El tiempo, tanto en su acepción temporal como climática, sin duda es el principal factor contaminante de una escena. Cuanto más tarde en conocerse el crimen, mayor será la dificultad de su investigación. De entre esta clase de elementos podemos encontrar los siguientes:
Elementos animados
Una escena del crimen también puede recibir la visita de seres no humanos. Lo primero que nos viene a la cabeza es la imagen de un cadáver, abandonado en un bosque, siendo deglutido por animales depredadores o carroñeros, pero recordad que en muchos pisos también viven mascotas adorables.
No es inusual que nuestras queridísimas mascotas echen una mano, o pata, al criminal. Perros o gatos suelen interactuar con el cadáver, al principio de manera tierna, intentando con sus patas o lametones que su dueño se despierte. Esto ya de por sí contamina y pone en peligro los restos biológicos que pudieran hallarse en el cadáver.
El factor humano
La soledad en la que queda el cuerpo de la víctima tras el crimen se puede convertir en un multitudinario lugar de encuentro una vez que se tiene noticia de este. En ese momento, la escena del crimen es un transitar de personas, y, lo peor, muchas sin conocimientos forenses o criminalísticos.
1. Familiares, testigos y curiosos de toda índole
¿Os imagináis estar paseando por la calle, de madrugada, y toparos con un cadáver sobre un charco de sangre? ¿Qué haríamos si, de repente, escucháis los gritos procedentes del domicilio de un vecino? O, en el caso más terrible, abrir la puerta de nuestra casa y encontrarnos a nuestro ser querido de esa forma en mitad del comedor.
El descubrimiento de un crimen no es plato de gusto y nuestra reacción ante el mismo sin duda será de todo menos racional. Quizá lo tocaremos para comprobar si vive, lo abracemos desconsolados si es un familiar o, tal vez, nos dé por curiosear y toquetear cosas en plan Sherlock Holmes. También habrá, por cierto, quien aproveche la ocasión para sustraer alguna cosilla que le haya llamado la atención.
Todo ello supondrá que, recordad a Locard, dejemos nuestra huella en la escena del crimen y, con ello, la contaminemos con nuestros propios restos biológicos o alterando la situación de algún objeto fuera de lugar.
2. El servicio de emergencias
Solo existe una actuación que tenga prioridad sobre la investigación policial: la atención médica de la propia víctima. En aquellos casos en los que el crimen no haya terminado con su vida, la atención de sus heridas es lo primero. En función de su gravedad, el equipo de emergencias sanitarias podrá actuar de manera invasiva, como puede ser la práctica de una traqueotomía o maniobras de reanimación cardiaca. Ello qué duda cabe podrá eliminar u ocultar rastros y restos del agresor, además de alterar las propias heridas sufridas.
3. La patrulla policial
Cuando se recibe el aviso de un crimen, los primeros agentes que acuden suelen ser agentes patrulleros no especializados. Su labor debe ceñirse en tomar conocimiento de primera mano y proteger la escena del crimen, poner en orden a los curiosos, localizar testigos, acordonar la zona y, por supuesto, atender a los familiares.
Pero esto es más fácil decirlo que hacerlo en una situación de tensión emocional máxima. En el cine suele haber un cliché eterno: el vómito del segundo agente que accede al lugar de los hechos. El primero, parece ser que tiene más aguante. Esto no se hace. Como tampoco toquetear cosas o ir a la cocina a prepararse un café.
4. Servicios funerarios
Cuando el juez ordena el levantamiento del cadáver, alguien debe cargar con el muerto para llevarlo al Instituto Anatómico Forense. No parece que ello pueda alterar demasiado la escena, pero, en ocasiones, puede que para el transporte se utilice una bolsa ya usada en otras ocasiones y que la misma contenga restos, pelos o fibras de otro cadáver.
Sí, estas cosas pasan.
5. La policía científica
Ni qué decir que, pese a su preparación específica, la policía científica también es humana y como tal puede cometer errores a la hora de la recogida de muestras. Errores fatales que puedan llegar a anular la validez de esta o incluso su destrucción por una conservación inadecuada.
6. La propia víctima
¿Cómo? ¿La propia víctima? Pues sí. Imaginaos, por ejemplo, el caso de una violación. Si esta se produce en el propio domicilio, podrá ser lo más normal y humano del mundo que la víctima necesite darse una ducha antes de denunciar la agresión sexual. Ello no es en absoluto recomendable, pero ¿quién lo puede reprochar?
