Hoy estamos de celebración. En esta cuarta entrega de Tinta Negra, breve historia de la novela negra llegamos a la natividad del género, al año cero de su historia con la publicación de Los crímenes de la calle Morgue en 1841.
Tras él, vendrían mitos como Sherlock Holmes, Poirot, el padre Brown, Spade, Marlowe, inspectores de homicidios, los psicópatas de Thompson, los rural crimes, las femme fatale, los nórdicos… Toda una legión de maestros del crimen que tantas horas de entretenimiento y disfrute lector nos ha deparado.
Pero todo comenzó aquí, de la mano o, mejor dicho, zarpa de un par de peculiares asesinos y de la mente analítica sin igual de un aristócrata caído en desgracia: Auguste Dupin.
Y, por supuesto, de un genio de la literatura llamado Edgar Allan Poe (1809-1849).
LOS CRÍMENES DE MR. POE
EL RARITO QUE QUERÍA SER ESCRITOR
Sus tendencias histriónicas de la madurez coinciden con las de tantos otros genios cuyos padres fueron médicos o fabricantes de tejas.
Julio Cortázar
Reconozcamos que Poe siempre fue rarito. Como apunta Cortázar, el saberse carente de padres y sentir que vivía de prestado, de la buena y caritativa voluntad de John Allan y Frances, sus padres de acogida, le hizo un tipo rebelde y en permanente búsqueda de autoafirmación.
Alguien con estos rasgos es alguien al que, sin duda, la vida suele reservar muchos conflictos. Y uno de los más sonados fue el que mantuvo con John Allan, su padre entre comillas. Este tipo, muy bien posicionado, nunca tuvo demasiado aprecio por Poe. Lo acogió más como una mascota que entretuviera a su esposa estéril que como un verdadero hijo.
Quizá le hubiera tomado cierto aprecio si esa mascota, al menos, hubiera sido agradecida y hubiera asumido su condición de manera apropiada: estudiando Derecho, involucrándose en los negocios familiares, cosas así. Pero no. Poe, encima, le salió artista. ¡Quería ser poeta! Y además vivir de ello.
Lo paradójico es que buena parte de la culpa de esa vocación la tuvo el propio John Allan. Uno de sus negocios era la representación de revistas británicas para su venta en Estados Unidos. Magazines trimestrales ingleses y escoceses que el pequeño Edgar devoraba, despertando su deseo de pertenecer a ese mundo erudito y novelesco. Al romanticismo de Lord Byron o las novelas y cuentos de terror que le regalaban un lugar en el que se sentía más seguro, alejado de la prosperidad común y corriente, del país sin sombra y antigüedad que era Estados Unidos.
Quizá esta percepción de su país de nacimiento sea la razón de que las historias de Poe que tenemos en mente, su iconografía gótica, sus lugares y entornos pertenezcan a países como Inglaterra, donde solo vivió cinco años en su adolescencia, o Francia, país que no llegó a pisar en su vida.
No obstante, aunque Estados Unidos no le inspiró narrativamente, sí le ofreció los medios logísticos para, al menos, malvivir de la Literatura.
RAZONES PARA CREAR UN GÉNERO NUEVO
Nunca sabremos si Poe, al escribir Los crímenes de la calle Morgue, fue consciente de que su relato sería la primera piedra de un género literario. Lo que sí parece claro fue la motivación que le llevó a escribirlo. Podríamos ponernos pedantes y mencionar cosas de literatos. Pero siendo honestos, las dos principales razones fueron el dinero y el orgullo.
En la década de 1830 el mundo editorial estadounidense comenzó a desarrollarse y a asentarse como industria. Las heridas de la Guerra de la Independencia ya estaban cicatrizadas y tocaba desarrollar la economía y la sociedad. Demográficamente, Estados Unidos crecía de forma acelerada y, además, la clase obrera urbana contaba con un alto índice de alfabetización. Ello supuso una enorme demanda de ocio lector y con ello un boom de publicaciones en forma de diarios, revistas especializadas y ediciones baratas de novelas.
Logísticamente, Poe estuvo en el momento justo y también tuvo el suficiente olfato para saber que la única forma de ganarse la vida como escritor era teniendo en cuenta los gustos de sus lectores. En su obra Filosofía de la composición, explica que su deseo hubiera sido dedicarse en exclusiva a la Poesía, pero la masa de lectores estaba en la prosa.
