Una anciana tras bañar a su gato —no sé cómo lo consiguió— no tuvo otra idea que meterlo en el microondas para secarlo. A los pocos segundos, la mujer observó horrorizada cómo explotaba el pobre minino dentro del habitáculo. Rota de dolor, acudió a unos abogados y estos presentaron una demanda millonaria al fabricante del aparato porque en su manual de instrucciones no se advertía que el microondas no podía usarse para secar a las mascotas.
Es muy posible que muchos hayáis escuchado esta y otras historias parecidas sobre las muchas demandas, digamos peculiares, que se presentan en los Estados Unidos.
Casi diría que se han convertido en un subgénero dentro de las leyendas urbanas, pero en este caso, sí conocemos su origen.
LOS PREMIOS STELLA, los casos judiciales más disparatados
Sí os habéis fijado, en la imagen principal aparece un logo donde se ve un vaso de café derramándose sobre un monto de monedas. No es casualidad ni ocurrencia de un diseñador, sino una representación del caso que inspiró al periodista Randy Cassingham a fundar este premio, como denuncia a los abusos que muchos abogados hacían del sistema judicial y de clientes tan incautos como aprovechados.
El caso seguro que os sonará a más de uno. Fue el de Stella Liebeck, una dulce abuelita que se pidió un café en el McDonald’s y luego se subió al coche que conducía su nieto. En un bache, el vaso se derramó sobre sus piernas ocasionándole unas quemaduras. El hecho originó una demanda ante los tribunales y, la buena señora, consiguió una indemnización de casi tres millones de dólares. Aunque parezca un tanto exagerado, este caso tenía cierto sentido, como el propio Randy explica en la página oficial de los premios Stella Adwards.
Más descabellados fueron los que el periodista recopiló entre el año 2002 y 2007, otorgando un premio honorífico anual a la demanda más frívola y absurda. Su iniciativa se hizo tan popular que generó algo así como un subgénero de leyendas urbanas centradas en casos judiciales. La mayoría eran falsas, pero citaban a estos premios para darles un aire de verosimilitud.
No hubiera hecho falta inventarse nada. Los casos reales que presenta Randy ya eran lo suficientemente estrambóticos.
Pero esto me dio la idea de proponeros un pequeño juego. A continuación, os voy a contar cinco casos judiciales. De entre ellos, aunque parezca mentira, solo uno es falso y clasificable como leyenda urbana.
¿Sabríais detectar cuál es?
De estos cinco casos judiciales, aunque parezca mentira, solo uno es falso… ¿te atreves a descubrir cuál?
1. Los pantalones del juez
Cuando el matrimonio de los Chung vio entrar en su tintorería al juez Roy L. Pearson Jr. jamás habría imaginado la que se les venía encima.
Su señoría les dejó un traje y unos pantalones. Al día siguiente, cuando regresó a recogerlos solo le entregaron el traje. El tipo montó en cólera y tras informarles del clásico “ustedes no saben quién soy yo” les exigió el retorno de los pantalones.
Tras mucho rebuscar, los encontraron. Pero hubo un problema: el juez alegó que esos no eran suyos, pese a que la etiqueta coincidía con el resguardo que les mostraba. Enrojecido de ira, el ínclito juez salió por la puerta advirtiéndoles con otro clásico: “Tendrán noticias mías muy pronto”.
Y vaya si las tuvieron.
Días después, les notificaron una citación a un juicio en el que les demandaban nada menos que ¡sesenta y cinco millones de dólares!
Durante el juicio, el juez se mostró compungido por la pérdida de unos pantalones que para él significaban tanto. Como ejemplo de su desgarradora sensibilidad, llegó a solicitar un receso durante el juicio para secarse las lágrimas y recomponer su ánimo. Además, se erigió en representante de todos aquellos clientes que hubieran sido engañados por tan pérfida tintorería que, en su puerta, anunciaba sus servicios con un cartel de “satisfacción garantizada”.
Los Chung debían ser muy buenas personas. Solo así se explica que intentaran alcanzar un acuerdo con ese tipejo, llegando a ofrecerle nada menos que 12000 dólares para solventar el tema. Lamentablemente, eso fue como apagar un fuego con gasolina. El juez Pearson exigió el pago de la cantidad reclamada justificando su cuantía de este modo:
- 15000 dólares por el coste de tener que alquilar cada fin de semana un coche para llevar su ropa a una tintorería más lejana.