En todos estos casos, la causa de la alteración es ajena a los protagonistas del crimen. No hay voluntad de engaño o manipulación, como sí ocurre con las siguientes.
La escena del crimen manipulada y ritualizada
Quienes mejor conocen la importancia de la escena del crimen suelen ser los criminales. Son conscientes de que lo que allí encuentren los investigadores será determinante no solo para identificarlo, sino para demostrar su culpabilidad.
El criminal que se haya preparado contará, además, con la ventaja del tiempo. Con la tranquila compañía de su víctima inerte, es posible que pueda tomarse unos minutos para recordar qué ha tocado y qué no, para borrar sus huellas o, incluso, intentar aparentar que la muerte se ha producido de manera natural o accidental.
En otros supuestos, la alteración de la escena del crimen tiene tintes artísticos. El criminal se recrea en su obra y, como si de un artista se tratara, para darle un toque más personal. Estas escenas se denominan ritualizadas.
La escena manipulada y simulada (Staging)
Es aquella en la que el criminal toma medidas con el objetivo de eliminar aquellos indicios que puedan delatarlo o, tal vez, introducir algún que otro efecto especial ajeno al crimen para confundir al investigador, o hasta intentar que las sospechas recaigan en otra persona.
La manipulación puede pretender ir más allá, consiguiendo escenas que hagan pensar en que no ha existido una actividad criminal, sino un fallecimiento accidental o natural. Estas escenas se conocen como escenas simuladas o Staging.
La simulación más frecuente es la que intenta hacer pasar el asesinato por un suicidio. Por ejemplo, ¿recordáis la película Vértigo de Hitchcock? En un momento dado, James Stewart sigue a Kim Novak hasta una iglesia, una vez dentro, ella sube al campanario. Stewart sufre acrofobia y ello le hace quedarse a medio camino. Es entonces que observa a través de un ventanal cómo cae al vacío el cuerpo de Kim Novak. Más adelante, descubriremos que lo que parece un suicidio es algo más.
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Hasta maestros como don Alfred echan un borrón argumental |
Este sería un ejemplo de escena del crimen simulada, en la que el criminal intenta hacer que el asesinato parezca un suicidio y así lograr que no haya investigación policial más a fondo.
Pero la simulación no es exclusiva del criminal. Al contrario. Es habitual que la propia víctima sea quien manipule la escena bien para implicar a alguien o simular alguna agresión que pueda proporcionarle un beneficio económico.
Uno de los casos más frecuentes, y dramáticos, son aquellos en los que el propio suicida es quien intenta ocultar su acción para que su muerte parezca algo accidental y sus familiares cobren el seguro de vida. Recientemente,
un tipo llamado Thomas Hickman, inspirado en un episodio de CSI llegó a simular no ya un accidente, sino un asesinato. Para ello usó unos globos atados a la pistola con la que se pegaría un tiro en la cabeza. La idea era que, al morir, los globos alejaran la pistola de la escena.
En otras ocasiones, la manipulación de la escena tiene un objetivo digamos más decoroso, como es proteger la dignidad del fallecido. Imaginad por ejemplo que la muerte sea causada por un accidente sufrido en situaciones comprometidas, como puede ser durante relaciones sexuales sadomasoquistas. Hay casos en los que, para ocultar esa causa, se puede manipular el cuerpo y la escena para que parezca que falleció por causas naturales o suicidio.
No podemos dejar de mencionar otras situaciones más escabrosas como
los casos de corrupción policial en los que la misma policía es la que introduce pruebas falsas en la escena para acusar a alguien. En 2015, en la Brigada Provincial de Policía Científica se percató de que le llegaban pruebas demasiado perfectas desde la
comisaría de Carabanchel. Parece ser que siete agentes de dicha comisaría alteraron algunas pruebas para que la huella de una persona hallada en un lugar se vinculara a otro hecho delictivo diferente. Finalmente, la Audiencia Provincial de Madrid absolvió a dichos agentes, así que no podemos hablar de delito, pero he querido mencionar estos hechos recientes para que confirmar que esta posibilidad existe.
La escena ritualizada
Seguro que muchos habréis reconocido la imagen inicial. Se trata de un fotograma de la película Seven, protagonizada por Brad Pitt y Morgan Freeman. En ella, el asesino serial interpretado por Kevin Spacey escenifica con cada crimen un pecado capital, componiendo en cada asesinato toda una performance relacionada con el pecado homenajeado. Este es un ejemplo de escena ritualizada.