Razones al margen de mi voluntad me han impedido en todo momento esforzarme seriamente por algo que, en circunstancias más felices, hubiera sido mi terreno predilecto.
Edgar A. Poe, Filosofía de la composición
La prosa era la lectura con mayor mercado, pero no cualquier prosa. Poe supo ver que el público adoraba las historias de terror, misterio y en general todas aquellas en las que el suspense fuera la seña de identidad. Literatura que la casta intelectual de la época calificaba despectivamente como popular. Y ello nos lleva a la segunda razón: el orgullo.
Poe se lo tenía, con razón, muy creído y eso le generó no pocos enemigos. Además de escribir ficción, era un brillante e implacable crítico literario y parece ser que sus víctimas predilectas eran los literati del norte, los cuales no podían asimilar que sus sesudas y cultivadas obras fueran machacadas por un sureño. Así que le llegaron ataques y críticas que le acusaban de dedicarse solo a lo mórbido y al insignificante género del terror fantasmal. Algo que, como recoge Cortázar en su biografía, una persona como él no podía tolerar.
El problema es que Poe pensaba lo mismo. Pero la aceptación popular de sus relatos era lo único que tenía para poder ganarse la vida escribiendo. Así que, haciendo bueno aquello de “no quieres caldo, pues toma dos tazas”, seguiría escribiendo historias que atrajeran al mayor número de lectores posible.
En 1840 ya llevaba escritos un buen número de relatos de terror y fantasía. Un género muy popular, sin duda, pero quizá era el momento de encontrar nuevos temas de interés, fijándose entonces en el éxito que la novela sensacionalista y las crónicas de crímenes reales tenían en Inglaterra.
Tampoco le pasó por alto, como vimos en
Matemáticas y Tinieblas, el relato
La cámara secreta, escrito por su jefe en la revista
Graham’s Magazine, en el que un agente policial investigaba la desaparición de una joven. Ese agente de la ley le haría recordar la figura de
Èugene Vidocq, el primer director de la Sûreté Nationale en Paris, que publicó sus memorias en 1828.
Crímenes, un investigador policial, París…
Solo nos falta un último ingrediente.
El único que hasta ese momento nadie había utilizado.
EL ARTE DE LA DEDUCCIÓN
Aun contando con un crimen, una ciudad y un detective Poe podría haber escrito una historia más o menos aventurera, terrorífica o realista y eso no hubiera sido ninguna novedad. Faltaba un ingrediente único y hasta entonces no utilizado: la epistemología.
Vale, quizá ahora hemos tenido un ataque de intelectualidad, vamos a ponerle remedio. ¿Cómo obtenemos la información para poder analizarla y llegar a una conclusión? Dicho de otra forma, ¿cómo conocemos la realidad? A eso se dedica esa rama de la Filosofía que nos ofrece dos métodos de análisis que básicamente consisten en ir de lo concreto a lo general —inducción— o al revés, ir de lo general a lo concreto —deducción—.
Poe, que ya hemos visto que era un genio rarito, parece que estaba muy preocupado porque, en su tiempo, los intelectuales estaban más centrados en analizar profundamente aspectos concretos de la realidad en lugar de tomar distancia y observarla en su totalidad para de esa manera tener una visión de conjunto de las cosas.
Como además de rarito era orgulloso, Poe, aun centrándose en temáticas populares, añadía a sus relatos su genialidad e inteligencia. Así que se propuso utilizar ese relato de detectives como una demostración práctica del método deductivo como el más idóneo para poder conocer la realidad.
Y esto sí que fue algo revolucionario.
La deducción fue el ingrediente para cocinar algo único hasta entonces. Y también fue lo que determinaría la manera de contar un relato de detectives.
Fijémonos.
Para que el lector participe de la deducción, el misterio no puede resolverse de inicio, en cuyo caso no habría que razonar nada. Lo que sí debe serle mostrado son todas las pistas (incluidos los sospechosos), la visión de conjunto de los hechos que rodean el crimen, sin que al final se saque nada de la chistera.
Ni qué decir, que el narrador no puede ser el propio detective, dado que, de esa forma, el lector no sería parte activa de la deducción, sino parte pasiva de una explicación. Y si el narrador no se enfoca en torno al detective ¿cómo lo hacemos?
Evidentemente a través de un compañero del héroe, un narrador testigo que de alguna manera sea el que acompañe al lector en pie de igualdad.
Por último, si la resolución del misterio es el resultado de una deducción lógica, en el relato no pueden aparecer elementos sobrenaturales ni ajenos a la realidad.