- 1500 dólares por cada una de las doce infracciones que había sufrido por el servicio y todo ello multiplicado por 26000, el número de otros posibles afectados, según sus cálculos.
- Esa cantidad debía multiplicarla, además, por 1200 días en los que calculó la vida útil de los pantalones, y luego por tres, dado que la tintorería la regentaba el matrimonio y su hijo. Por si fuera poco, añadió las mil horas que había dedicado al caso.
No obstante, no todo era negrura en el corazón de este juez que se comprometió a dedicar 51 millones de dólares de la indemnización como fondo de ayuda a todos los damnificados por circunstancias parecidas.
2. El vampiro entre rejas
La inclusión de las minorías está de moda, incluso en la cárcel. El problema viene cuando eres de una minoría demasiado minoritaria y tus costumbres, digamos, son demasiado peculiares.
Eso es lo que le pasó a Robert Paul Rice que —además de traficante de drogas, armas y ladrón— era un vampiro druídico.
Los funcionarios de prisiones del centro penitenciario de Utah eran muy sensibles a su diversidad y trataron de satisfacerla suprimiendo los ajos en su dieta, quitando el crucifijo de su celda y permitiéndole quedarse a la sombra durante el tiempo dedicado al paseo diario por el patio. Respecto al ataúd, el señor Rice no presentó demasiadas objeciones, dado que la cama parece ser más cómoda para dormir.
Sin embargo, hubo dos de sus costumbres que no pudieron ser atendidas. La primera era la de beber sangre; la segunda, mucho más necesaria y urgente, era la de mantener relaciones sexuales periódicas y regulares con bellas vampiresas.
Desde luego, esas dos restricciones le produjeron un enorme trastorno y suponían una discriminación intolerable a su condición, así que demandó al Departamento de Prisiones de Utah para que un juez le reconociera sus derechos y, de paso, le recompensara por todo el tiempo que esos pérfidos carceleros le habían impedido su desarrollo personal como vampiro druídico.
3. Nunca te olvides de dejar comida a los ladrones
Un tipo llamado Terrence Dickson aprovechó que los propietarios de una vivienda estaban de vacaciones para robar en su casa de Bristol, Pensilvania.
Al parecer, entró por una de esas ventanas tan accesibles en las típicas casas con jardín de las películas. Durante un rato se paseó por las estancias como quien se pasea por los pasillos del Carrefour. Eso le llevó a abrir la puerta que conectaba la casa con el garaje y curiosear qué guardaban allí.
No pareció encontrar nada que mereciera su atención, así que decidió regresar a la casa. Ahí se torció la cosa. Al intentar abrir la puerta se dio cuenta de que esta solo se abría por el lado de la vivienda. Bueno, no hay problema —debió pensar— salgo por la puerta del garaje y vuelvo a entrar por la ventana.
El problema es que la puerta del garaje tenía el mecanismo estropeado y, además, el garaje no contaba con ninguna ventana por la que salir. Así que el tipo tuvo que permanecer encerrado durante ocho días.
¡Ocho días!
Sin embargo, Dios aprieta pero no ahoga y en el garaje, para su fortuna, los dueños guardaban una caja de botellas de Pepsi y un saco de comida para perros que le permitieron sobrevivir hasta que la familia regresó de sus vacaciones y lo liberó.
Cualquier persona normal, hubiera salido corriendo. Pero el señor Dickson parece que no lo era o bien consideró que la angustia sufrida y el enorme trastorno emocional, mental y alimenticio merecía una compensación.
Así que, con un par, demandó una indemnización a la familia y a la aseguradora de la casa por todo el calvario sufrido.
Persiguiendo culpables
Tras un intento de atropello, un chaval llamado Ron Brown emprendió una frenética huida cuando la policía de Clemson (Carolina del Sur) fue tras él. La persecución policial debió de ser digna de una película y, su final, también.
En su intento de escapar de la justicia, Brown llegó a una zona donde se estaba construyendo un puente. Este detalle es importante, puesto que un puente en construcción no suele conectar los dos extremos. Así que la carrera tuvo el fin que podéis imaginar. El coche del joven se precipitó por el extremo inacabado y su conductor falleció.