En estos casos, la puesta en escena no está motivada por un deseo de engañar o impedir la prueba de su implicación en el crimen, sino que responde a la motivación del asesino. No le basta con cometer el crimen, sino que siente la necesidad de expresar de ese modo su fantasía o su mensaje y se sirve para ello de lo que se denominan Actos de escenificación (Ritual o Fantasy Acts). El criminal quiere llamar la atención policial y social, quiere público, quiere ser comprendido.
Estas macabras performances suelen ser obra de asesinos seriales. Psicópatas cuya fantasía no termina con el crimen, necesitan algo más. Cuando hablamos de
Richard Ramírez, el acechador nocturno, en un momento dado decidió incluir en sus crímenes una determinada iconografía demoníaca.
Además de pintadas y demás atrezo en forma de objetos determinados, como la carta en el famoso Asesino de la Baraja o el capullo de la mariposa nocturna en el caso de Búfalo Bill en la novela El silencio de los corderos, también pueden servirse del propio cuerpo de la víctima.
Es lo que se llama Body Posing.
A veces, al criminal le basta con dejar un objeto, como el asesino de la baraja o adornar el cuerpo con objetos, como el caso del asesino de Green River, Gary Ridgway.
El Undoing o cuando el criminal siente remordimientos
He querido dejar para el final esta alteración de la escena que no sé cómo calificarla. Es el caso del asesino que intenta dejar el cuerpo de su víctima como si nada hubiera pasado.
Suele producirse cuando el criminal conocía a la víctima en su vida diaria y, como si se hubiera arrepentido, intentara reparar el daño causado colocando el cadáver, por ejemplo, bien acomodado en una cama o sofá, junto a objetos que fueran importantes para esa persona en vida o hasta rodeando el cuerpo con adornos florales. A veces suelen cubrir su cara con sábanas, colchones o cojines, como si de esa forma se cumpliera algo así como aquello de ojos que no ven, asesinato que no has cometido.
Bueno, ¿qué os ha parecido? Una vez que hemos conocido qué es la Escena del Crimen y qué circunstancias pueden modificarla o manipularla creo que ya estamos preparados para asistir a una desde que la policía recibe el aviso del hallazgo de un cuerpo. Así que para la última entrega dedicada a la escena del crimen venid con el EPI de casa. Hasta entonces...
Vaya clasificación más buena de escenas del crimen alteradas o modificadas y todas las formas en que se puede hacer. Me ha resultado interesantísima toda la información y para alguien que pretenda escribir una novela, tiene que ser todo un lujo contar con esta entrada.
ResponderEliminarUn beso y mis más sinceras felicitaciones.
Gracias, Rosa. Precisamente esa es una de las intenciones de esta sección, en la novela negra la documentación es importante para lograr que la historia sea verosímil. Con estas entradas intento recopilar esta clase de información, también para que pueda ser útil para quienes quieran escribir sobre el género, incluido yo. Un abrazo!
EliminarLa escena del crimen con o sin alteración de pruebas es ya casi un subgénero cinematográfico. Has mencionado varias películas y yo me sumo con dos de las últimas que he visto: El club del odio que basa su tercio final en las "labores de limpieza" de tal escena y la española "Asedio" que implica a la policía en una manipulación de la escena del crimen que se convierte en argumento principal de la misma. Pero fuera de las películas o literatura es un proceso fundamental, como explicas, para encontrar a los culpables, sus motivaciones o guiarnos hacia la locura como sucedió en el caso del asesino de la baraja. El caso de los Marqueses de Urquijo, además de por lo estrambótico que citas, es una caso muy peculiar y en el que aún quedan sombras sin resolver.
ResponderEliminarUn gran abrazo, David.
Gracias, Miguel. Es que visualmente, una escena del crimen es todo un chollo para el cine negro. Y si además incluimos a un psicópata que nos deje estas escenas ritualizadas el éxito y el interés del espectador está garantizado. Lo de los limpiadores de la escena se ha tratado bastante. La que mencionas no la he visto, pero recuerdo una producida por Tarantino, Tú asesina que nosotras limpiamos la sangre y una serie titulada El limpiador, bastante curiosa.