Ya tenemos los ingredientes y el modo de cocinarlos.
Damas y caballeros, ha nacido un género nuevo: el relato de detectives.
LOS CRÍMENES DE LA CALLE MORGUE
Se publicó en abril de 1841, en la revista para caballeros Graham’s Magazine de la que Poe era el editor estrella tras lograr que en el año que la dirigió las suscripciones a la misma aumentaran de cinco mil a cuarenta mil.
El relato se inicia con una extensa disertación sobre las virtudes de la deducción y el análisis, en contraposición con la inducción o la intuición. Seguramente, hoy cualquier profesor de narrativa o editor mandaría eliminar ese prólogo que retarda el meollo de la historia cuatro o cinco páginas hasta que llegamos a la frase: El relato siguiente representará para el lector algo así como un comentario de las afirmaciones que anteceden.
Es curioso, pero en línea con lo que hemos comentado antes, que el relato se presente como una especie de comentario y ejemplo práctico de un artículo epistemológico.
El primer detective de ficción
Poe creó el primer detective de ficción (al menos el primero de los que hoy entendemos como tal), sin mencionar ese término ni una sola vez en el relato. AUGUSTE DUPIN no pertenece a ningún cuerpo de la policía y, de hecho, es un personaje poco desarrollado y del que apenas se aportan datos sobre su pasado ni circunstancias. Solo se dedica un párrafo para informarnos de él.
Este joven caballero procedía de una familia excelente —y hasta ilustre—, pero una serie de desdichadas circunstancias lo habían reducido a tal pobreza que la energía de su carácter sucumbió ante la desgracia, llevándolo a alejarse del mundo y a no preocuparse por recuperar su fortuna, Gracias a la cortesía de sus acreedores le quedó una pequeña parte del patrimonio y la renta que le producía bastaba, mediante una rigurosa economía, para subvenir a sus necesidades, sin preocuparse de lo superfluo. Los libros constituían su solo lujo, y en París es fácil procurárselos.
Estremece por el paralelismo con el pasado del propio Poe, como así se refiere Cortázar: ese álter ego de Poe, expresión de su egoísmo cada día más intenso, de su sed de infalibilidad y superioridad que tantas simpatías le enajenaba entre los mediocres.
Dupin cuenta con un ayudante, que es el narrador testigo, del que no sabremos nada, ni siquiera su nombre. Cumple la única función de ser los ojos y la boca del lector, el confidente sobre el que Dupin vierte sus razonamientos.
Tras esa escueta presentación del personaje, el relato nos muestra, a través de informaciones sacadas de artículos de prensa, las circunstancias en las que fueron halladas Madame L'Espanaye y su hija. Pero no se queda ahí. También recoge los testimonios de las personas relacionadas con las dos mujeres, bien como testigos de los hechos, bien por haberlas conocido antes del asesinato, además de la inspección ocular de la propia escena del crimen donde nos ofrece el primer misterio de habitación cerrada. Una fórmula que será un clásico del género.
La deducción como única herramienta para resolver el misterio
Poe huye de la intuición, del oportuno y feliz hallazgo inesperado. El lector se encuentra en pie de igualdad con Dupin. Ambos reciben la información y las pistas en igualdad de condiciones con lo que el Poe nos da la oportunidad de adelantarnos al razonamiento del detective. El escritor no se guarda nada en la manga, todo es ofrecido y solo basta que el lector use la deducción y las pistas dadas para descubrir al asesino.
El sentido de justicia, el restablecimiento del orden
Lo que hace que Dupin se decida a intervenir no es la escabrosidad o el misterio, sino enterarse de que una persona ha sido arrestada sin pruebas contra él.
Tan solo después de haberse anunciado el arresto de Lebon me pidió mi parecer acerca de los asesinatos.
Es solo cuando Dupin se entera de que alguien ha sido arrestado “aunque nada parecía acusarlo” cuando decide poner su intelecto para el descubrimiento del misterio. Este deseo de que la razón restablezca el orden frente a la barbarie es una de las razones principales que P. D. James expone para justificar el éxito del género en su nacimiento: las matemáticas escampan las tinieblas.
LOS OTROS DOS CASOS DE AUGUSTE DUPIN
El misterio de Marie Rôget
El siguiente caso de Monsieur Dupin no tardó en llegar. Fue publicado en 1842 en la revista Ladie’s Companion y aquí fue un paso más allá. Si en Los crímenes de la calle Morgue ofreció la hoja de ruta para el género detectivesco, en este relato dio muestra de las muchas posibilidades de este.