Sin embargo, los padres del chaval quisieron rodar una secuela y demandaron a todo quisqui por la trágica muerte de su vástago. Todo hay que decirlo, realizaron una escrupulosa y lógica depuración de responsabilidades.
Ni cortos ni perezosos, demandaron:
- Al portero de un bloque de pisos, que fue testigo del intento de atropello y avisó a la policía. De no haber llamado, su pobre hijo no habría tenido que escapar.
- A la malvada policía, que no tenía otra cosa que hacer que perseguir al autor de un intento de homicidio.
- A la empresa constructora del puente Thrift Brothers Construction Co., que, al parecer, debería haber puesto más señales y obstáculos que advirtieran a los conductores de que el puente estaba en construcción.
- Al Departamento de Transporte de Carolina del Sur, por no haber inspeccionado y supervisado de manera adecuada a la empresa constructora para que el puente hubiera estado terminado en el momento en el que su hijo lo cruzaba.
Cuidado con lo que opinas
Reseñar la calidad de un servicio o producto es algo muy común en esta época digital, y mucha gente se orienta así para elegir en qué se gasta el dinero. Yo me siento incapaz de discernir cuál es honesta y cuál es pagada o interesada, pero ya sabéis que soy escéptico por naturaleza.
Eso sí, quizá, todos aquellos que consideran que sus reseñas son una luz que guía a la humanidad deberían tener en cuenta que, a veces, el reseñado no se va a limitar a presentar una disculpa.
En el East Village de Manhattan, hubo un peculiar restaurante llamado Lucky Cheng's donde los camareros hombres se vestían de mujer. Y no solo eso. Contaban chistes guarrillos, montaban espectáculos improvisados y bailaban lambada para calentar al personal mientras se tomaba el postre. En mi caso, solo por los chistes guarrillos hubiera bastado para tenerme entre sus comensales habituales.
Por cierto, ¿os habéis dado cuenta de que hoy día nadie cuenta chistes? Ni verdes ni negros ni azules. Creo que es uno de los indicadores que anuncian el Apocalipsis.
Bueno, el caso es que en el restaurante también servían comida. Y parece que ese era su punto débil o, al menos, así lo consideró la guía de restaurantes Zagat cuando valoró su comida con un discreto 9 sobre 30.
Esa valoración no sentó nada bien a los dueños que, abogados mediante, demandaron a la guía de restaurantes ante la Corte Suprema de Manhattan. Se presentaron como víctimas de un ataque difamatorio lleno de mentiras y solicitaron una indemnización de 10 millones de dólares, más otros 250.000 dólares por la pérdida de reputación, más 30.000 dólares por semana en ingresos perdidos desde la publicación de la reseña.
¿Os imagináis a nuestros gobernantes solicitando una indemnización a quien ose criticar sus políticas?
Bueno, no creo que tarden en hacerlo por el camino que vamos.
¿Hay casos así en España?
Quiero compartiros tres consultas reales que me llegaron al despacho hace un tiempo. Tranquilos, en mi caso, trato de ser bastante honesto.
La primera es la de un chico que iba en moto e impactó contra una valla que cortaba el tráfico de una calle. Su razonamiento argumental para demandar al Ayuntamiento era que, por la mañana, la valla no estaba ahí. Me costó convencerlo de la diferencia entre lo que fue y lo que es.
Si esa reclamación era peculiar, nunca olvidaré el drama que me contó una chica. Estaba estaba comiendo con su novio en un restaurante y tuvieron la mala suerte de que un trozo de la plancha que cubría el falso techo se desprendió y cayó encima de la mesa. Afortunadamente, ninguno de los dos recibió el menor golpe, pero, al parecer, esa experiencia vital la había dejado profundamente trastornada.
Según la muchacha, que le hubiera pasado eso mientras comía tranquilamente con su chico la sumió en una profunda angustia vital. Se dio cuenta de que en la vida puede pasarte cualquier cosa en cualquier momento. Además, parece ser que de niña tocaba el violín y ahora se estaba replanteando volver a tocarlo. Pero, claro, haber sufrido semejante tragedia hacía del todo punto imposible retomar esa práctica en lo que le quedaba de vida.