EliminarLo de los marqueses de Urquijo fue el crimen de los crímenes de los ochenta, casi tanto como las muertes provocadas por el aceite de colza desnaturalizado que también tuvo muchas sombras. Un abrazo!
Estupendo, David. Una explicación clarísima y muy detallada. Un lujo de entrada, como dice Rosa.
ResponderEliminarGracias, Marta. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo!
EliminarDavid estás empollado en la temática policial y sabes más que la mayoria de la gente que escribe sobre el tema. En la narrativa hay muchos escritores que carecen de estas nociones y se nota mucho en el resultado y la improbabilidad de lo que cuentan:
ResponderEliminarRespecto a los Marqueses de Urquijo recuerdo que en su momento se habló de si el mayordomo y la gente de la casa había modificado la escena del crimen para beneficiar a los verdaderos criminales. Pura especulación supongo.
Un abrazo
Gracias, Doctor. Bueno, en realidad esta sección es la manera de poner orden y pasar a limpio todas las cosas que leo y resumo sobre la materia. No obstante, creo que la verosimilitud no es tan importante. En ficción, lo esencial es la historia y tomarse licencias no me molesta demasiado. Eso sí, creo que lo fundamental es que lo importante, los núcleos de la trama tienen que ser verosímiles, otra cosa es el atrezo de la historia. Lo de los marqueses de Urquijo sin duda es un tema apasionante y sobre lo que se ha escrito mucho sin que todavía estemos seguros de que la verdad haya sido totalmente desvelada. Un abrazo!
EliminarHola, David:
ResponderEliminar¡Qué nadie toque nada! Este artículo ha quedado perfecto. Tanto que podría parecer una exposición manipulada, de no ser por la firma de su narrador en serie: el serio con los detalles y ameno con su divulgación David Rubio.
Es un placer disfrutar de tu ritual expositivo, compañero.
Vendré con Epi y con Blas a tu siguiente entrega, ya sabes que ellos son tan inseparables como tus textos lo son de la calidad.
Gracias, Nino. Te agradezco tu divertido comentario. La próxima se hará esperar unos meses. Quedan seis entradas antes de terminar la temporada a finales de junio, pero creo que será muy chulo observar paso a paso cómo se desarrolla la investigación de la escena del crimen, desde la noticia del mismo, hasta la limpieza de la escena. Un abrazo!
EliminarOtra de tus lecciones magistrales que tanto me gustan y me atrapan. Podrías crear una Enciclopedia del crimen, je, je. Me ha encantado. Quedo a la espera de más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Josep. Bueno, de momento llevamos cuatro artículos en esta sección, poco a poco, je, je, je... Un abrazo!
EliminarExcelente artículo David. Indudablemente, el análisis de la escena del crimen es fundamental para la posible resolución de un caso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Antonio. Sin duda. Un abrazo!
Eliminar¡Hola, David! Una vez más, un interesantísimo artículo. Curioso que, nada más empezar, vemos que la realidad supera la ficción: increíble el caso de los marqueses de Urquijo (como no, el mayordomo siempre de por medio, que aquí se saltó con creces el "¡Que nadie toque nada!").
ResponderEliminarPor otra parte, es impresionante la cantidad de factores que influyen en la situación de la escena del crimen. Y ya ni digamos cuando está manipulada o preparada... Por cierto, el tema de la escena ritualizada y los "criminales artistas" siempre me ha parecido tan inquietante como paranoico.
Un artículo que pone los pelos de punta, pero que no puedes parar de leer je, je, je.
¡Un abrazo!
Gracias, M.A. Sin duda que una escena ritualizada es algo perturbador. Lo cruento de una escena real solo lo saben los policías que la investigan, pero si además esta escena presenta esa escenificación ello indica que el asesino lanza un mensaje, que entiende el asesinato como algo más que quitarle la vida a una persona. Y ello suele suponer que estamos ante un asesino en serie y esta clase de criminales suelen llevar de cabeza a los investigadores, dado que la motivación se escapa de la esfera de la víctima y cualquiera puede ser sospechoso. Un abrazo!
EliminarDavid, he leído un poco, tengo pendiente esta interesantísima lectura, es un tema que ya te dije me fascina, pero los ojos con sueño no entienden de nada, ja, ja.
ResponderEliminarUn abrazo, y buen fin de semana, luego vuelvo a contaminar con mis huellas esta investigación.
Gracias, Harolina. Ja, ja, ja... En verdad que me pasa lo mismo, por eso suelo dedicar las mañanas del fin de semana para vagar por la blogosfera. Entre semana, por la noche, mis neuronas están por los suelos. Un abrazo!