En esta ocasión, Poe tuvo la genial idea de mezclar realidad y ficción para criticar los métodos policiales y la manera en que la prensa tergiversa y especula sobre una noticia de especial repercusión popular como un asesinato.
El razonamiento deductivo de Dupin en este relato es impresionante. Una a una desmenuza las informaciones recogidas por la prensa real, echándolas por tierra y ofreciendo no solo nuevos enfoques de los hechos, sino una clase magistral sobre cuestiones de criminología, como por ejemplo
el por qué y cuándo flotan los cadáveres de los ahogados o la descomposición de los cuerpos. No obstante, la convincente argumentación estuvo a punto de costarle muy cara. Tras la publicación del relato muchos se cuestionaron que nadie que no hubiera estado implicado en el crimen podría haberlo escrito con tal conocimiento de causa, iniciándose cierta presión popular para que fuera incriminado.
Menudo era Poe.
La carta robada
El último caso de Auguste Dupin llegó en 1844, en la revista The Gift for 1895. En este relato, y casi desde el sillón de su casa, es capaz de recuperar una carta de vital importancia para cierta persona muy influyente.
Dupin aplica su método deductivo, ese ver las cosas en su conjunto, demostrando que ofrece mejores resultados que el escrupuloso método policial para el registro de un lugar, usando incluso el microscopio.
Será también la primera vez que Dupin actúe, además de razonar, usando incluso un disfraz para recuperar la carta.
Solo le bastaron tres relatos para fundar todo un género literario.
Sed muy felices y moderadamente malvados.
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Excelente artículo David. La verdad es que todavía no he leído nada de Poe, ya se que "tengo delito", nunca mejor dicho, por ello; a ver si le pongo solución en breve, es una de mis grandes asignaturas pendientes. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias, Antonio. Siempre es un buen momento para descubrir sus relatos. Lo bueno de Poe es que su obra es un conjunto de narrativa breve y se puede tomar a sorbos. Seguro que lo vas a disfrutar. Un abrazo!
EliminarUn bendito rarito que con unos pocos relatos funda un género y crea un estilo que llega a nuestros día con todo tipo de influencias en la propia literatura, en el teatro o en el cine. De nuevo, como en el caso de muchos genios, una vida compleja la que nos presentas que da pie a un hombre inteligente, orgulloso y sobre todo muy eficaz a la hora de enfrentar su obra. Lo de los monos criminales me ha llamado la atención je, je...aquí en el sur, los famosos monos de Gibraltar también son unos bandidos: ladrones, tocones y golfos :)))
ResponderEliminarExcelente artículo, David. Felicitaciones.
Un gran abrazo.
Gracias, Miguel. Es que solo los raritos y, por qué no, los desdichados cuentan con las herramientas necesarias para crear algo nuevo. Los normales y acomodados se limitan a remar a favor de la corriente que les ha dado la placidez en la vida. Así somos los humanos.
EliminarLo de los monos tenía que incluirlo sí o sí. Fui buscando por internet monos delincuentes que no delincuentes monos y estas noticias me cautivaron. Joder, unos incluso comerciaban con lo robado y sabían de su valor, que no es lo mismo un móvil que un cepillo de dientes. Un abrazo!!
Apasionante tu historia sobre Poe, Dupin y el origen de la novela de detectives. Ciertamente, tan sólo tres relatos y fíjate todo lo que ha venido después, porque aunque hay mucha mediocridad en el género, hay también mucha obra fascinante. Y que nunca nos falte.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Rosa. Pues sí, todo un ramal de subgéneros que por un lado desvirtúan la idea original y, por el otro, la enriquecen. Mediocridad hay en todas partes, y pienso que no es malo que la haya. Si un género está vivo es porque se escribe en él. Un abrazo!
EliminarHola, David, me he disfrutado esta entrega sobre Poe, un tipo genial en su condición de creador, y además lo suficientemente inteligente como para saber lo que era mejor para él, si dedicarse a lo que deseaba y le gustaba (la poesía), o a lo que le depararía el dinero que necesitaba para vivir a sus anchas, o al menos, sin muchas estrecheces..., decisión muy importante a la hora de ver resultados en la vida que queremos vivir.