El tercer caso es el de otra chica que me llamó, indignada, tras comprarse un portátil. Al parecer, en la etiqueta se decía que pesaba 1.350 kg y ella, al llegar a casa, lo pesó en la báscula de su baño. Resultó que pesaba 1.360 kg y había quería demandar a la marca por publicidad engañosa.
Bueno, ¿qué os ha parecido? ¿Os animáis a descubrir cuál de los cinco casos que he mencionado es falso?
Con esta pregunta me despido hasta la semana que viene, deseando que hasta entonces seáis muy felices y moderadamente malvados.
¡Hola, David! Vaya, vaya con las demandas, son casi increíbles pero he sabido de unas cuantas en U.S.A. que son reales aunque no lo parezca.
ResponderEliminarAqui los abogados pasarían hambre si se alimentaran de las demandas, ja, ja, porque la justicia está muy ocupada mirando para otro lado siempre.
Bueno, si cuatro son reales, todas bien descabelladas por cierto, me decanto por la segunda como la falsa, eso de un vampiro druídico y además la complacencia de los guardianes me hace imposible creerla y ni qué decir del motivo de la demanda, ja, ja.
Y por los tres casos que cuentas de tu experiencia como abogado, supongo que el mundo está más loco de lo que parece.
Un gusto venir a leer esta refrescante y risoria entrega David. Que pases una excelente semana, te dejo un fuerte abrazo.
A bote pronto, diría que la falsa es la, si cabe, más descabellada: la del vampiro encarcelato, pero quién sabe. Vivimos en un mundo tan loco, poblado por chiflados, incluídos los jueces, que bien podría tratarse de cualquiera de los cuatro restantes. Ya nos dirás.
ResponderEliminarSi en nuestro país, casa vez abudan más los chiflados, los EEUU se llevan la palma, enpezando por su presidente actual, je, je.
Esta ha sido una de las entradas tuyas más "especiales", cuyas historias no solo asombran sino que además hacen reir, y con ganas.
Un abrazo.
Imagino que la falsa es la del vampiro, pero tampoco apostaría mucho por ello. No sabía que en España se daban también casos de demandas tan estrambóticas. Pero como se suele decir, hay gente para todo. Algunos piensan que el mundo les debe algo y pretenden cobrárselo como sea, incluso siendo ellos mismos los culpables de un delito. Ahora que también hay cada juez... y no me refiero al e los pantalones, que también.
ResponderEliminarUn beso.
Creo que el caso del vampiro es el más disparatado, pero quizás por eso a lo mejor es cierto, así que me decanto por el tipo que entró a robar y se quedó encerrado, vaya tela ponerse a denunciar el hecho!
ResponderEliminarMuy buena entrada.
Abrazos!
Hola, David. Me ha encantado esta entrada. Me has tenido pegada a la pantalla con los ojos como platos. Tremendo y tristemente real... En fin. Yo voy a decir que la falsa es la denuncia del juez porque son tan demenciales los cálculos que son difíciles de creer, pero igual es cierta. Ya nos desvelarás el misterio ;)
ResponderEliminar¡Hola, David!
ResponderEliminarMuy bueno el artículo sobre los Stella Awards y el juego que nos propones al final. ¡Menudos casos has recopilado! La verdad es que cuesta decidirse, porque la realidad que describes supera a menudo cualquier ficción, por disparatada que parezca.
Veo que los compis se inclinan por el caso del "vampiro druídico" como el falso. No me extraña, porque suena a delirio total. Sin embargo, yo voy a llevar la contraria (por darle emoción al asunto, jeje).
A mí, el que me resuena más a leyenda urbana de manual es el de "Nunca te olvides de dejar comida a los ladrones". La historia de Terrence Dickson, el ladrón atrapado en el garaje que sobrevive con Pepsi y comida de perro y luego demanda, es un clásico que lleva años circulando por internet, precisamente como ejemplo de demanda absurda en EEUU. Pero vamos, que todas son a cada cual más absurdas jaja
Así que, aunque el vampiro es tentador por lo estrambótico, mi voto va para el ladrón y su angustia alimentada con Pepsi, por llevar la contraria. ¡Ya nos dirás la respuesta correcta jaja!
