail.com
    www.emiliorestrepo.blogspot.com

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    1. Gracias, Emilio. Tanto por tu valoración como por la recomendación respecto a esa serie policial y los enlaces compartidos. Ten seguro que les echaré un ojo, por supuesto, y alguna me llevaré "a la boca". Un abrazo!

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  12. ¡Hola, David! Está interesantísimo este artículo. Me ha servido mucho para organizar ideas y aprender nuevos conceptos. Mi novela «Casos descartados» la terminé denominando como "comedia policíaca de época". En su momento, recuerdo que estuve eligiendo el subgénero con mucho cuidado.
    Un abrazo :)

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    1. Gracias, M.A. Ostras! Pues fíjate que me has hecho notar que en la lista de géneros faltaría ese. Ahora me viene a la cabeza una película titulada Un cadáver a los postres que precisamente era una parodia de las películas de detectives y alguna novela de este estilo que ahora no recuerdo. Indago y lo añado. Un abrazo!

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  13. Hola, David. Ante todo, mis felicitaciones por tan grandiosa información que has recopilado, y de la que hablas con tanta soltura y claridad, una lección magistral sobre el género negro y todas sus etiquetas. Leyéndote, pienso que sé muy poco de esta clase de "negro" ja,ja. Me resulta curioso que mucha gente que conozco, incluida yo, cuando se comienza la andadura por las lecturas se hace a través del suspense, algo que impacte, siguiendo el ritmo a fin de descubrir algo antes que termine el libro, persiguiendo mentalmente al malo del cuento. Luego se pasa a esa etapa de la que también hablas, antes de adquirir algo, aunque luego no guste, nos entretenemos en la sinopsis y se establece esa conexión entre ambas partes. Yo empecé con Poe, Agatha Christie... al día de hoy me sigo quedando con Poe, pero reconozco haber leído maravillas de otros autores, y hay mucho bueno por ahí. Lo que creo que nunca leería sería de Nazi Crime. Increíble, cómo ha ido evolucionando este "negro" con sus etiquetas, hasta parece que también en contradicciones.

    Muchas gracias, David, ha sido de lo más didáctico este pedazo de artículo, de los que estaría bien releer.
    ¡Un fuerte abrazo!

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    1. Gracias, Mila. Bueno, la verdad es que los nazis han sido una mina para el mundo de la ficción. Los encontramos en todos los lados, ciencia ficción, espías e incluso aventuras tan entretenidas y amables como En busca del arca perdida con nuestro Indiana Jones rivalizando con ellos. Por supuesto también en el mundo del terror o hasta la novela romántica. Toda la atrocidad de aquellos años y la iconografía nazi ha sido irresistible para muchos autores. Quizá es una manera de intentar racionalizar el por qué de aquel horror.
      El género negro es muy versátil como has podido comprobar, y es que no deja de tratar el Tema de los temas: el enfrentamiento entre el bien y el mal. Y eso es algo que siempre nos atraerá hasta el final de los tiempos. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo!

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  14. Hola David. Menuda clase de historia sobre la novela negra y criminal, nunca hubiera imaginado que existían tantos subgéneros de subgéneros. Reconozco que yo soy más clásico y me decanto, como Marta, más por Conan Doyle y su Sherlock Holmes ó Agatha Christie y su Hércules Poirot (de esta última leí bastante en mi juventud) o Allan Poe, pero hay que estar abiertos a nuevos autores y esta es una oportunidad para acercarse a ellos. Muy buena entrada. Un abrazo.

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    1. Gracias, Jorge. La novela enigma es algo que siempre apetece, nos ofrece un misterio y unos personajes que no suelen ser demasiado profundos o dramáticos y ello provoca lecturas superentretenidas. Sin duda, la novela negra "a la americana" te resultará igual de apetecible. Es otro tono, pero tiene tantas virtudes que una vez empiezas ya no acabas. En la próxima entrada ya comenzaremos con el inicio del género, en concreto con la ciudad que lo comenzó todo: Londres. Un abrazo!

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  15. Un artículo muy ameno y estimulante. Es fascinante el desarrollo de subgéneros que se ha alcanzado desde los orígenes y las posibilidades que puede abrirse por hibridación con otros géneros o subgéneros. Ahora, no sé si más bien la fijación de los géneros o subgéneros depende más de un mainstream editorial construido entre editores y lectores que desde los autores. Vamos, en qué medida la fortuna de un subgénero no depende del autor, sino del reconocimiento público o comercial que lo asiente y permita más adhesiones creativas y su expansión por la demanda de los lectores hasta fijarlo. Por lo demás, Spade y Holmes en un cóctel agitado, pero no revuelto. Gracias y un saludo.

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    1. Gracias, Fernando. Como bien apuntas es difícil encorsetar una obra de ficción en una etiqueta y ya no digamos subetiqueta. Comparando, por ejemplo, Los crímenes de la calle Morgue con, por ejemplo, una novela de Jim Thompson es difícil imaginar que puedan pertenecer a la misma familia narrativa. Pero eso es lo grande en literatura, como un género evoluciona, se "contamina" de otros y llega a nuevas formas narrativas. En mi humilde opinión, prefiero caracterizar este género por el hecho de que el crimen sea el eje central de la trama.
      Ja, ja, ja... Sin duda mejor disfrutar tanto de Sam Spade, de Sherlock o de Mr. James Bond. Todos caben y todos nos han deparado lecturas inolvidables. Saludos!

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  16. Hola David no se si existirá un viajes en el tiempo Noir pero mas o menos es lo que he hecho y sobre todo pq vengo del futuro para contestarte. Muy buena entrada he aprendido mucho y lastima no haberla enconrado antes. Un abrazo. Ainhoa

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    1. Gracias, Ainhoa. Pues ahora que lo dices, diría que sí. La novela negra combina con todo y también con la ciencia ficción. Me alegra que te haya gustado la entrada. Un abrazo!

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