ResponderEliminarPor su ego, era más perentorio su realización personal y material, que su realización emocional y almica, por eso decide no dejar camino real por vereda, ja, ja. Por suerte, le salió bien el asunto.
La pregunta seria, ¿Bien para quién?, para él, o para la posteridad...
¿Acaso fue un hombre felizmente realizado y dejó a un lado su amargura interior? Pienso que es probable que esos escritos lograran sacarle de dentro sus demonios ¿Por qué no?
Excelente articulo David, un fuerte abrazo.
Gracias, Idalia. Has puesto el dedo en la llaga. En el artículo creo que he utilizado más de una vez la palabra malvivir. Poe no se hizo rico con la literatura, le dio lo justo, justísimo para sobrevivir. Un dato que no he incluido, pero que muestra el grado de miseria con la que vivió. Es que cuando su esposa estaba enferma y encamada la única manta con la que se cubría era la guerrera militar que hemos visto en muchos de los retratos de Poe. Fue un genio y marcó una época en la literatura, pero desde luego ello no lo pudo disfrutar. Otros si lo hicieron, pero el destino es justo y sabe a quién compensar con la eternidad. Un abrazo!
EliminarHaces un exhaustivo repaso dle génro de novekla negra e investigación. Yo sigo leyendo del género, pero nunca sé si por la trama y sus deducciones, o por la narrativa de algunos autores, excelente en más de un caso, como con Toni Hill, y Víctor del Árbol.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Gracias, Maripau. Una trama que incluya un misterio por resolver siempre va a atraparnos en su lectura. Todos llevamos un Sherlock dentro y contamos con el mayor tesoro del que nos ha dotado la evolución: la curiosidad. Un abrazo!
EliminarHola, David, he disfrutado un montón leyendo este artículo sobre Poe y tres de sus historias. Me ha gustado esa relación que haces entre las tres, aun siendo tan diferentes. Del autor creo que lo he leído todo y el libro de sus relatos, con una biografía exhaustiva del autor, lo tengo a mano, para releer de vez en cuando. Pero nunca habría llegado a ese análisis comparativo de estas obras, el razonamiento del método deductivo.
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias, Pilar. Una biografía más extensa la escribí hace un año en una de las ediciones de El Tintero de Oro. Son solo tres relatos pero marcaron las líneas del género. La deducción, el compañero del detective, el misterio de la habitación cerrada, el detective de sillón, los finales abiertos, incluso ese género de Non Fiction que usó Truman Capote en A sangre fría. Todo un compendió que en el futuro llegarían a utilizarse en miles de historias. Un abrazo!
EliminarMe encanta la forma que tienes de ilustrarnos sobre la vida personal y profesioal de personajes famosos como, en este caso, el gran Allan Poe. No sé por qué será, pero los genios suelen haber tenido una mala vida desde su más tierna infancia. Quizá la dureza de lo que les tocó vivir fue el detonante para la creación de obras sensacionales. Precisamente, la primera novela que lei de Poe, hace muchísimos años, fue Los crímenes de la calle Morgue y me impresionó de tal forma que me llevó a leer más obras suyas, todas igualmente impactantes. Incluso me atrevería a decir que mi afición por la novela negra y policial me viene de aquellas lecturas, que fueron el germen de la novela policíaca actual.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias, Josep. He comentado antes que solo los genios excéntricos que viven en la desgracia pueden crear algo nuevo. Un escritor de vida normal, con éxito y situación económica saneada, poco puede aportar o innovar dado que el ser humano es acomodado y conservador en la bonanza. Solo en la carestía eleva su ingenio buscando salir de ella. Poe no lo logró en vida, pero si en la eternidad e historia humana. Un abrazo!
EliminarLos tres relatos me impactaron y me gustaron mucho... Cómo es posible que una mente tan poética, que bucea como nadie en lo misterioso y lo irracional es capaz de crear historias tan matemáticamente realistas y perfectas?
ResponderEliminarComo perfecta es tu manera de encandilarme con la historia de este género...
Felicitaciones una vez más.... qué gran entrada!
Y gracias también por el detalle de los micos traviesos, ja,ja😀
Abrazo!
Gracias, Maite. Fíjate que el propio Poe desmereció estos relatos. Para él el medio elevado y predilecto era la poesía, pero tuvo que escribir otras cosas para poder malvivir. Qué duda cabe que un poeta conoce como nadie el alma humana, ese fue el valor extra que supo darle Poe a géneros populares como el terror. Pero era una mezcla de matemáticas y tinieblas, como lo fue la sociedad victoriana. Eso creo que lo hemos perdido hoy, donde el progreso tecnológico y la razón parecen haberse impuesto, aunque ello tampoco nos haga más felices por cierto. Un abrazo!