Por cierto, los ejemplos que pones de tu despacho en España no tienen desperdicio. Demuestran que la capacidad humana para la reclamación peculiar no conoce fronteras... ¡Lo del portátil y la báscula de baño es para enmarcar jajaja!
Un abrazo y gracias por esta entrada tan entretenida y que da que pensar (¡y reír!).
quizas demando.... no por el encierro, sino porque era usuario de Coca-Cola.....
EliminarLo interesante es que exista el premio en si....
ResponderEliminarEn USA parece hay un premio para cada cosa .... desde los Frambuesa de Oro a las peores peliculas, haste el Ignatius Nobel....
USA parece ser el paraiso de los abogados que buscan cualquier cosilla para hacer demandas.
yo diria que el caso del "intento de atropello" es el que no es real... pero..... la verdad todos los casos son sospechosos....
la verdad adivino, pero quedo totalmente seguro de que los otros 4 son tambien muy insolitos.
¿cuantas ediciones lleva el Stella? y porque el nombre ¿Stella?
De seguro debe tener un web site, en donde uno puede leer y no salir del asombro .... el mundo es de locos
pero lleve usted un caso real, en donde las cosas sean normales.... y vera que los abogados a lo mejor fallan en su contra.
¡Hola, David!
ResponderEliminarLo del apagón y los 5 segundos en los que algún "espíritu maligno" se llevó la energía eléctrica se merecería un gran Stella Awards o Premio a la inocentada del año :))). Ahora que me funciona algo mejor Internet aprovecho para mandarte un saludo y mojarme por el caso del vampiro como el falso aunque siempre he dicho que la realidad supera a cualquier ficción que pueda crearse.
Abrazos y buena semana.
No discierno cuál podría ser el falso, pero sí se cual quisiera que fuera falso: el del juez. Me parece de una malicia supina. Un suceso muy desagradable que despierta mi total solidaridad con la familia Chung por el chungo que les ha caído. ¡Hay que ver cómo se abre camino la picaresca hasta echando manos de las leyes! "Pleitos tengas", maldecían antaño con esa frase, y tenía que ser demoledor. Abrazo.
ResponderEliminarMadre mía... qué entrada más divertida...!
ResponderEliminarMe lo he pasado bomba leyendo tanta barbaridad... Y tu lo has hecho deliciosamente gracioso...
Jajajja, lo que me he reído con lo de los chistes… Es cierto, se acerca el Apocalipsis, ya suenan las trompetas…
Mi opinión es que el caso falso es el del juez. Me parece inverosímil que un juez arruine así su carrera, a no ser que se haya vuelto loco de atar que todo puede ser...
Los demás casos se las traen, son la monda, sobre todo el del vampiro, que hasta parece una broma -crítica social o la necesidad de hacerse notar de un loco.
El del ladrón, cuesta muchísimo creer, pero sigo pensando que existen personas así de ilusas, frescas y locas para intentar la demanda (lo de la abuela y el gato me lo confirma, parece algo absolutamente demencial, pero la estupidez humana no conoce límites.)
Lo del chaval sí me lo creo: es una prueba más de que el amor filial (y ambición) traspasa los límites del sentido común.
Lo del restaurante parece un buen chiste, pero quien sabe... jaja, la demanda es tan loca como el mismo restaurante.
Y me dejas alucinada con tus casos.. Hasta donde llega la avaricia sumada a la estupidez... En fin, de risa.
Gracias por este buen momento, es toda una enseñanza de psicología ¿humana? jajaja.
Un abrazo muy grande :-)
Hola, David.
ResponderEliminarSi que he escuchado, sobre todo demandas a los seguros, no sé si eso es un arte o un pillaje extremo, supongo porque mi contexto, realidad o como visiono la vida es otra muy distinta, pero nunca se me ocurriría pensar, ¿qué puedo sacar de esto? Pero es como cuando hay crisis, salen negocios de estos que duran 5 minutos y desaparecen, o estafas, hay gente que realmente vive por y para la delincuencia.
Lo de los premios, eso sí que no tenía ni idea, ja, ja, ja.
Sobre descubrir cuál es el falso, diría, ¿todos? Vaya panorama social, cuanta ‘tragedia’, ‘dolor’ e ‘incredulidad’ es la que reciben estas pobres y sensatas víctimas, ja, ja, ja.