EliminarHola David, una explicación detallada y encima con artículos extra (alguno de los cuales he "pinchado" también). Siempre he admirado y admiro la labor de la policía científica, cómo entrar a la escena del crimen y resolver el caso a partir del cadáver y las posibles pistas dejadas, una labor admirable, no solo por la investigación en sí, sino también por el "estómago" que deben tener, tanto policía como forenses para enfrentarse a algo así y luego no tener pesadillas, como poco. Leyendo tu artículo he recordado el caso de los padres de una conocida, aparecieron los dos muertos en su domicilio, primeramente se pensó que él la había matado a ella y luego se había suicidado (haciéndose el harakiri), pero después de analizar la escena se llegó a la conclusión que ella murió de un infarto y él se quitó la vida producto del desconsuelo que sufrió por su pérdida. Es decir, el suceso pasó de violencia de género a muerte por amor... Sobre todo para la familia, un "consuelo", si es que se puede consolar alguien en una situación así. Y gracias a las investigaciones de la policía, una maravilla sin duda, admirable.
ResponderEliminarGracias por tu trabajo y entrega.
Un abrazo. :)
Gracias, Merche. ¡Qué ejemplo tan bueno! Te agradezco muchísimo este aporte a la entrada y que muestra cómo la escena puede presentar la apariencia de una cosa y tras la labor investigadora ser otra tan distinta como la que comentas. Como material descartado del artículo, quedó un caso parecido. En él apareció un cadáver con un corte en la cabeza, tirado en el comedor, con la puerta de la casa abierta y manchas de sangre en las cortinas. Lo que parecía un crimen, al final resultó que fue un ataque al corazón, en el que el pobre hombre intentó pedir auxilio a los vecinos, primero, y luego intentar llegar al teléfono para llamar a Emergencias, cayendo al intentar agarrarse a la cortina.
EliminarLa Escena del crimen es importante, sobre todo para lograr pruebas que luego permitan condenar al culpable. A veces la identificación del criminal es más afortunada o azarosa. Un abrazo y de nuevo gracias por ese caso tan ilustrativo.
Hola David! Cuanta informacion a procesar, como siempre en tus articulos! Ja,ja! Tengo que decir que yo siempre que veo alguna escena del crimen en las series con tanto ajetreo y gente arriba y abajo siempre pienso que encontrar una pista fiable ha de ser por puro milagro! Ja ja! Un abrazo!
ResponderEliminarGracias, Marifelita. Pues sí, je, je, je... En realidad, eso es una licencia. Los protocolos reales limitan y mucho la presencia de personas. Otra cosa es que se puedan formar caos incontrolables en escenas concretas. Un abrazo!
EliminarPero bueno...
ResponderEliminar¿ que es lo que quiere la policía científica? ¿ todo caro y ben polit?
Exento de contaminación?
Y el arte del investigador? Así van aconseguir que haciendo una foto de la escena del crimen una I A. Saque por una rendija un papelito con el nombre del asesino.
La contaminación es primordial para que la historia interese.
Y no me toquen a Hitchcock, que a la hora de hacer la peli, tampoco estaban tan Vsnzados los CSI. Aquí hay un claro ejemplo de que la realidad no es tan importante. Cuantos de los que vieron esa película pensaron en los huesos y la s hemorragias?
Ya terminé monegros.
Aunque detesto los finales abiertos ( me reservo el motivo), esta es una excepción, wuizas porque no es tan sbierto. Destacó el triple narrador en primera persona para evitar el omnisciente, siempre falto de ímpetu. Y la escena violenta resuelta simple y claramente, sin atiborramento de detalles a pesar de la multitud interviniente.
Abrazo
Hola, Gabiliante. Veo que coincidimos en lo referente a la verosimilitud. Para mí no es importante si la trama y la historia logra atraparme. Como dices, nadie normal se daría cuenta de ese detalle, en cambio si captan cuando una historia es aburrida. Hay una escena en El silencio de los corderos que es físicamente imposible, cuando Hannibal lleva la mascarilla, está encadenado a una tabla y, aún así, es capaz de atrapar un bolígrafo con la boca. ¿Cómo? Pero es tan entretenida...
EliminarVértigo se estrenó en el 1958, te aseguro que en esa época estos detalles estaban ya muy estudiados por los técnicos de escenas del crimen. Un abrazo!