EliminarEs posible que él supiera que estaba creando algo nuevo, un genero nuevo, o escribió esta novela a su gusto y vio que lo escrito daba para un genero nuevo?
ResponderEliminarPorque lo de las reglas esta muy claro expuesto así punto por punto, pero a priori son dificiles de concretar (metodo inductivo). en cambio , cuando leemos algo que se salta la reglas, como ocultar pistas, o hacer aparecer personajes nuevos y determinantes en el ultimo momento, enseguida detectamos que algo pas; que nos estan haciendo trampas. Tambien desconocía y me congratula que fuera un severo critico literario, incluso con sí mismo.
El otro dia vi en la tele un capitulo de miss Marple, en que aparecía ella leyendo un libro de Hammet.
abrazoo David
Gracias, Gabiliante. La novedad no es tanto incluir un detective que investigue un crimen, sino usar el relato como un ejercicio de lógica deductiva. Esa es la gran diferencia de estos relatos con el antecedente más claro La cámara secreta. Por supuesto, ese planteamiento se puede desarrollar mejor o peor. Incluso Conan Doyle criticó a Dupin como veremos más adelante.
EliminarQué bueno ese capítulo que mencionas, sin duda un guiño a la manera americana de escribir novela de detectives. Yo ahora sigo la serie de Poirot justamente. Un abrazo
Qué buen artículo. Me ha encantado la semblanza del perfil de Poe. Es fascinante apreciar la estrecha ligazón del género con la implantación del pensamiento científico y la modernidad. Es algo más que un entretenimiento de salón, es una escuela de pensamiento, un manifiesto ético, una puesta al día del espíritu caballeresco en pro de la justicia y la verdad, de defensa del débil contra lo que le aflige, la dignidad de las cultura popular.
ResponderEliminarTriste que la gloria de los genios llegue con frecuencia póstumamente, aunque al menos le llegó. Por lo demás, lo que no es tradición es plagio o marketing.
Gracias y saludo.
Gracias, Fernando. Poe, como la época victoriana, era una mezcla de matemáticas y tinieblas que en mi opinión es la situación ideal. Y precisamente la novedad de Poe fue introducir la lógica deductiva para estructurar su relato. Todo lo demás ya había sido escrito alguna vez, pero esta forma de invitar al lector a deducir la resolución del misterio a través de las pistas es lo que marcó la diferencia esencial.
EliminarLa gloria es la recompensa de los genios que se adelantaron demasiado a su tiempo. No da para tener una vida acomodada, pero al menos hace que su figura siga presente doscientos años después de su nacimiento. Un abrazo!
Tres relatos y un nuevo género. Tremendo. Un análisis fantástico, David, sobre un autor irrepetible cuyos pasos han seguido después infinidad de escritores. Lo cuentas todo tan bien, tan documentado y tan ameno que dejas con ganas de más. Una entrada estupenda.
ResponderEliminarGracias, Marta. Bueno, esta sección ahora se toma un descanso, espero que estos meses de puerta cerrada me permitan escribir nuevas entregas. Al menos, en la próxima temporada me gustaría cerrarla con Conan Doyle. Un abrazo!
EliminarHola David he disfrutado mucho con tu articulo, la verdad es que es muy completo y me gustaría aportar que hace poco acercándonos a la Obra de Pedro Antonio de Alarcón descubrimos una obra suya el clavo que escribió a mediados finales del siglo XIX titulada El Clavo y que la consideran la primera obra policiaca (aunque el protagonista es un juez) otros dicen que es protonovela. Lo curioso es que dicen que Alarcon leyó y fue influido por Poe para escribir esta novela. La época de la que hablas me parece muy interesante y poco conocida para muchos. Deseando leer mas. Un abrazo y buen finde.
ResponderEliminarGracias, Ainhoa. Te agradezco muchísimo ese aporte que sin duda aparecerá en esta historia de la novela negra. A veces, se suele obviar todo el período que transcurre desde Poe a Conan Doyle y entre medias existen muchas obras como las que comentas y que sin duda tendré muy en cuenta para la próxima temporada. De Alarcón recuerdo las carcajadas que me sacó con El sombrero de tres picos. Un abrazo!!