Ni intentándolo lo descubro, pero lo que he disfrutado eso sí que te lo agradezco.
Un fuerte abrazo.
Hola, David
ResponderEliminarEncantada de saludarte de nuevo.
Por inercia y algo sobrado de fantasía diría que el texto falso es el del vampiro pero no sé por qué me quito la razón a mí misma y me decanto por el ladrón encerrado que sobrevivió a base de pepsi y comida de perros. Me parece muy osado alimentarse a base de proteína canina, quizás por eso salió de la experiencia el ladrón con ganas de morder a todo quisqui.
Genial post, David
Genial
Soy Matilde, no sé qué he hecho a la hora de identificarme
EliminarHola, David! Jajajaj, pues mira que a mí lo que me extraña e impresiona de igual modo es la inmensa cantidad que se pide de indemnización. Es de locos, por unos pantalones que seguro que eran ños suyos cobrar tanta pasta. Debería adjuntar la factura en cuestión. Y mira que el del ladrón que tuvo que alimentarse de comida de perro... Madre mía, si es que la imaginación de la gente no tiene límites, sobre todo si es para fingir y cobrar lo que sea. Mucho me temo que tendremos que ir con cuidado a partir de ahora, no sea que en nuestro día a día hagamos algo que tenga una penalización millonaria. Por cierto, me quedo con que el del vampiro es el falso. A ver, que si fuera hoy en día tendría un pase, eso de las identidades y de querer ser lo que sea, y tener el derecho de denunciar al que lo duda está de moda, pero siendo en otra época, y más en una cárcel no me lo creo, aunque tampoco me extrañaría, jejej.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Hola, David.
ResponderEliminarDado que los casos que planteas son norteamericanos, por muy extravagantes que puedan ser, me parecen posibles todos. Por elegir uno diré que el del garaje porque los americanos tienen insertado en los genes lo de la propiedad privada y por mucha angustia que le supusiera al ladrón quedarse ocho días encerrados entró donde no debía. Ese es mi razonamiento.
Te contaré al respecto una anécdota que circulaba por la facultad de Farmacia cuando yo estudiaba, aunque no tengo la certeza de que fuera real el suceso. Cuentan que un laboratorio farmacéutico recibió una denuncia de un paciente porque en el prospecto de unos supositorios no entraba en detalles de cómo utilizarlos pues solo daba la información (poco concreta para el susodicho paciente) de "administración por vía rectal" haciendo que el demandante "no se aplicara bien dichos supositorios". También cuentan que el laboratorio añadió en el prospecto, y como aclaración para pacientes poco espabilados, "aplíquese según arte". No sé qué hay de cierto y qué de leyenda farmacéutica, pero podría ocurrir.
Me ha resultado súper interesante lo que has contado. Gracias por amenizarme esta mañana de sábado.
Un fuerte abrazo.
jajaja pues sí , estos americanos tienen un premio para todo, tanto como los abogados demandas : ) Así q tb eres del gremio de los picapleitos jajaja debí suponerlo por la temática de tu blog. Yo soy civilista, especializada en derecho de familia , así q denuncias estrambóticas me han llegado muy pocas , sólo durante los primeros años de ejercicio cuando aún estaba en el turno de oficio, ahí me tocaron bastantes chiflados fruto del lo o filtro q hacen los colegios con las peticiones, de hecho dos , terminaron con mi paciencia y me di de baja... Uno quería querellarse contra Aznar por mentirnos con la existencia de armas cee destrucción masiva ...no te imaginas q insistencia y el.otro, contra todos los alcaldes de la zona a cuyos plenos acudía para reventarlos y al desalojarlo, necesitaba resarcirse por semejante atropello... llegó a montar su propio partido político jajaja en fin, tu clienta de los gramos de mas del portátil es de antología jajaja y respecto a tu divertido concurso de votar por la denuncia más inverosímil, yo me decanto por la del juez , el cabreo inicial pase, pero pedir esa barbaridad con semejante argumentación me parece del todo increíble, pero vete tú a saber ...en este mundo, ya sabes... la realidad siempre supera a la ficción; )
ResponderEliminarMuchísimas gracias por este entretenido ratito .... mucha paciencia y ánimo con lo q entre por la puerta de tu despacho y un abrazo muy fuerte y feliz finde DAVID!