Hola, David! Genial la deconstrucción de la escena del crimen, vista, contaminada o manipulada desde todos los puntos de vista. Esa es una de las cosas que más hincapié se le da en las películas, o en los libros, eso junto con lo de perfilar al asesino, o por lo menos esa sensación tengo, pero en el mundo real debe de estar repleta de aspectos que no se tienen en cuenta pero que siempre van a estar ahí con la dosis de realidad bien alta para tirar por tierra cualquier procedimiento. Supongo que la idea del superdectective que ve una astilla milimétrica, entre una moqueta llena de pelos y símiles, la cual le proporciona el patrón de un asesino en serie internacional queda muy chula, pero dar con una pista así debe de ser tan probable como acertar dos primitivas seguidas, ¿no? jejeje.
ResponderEliminarGenial entrada, seguimos aprendiendo gracias a ellas, al final vas a convertirnos en expertos del género.
Un abrazo!
Gracias, Pepe. Es que, en realidad, el estudio de la escena del crimen no suele identificar al culpable si este es desconocido. Normalmente, la pista que lo que identifica suele ser azarosa, una llamada anónima, una detención afortunada por una infracción de tráfico o chivatazo. Vamos, que esto no va de que con lo que saco de la escena lo meto en un ordenador y tengo al culpable. Su importancia es que, cuando se ha identificado a un sospechoso, sean los restos e indicios los que logren culparlo o exonerarlo. Un abrazo!
EliminarHola, David, cuánto aprendo con estos artículos sobre crímenes, criminales, huellas y detectives. A veces lo leo como si de una peli se tratase y otras como si estoy ante un crimen real. La contaminación de pruebas o la manipulación, me lo puedo imaginar, pero llegar a tantos detalles como nos descubres, es apasionante. Yo no me creo al mayordomo de los Marqueses de Urquijo; una patochada, lo que dijo, quién tiene esa sangre fría, algo querría ocultar. Lo de sustraer cosas mientras llega la científica, eso sí me lo creo, y más si son de valor, va mucho con el género humano. Los demás casos me han parecido interesantísimos, asesinos en serie, ritualistas, el asesino de la baraja. El asesino arrepentido, no sé qué pensar… Bueno, sí, que no me lo creo. Lo dice para rebajar la pena que le va a caer.
ResponderEliminarUn abrazo, David.
Gracias, Pilar. Me alegra que te guste esta sección. Cuesta creerse a ese mayordomo, pero también es verdad que la realidad es muchísimo más compleja de lo que podemos llegar a imaginar y cuando alguien se encuentra en una situación así las reacciones pueden ser imprevisibles.
EliminarEstas entradas cumplen el propósito de intentar mostrar la investigación real, pero también para servir de inspiración para relatos de género negro. A veces pensamos que la documentación solo sirve para dar verosimilitud a nuestras historias, pero en realidad es una mina para que encontrar nuevas historias. Fíjate en tu comentario, ¿cuántos relatos podrían escribirse partiendo esas semillas que has reunido? Un abrazo!
Hola, David.
ResponderEliminarMuy interesante todo esto.
Soy de las que pienso que a veces, dan demasiados datos en las noticias (las películas o series, es otra cosa) que pueden ayidar sobre qué no hacer al pertrechar alguna ilegalidad.
De primeras, dejar el teléfono en casa, por lo de la triangulación 😏
Gracias, Noelia. Pues justamente también he pensado en eso del móvil. ¿Cómo se te ocurre ir con ese aparato a cometer un crimen? En realidad, no se dan tantos datos o al menos de manera concienzuda. Creo que los pocos que dan buscan dar a la sociedad el mensaje de que la policía tiene miles de recursos para pillarte, creo que es más una medida disuasoria. Al menos para el criminal ocasional. El profesional ya se las sabe todas. Siempre digo que los mayores expertos en derecho penal y criminología son los delincuentes. Un abrazo!
EliminarSegún iba leyendo se me venían a la cabeza crímenes famosos que encajaban en una u otra clasificación, y es que hay asesinatos para todos los gustos (o disgustos, según se mire). Estupenda entrada, David. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Jorge. Sobre todo en ficción, qué duda cabe que una escena del crimen ritualizada siempre es más llamativa que una sencillita donde se pueda encontrar al culpable con pruebas ordinarias como una huella o el ADN. Un abrazo!
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