EliminarHola David, gran artículo, hasta yo, que no me considero amante del género negro, he leído a Poe y es que es difícil no hacerlo y sí, era un genio, normal que, en cierto modo, se lo tuviera creído.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Gracias, Merche. De Poe, casi diría que fue los cimientos de buena parte de la Literatura que se escribiría tras él. Terror, aventuras, relato de detectives y hasta ciencia ficción fueron los géneros sobre los que escribió, además de revolucionar la manera de escribir un relato. Así que tenía motivos para creérselo. Lo contrario sería falsa modestia. Un abrazo!
EliminarHola, David:
ResponderEliminarEs una delicia leerte. Al hacerlo siento que abordo “mi primera vez”. Y el que conviertas una disertación sobre Poe en una sensación novedosa es algo muy destacable.
Creo que uno de los grandes aciertos de Poe a la hora de alcanzar esa repercusión lectora que mencionas está en su uso de un lenguaje habitualmente conciso (aspecto que habitualmente se descuida en sus traducciones, donde aflora la impronta literaria de sus traductores ilustres). De ahí que en respuesta a la pregunta que reproduces que se plantea Camarasa, pienso que sus lectores en vida no lo consideraron un escritor excepcional. De hecho, alcanza renombre literario en Europa mucho antes de ser valorado en USA.
Gracias por este placer lector, David.
Gracias, Nino. Qué duda cabe que en aquel momento supuso una ruptura en la manera de construir un relato y veo hasta lógico que su reconocimiento llegara antes en Europa, de hecho, leyendo su obra, poco o nada de los Estados Unidos podemos encontrar. Es más, seguramente el primer dato que sorprenda a quien se acerque por primera vez a su biografía es comprobar que era norteamericano y que solo estuvo cinco años en Inglaterra. Su tradición y su estética estuvo muy influida por Europa.
EliminarEn lo que comentas sobre su concisión, ahí estoy en clara desventaja. Su obra la he leído a través de la traducción de Cortázar, no en el original. Un abrazo!
Hola, David. Estupendo artículo en el que avanzas por la vida personal y profesional de Poe y la influencia que se tuvieron recíprocamente, así como el análisis de su obra. Es maravillosa la amplia y detallada documentación que aportas y que nos enriquece con su contenido. Sin duda, fue un genio que marcó la línea de un género literario, que influyó en muchos autores posteriores. Le debemos dar las gracias por ello, creo que todos los que amamos la lectura y nos apasiona la escritura, hemos recurrido, de forma consciente o inconsciente, en algunas ocasiones, a dar pequeñas y humildes pinceladas, siguiendo la línea de este autor.
ResponderEliminarUn placer de lectura.
Gracias, Mayte. Poe dignificó el género popular. La intelectualidad norteamericana lo acusaba de escribir historias para obreros por dedicarse a géneros como el terror. Una demostración de que al final todos somos humanos y la envidia o el rencor no es algo ajeno a los sesudos e intelectuales escritores.
EliminarComparto lo que comentas. Para mí, Poe fue el pionero de la narrativa moderna, no solo en el género detectivesco cuya fórmula creó, sino en la manera de narrar un relato. Escribir desde el final, usar el suspense, la manera de presentar los personajes... Son muchas las técnicas modernas de narrativa que partieron de este genio. Un abrazo!
Hola David, cuando era adolescente, descubrí a Poe. ¡Qué buenas lecturas! Lo disfruté como no te imaginas, me aterroricé también con sus relatos. Gracias al Tintero y ahora a Balas y Estrellas, he podido conocer un poco más sobre su vida personal, sus dificultados y sus «porqués». Sin duda era un genio. Me encantó tu artículo y saber que fue Poe el iniciador del género detectivesco. Impresionante lo que pudo hacer. Muchas gracias por compartir tantos datos interesantes. Abrazo…
ResponderEliminarGracias, Ana. Sí, parece que cada mes de junio toca una ración de Poe, ja, ja, ja... Ahora me doy cuenta de que en junio del año pasado hicimos el homenaje a Poe en El Tintero de Oro, en aquella ocasión enfocado a sus cuentos macabros, de terror gótico. Me alegra que te haya gustado el artículo, con Poe todo es más sencillo. Un abrazo!
EliminarHola, David, mira que de Poe solo conocía los grandes éxitos hasta que hace un año nos propusiste el reto en El Tintero. Desde luego, que los genios tienen esas ideas que hacen partir al resto. Puede qu beban de anteriores, eso es inevitable, pero de ahí reinventan el campo y abren nuevas vías. Parece increíble que antes de Poe no existiera la novela negra tal y como la conocemos, aunque también parece imposible que no sea algo tan antiguo como el propio hombre, jajaja.
ResponderEliminarFantástica entrada, David, nos acercas un poco más al género sin desmerecer al resto, porque que Poe sea tan importante en la evolución del género detectivesco da una dimensión más grande a todo lo que hizo.
Muchas gracias por compartir y un abrazo!
Gracias, Pepe. Pues fíjate que también hizo sus pinitos en la SciFy mostrando un viaje espacial, en globo, con todo lujo de detalles científicos, con el relato La incomparable aventura de un tal Hans Pfaall. Siempre nos quedará la duda de lo que cuántas obras nos privó su prematura muerte. Pero con lo que nos legó casi nos dio para todo un siglo de nueva literatura. Un abrazo!
EliminarToda literatura es reflejo de su tiempo. Poe era reflejo de su tiempo. Su búsqueda está impregnada de los conceptos intelectuales que desde Descartes hasta Hegel inundaban el conocimiento. No es casualidad que la obra de Poe sea contemporánea de la dialéctica hegeliana que ha forjado el pensamiento moderno con su tesis, antítesis y síntesis o en esa cruel batalla en su tiempo entre lo lúdico y lo dionisíaco que supo expresar de forma magistral nuestro entrañable Nietzsche.
ResponderEliminarMuy sugerente tu texto, David. Un cordial abrazo.
Gracias, Doctor. Es que precisamente, es en literatura donde mejor se puede comprender un contexto histórico. Un relato es un testimonio de primera mano del contexto social de su autor y una manera de acercarse a ese momento sin intermediarios. En el caso de Marie Rôget, al hablarnos de la muerte por ahogamiento, por ejemplo. Ya da muestras del conocimiento forense de la época. Por no hablar, como mencionas, de la corriente de pensamiento. Un abrazo!!
Eliminar¡Hola, David! Magnífico artículo. Poe es uno de mis autores favoritos, así que he disfrutado mucho con esta lectura. Curiosísimo todo el concepto de la «deducción» como elemento clave para iniciar un género.
ResponderEliminarAdemás, me están gustando todos los artículos del blog porque voy pensando y analizando, una vez más, de qué forma aparecen todos estos ingredientes literarios en mi novela «Casos descartados» y, en este punto, sí que he "deducido" algo yo: Sigmund tiene que leer este blog pero ya ja, ja, ja.
Un abrazo :)
Gracias, M.A. Es que esa novela en concreto la enmarcaste en esta época victoriana y rezuma un estilo muy de esta época que estamos tratando de momento. Me alegra que la hayas disfrutado. A partir de septiembre seguiremos avanzando con las primeras novelas, no relatos, de detectives. Todavía nos queda victoriano para rato. Un abrazo!
EliminarHola David. Genial e ilustrativa entrada, de nuevo el gran Poe visita el Tintero. Aunque he leído bastante de Poe, no he tenido ocasión de leer los Crímenes de la calle Morgue y por tanto no tengo el placer de conocer a Auguste Daupin. Sin duda el aporte de Poe al género es excepcional Muchas gracias por el trabajo y la disertación. un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Jorge. Casualidades de la vida, en junio pasado lo homenajeamos en el Tintero con sus cuentos de terror y un año después vuelvo a él, en esta ocasión con sus relatos de detectives. Es una lectura muy interesante, quizá demasiado racional y fría para lo que se estila hoy día, pero conserva toda la fascinación que le da el tiempo. Un abrazo!!
EliminarHola David. Que buena sinopsis de esa faceta detectivesca de Poe. Te cuento que este caballero fue gran responsable de mi afición por la lectura ya que, siendo un niño, sus obras fueron las primeras lecturas "de adultos" que cayeron en mi manos (por supuesto, bien escondidas de mis padres). Excelente entrada, amigo. ¡Saludos!
ResponderEliminarGracias, Octavio. ¡Ay de esas lecturas de adultos tan "peligrosas"! En mi niñez los cómics también tenían esa etiqueta, pero mis padres fueron más indulgentes, je, je, je... La verdad es que no me gustaba nada todo lo que se suponía que estaba indicado para niños. Me parecían una chorrada. Me alegra que hayas disfrutado del artículo. Un abrazo!!
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