SELECCIÓN DE PERSONAL

Algunos dicen que lo que nos empuja hacia adelante es el amor; otros, las ilusiones. Pero, quizá, la verdadera razón sea menos hermosa. Quizá se reduzca a nuestro instinto más primario: la supervivencia.      Odiamos aquello que pueda amenazarla, pero ¿cuánto tiempo necesitamos para ello? ¿Años, meses, semanas? Quizá, solo hagan falta unos pocos minutos si se dan las circunstancias adecuadas.      Pasen y lean...

PHROGGING EXTREMO | DANIEL LAPLANTE

TRUE CRIME en BALAS Y ESTRELLAS, blog de novela negra

El administrador de este blog me ha comentado que esta será mi última intervención de la temporada, así que he me puesto a pensar en la manera de que me tengan en su recuerdo durante este tiempo.
    Y he caído en la cuenta de que para muchos de ustedes pronto comenzarán las vacaciones, ese período de descanso que seguro tanto merecen y que les hará pasar unos días o semanas fuera de su domicilio habitual.
    Un tiempo en el que su casa quedará deshabitada.
    O al menos eso es lo que ustedes querrían creer.
    Soy el señor López y esto es True Crime, la sección de crímenes reales de Balas y Estrellas.

PHROGGING, cuando un extraño vive en tu casa

PHROGGING, un extraño vive en tu casa

Seguro que más de una vez han perdido algo en su hogar. Una camisa que no saben dónde se ha metido, ese refresco que habían jurado que se encontraba en la nevera o ese libro que ha desaparecido de la estantería. Puede haberles pasado que al regresar a casa se hayan encontrado una luz encendida o esa ventana que nadie recuerda haberla dejado abierta antes de marchar.
    Por supuesto, eso lo achacamos a nuestra mala memoria, a un despiste y hasta hay quien poniendo imaginación al asunto piensa en traviesos duendecillos mágicos.
    Lamento anunciarles que quizá sea algo más.
    Que un extraño convive con ustedes en su seguro y confortable hogar.

¿Qué es el phrogging?

La palabreja es inglesa porque fue en Estados Unidos donde se inició esta práctica. Parece que proviene de frog, rana en español. Así son de ocurrentes por esos lares. Se fijaron en la costumbre de estos anfibios de saltar de un lugar a otro e hicieron el símil con la práctica de colarse en casas ajenas. No para robar, ni okupar la vivienda. Sino para convivir con sus ocupantes sin que estos se enteren hasta que un regreso anticipado o unas cámaras ocultas logren descubrirlos.

   Imagino que al leerlo habrán dibujado una gran O en su boca para a continuación fruncir el ceño, pensando que es imposible que eso pueda pasar. ¿Cómo no vamos a enterarnos de la presencia de un extraño en nuestra casa? A esa pregunta les respondo con estas ¿comprueban cada día el sótano o la buhardilla?, ¿miran siempre debajo de su cama antes de ir a dormir? ¿Cuántas veces visitan su trastero?

    Quizá ahora me digan que quizá sea posible si vives en una casa más o menos grande, pero la mayoría vivimos en pisos o apartamentos demasiado pequeños.

    Je, je, je… ¿saben lo que ocurre en sus armarios? ¿Cuántas horas al día queda su vivienda vacía?    

True Crime en Balas y estrellas, blog de novela negra

Pero, tranquilos, en la mayoría de los casos, esos tipos son inofensivos. Individuos que no tienen donde caerse muertos como se dice en la calle, o personas vulnerables sin hogar o techo, si nos atenemos al curioso lenguaje de los medios de comunicación. Su única pretensión es parasitar la vivienda, cogiendo comida o encontrando un hueco donde pasar la noche. En ocasiones, solo acceden cuando no nos ausentamos; aunque los hay que encuentran un rinconcito donde establecerse sin que nos enteremos.

    Aunque, por supuesto, también existen tipos como Daniel Laplante.

DANIEL LAPLANTE: Phrogging extremo en la casa de los Bowen

Demasiado tiempo solas

¡Si Laplante no es condenado y sale de nuevo, lo mataré personalmente!
Señor Bowen
Cuando falleció la señora Bowen, su marido y sus dos hijas comprendieron que su vida iba a cambiar por completo. Vivían en Pepperell (Massachusetts) en una casa rural de dos plantas, un sótano que servía de cuarto para las lavadoras, despensa y una buhardilla. Una vivienda tan grande como la ausencia que la muerte había dejado en ella, obligando a esa familia a reorganizar la convivencia cotidiana.
    
    El señor Bowen trabajaba como encargado de un hotel, así que la mayor parte del día estaba fuera o lo que es lo mismo, Tina, de catorce años, y Keren, de 7 años, se pasaban el día solas, compaginando el colegio con el cuidado de la casa. Para remediar un tanto la situación, el señor Bowen acogió a Kathy, una amiga de Tina, cuyos padres debían abandonar la localidad por motivos de trabajo, pero la chica no quería mudarse.

    Las dos adolescentes asumieron las tareas de la difunta señora Bowen y el cuidado de la pequeña Keren. Tampoco es que fueran cenicientas. La situación también tenía su parte buena: podían hacer lo que les diera la gana durante casi todo el día. Siendo tan jóvenes, y dado que en 1986 no existía internet, el principal entretenimiento era flirtear con chicos un poco mayores que ellas y con los que se pasaban las horas al teléfono.

True Crimen en Balas y Estrellas, blog de novela negra

Una tarde, Tina Bowen recibió la llamada de Danny, un chico con voz agradable. No lo conocía, pero él le dijo que la vio una tarde en la lavandería del pueblo bailando con unos chicos. Le pareció tan guapa que no dudó en pedirles su número. Desde luego, a Tina le resultó irresistible que un misterioso chico se hubiera tomado tantas molestias para contactar con ella y durante semanas, hablar con él fue el momento estrella del día.

    Esas conversaciones terminaron cuando por fin acordaron una cita cuyo plan era ver una película y tomar algo. No parece que la misma fuera mal para el chico, aunque sí para Tina. Para no andarnos por las ramas, le resultó muy feo. Tanto que no volvería a quedar con él e incluso dejaría de contestar a sus llamadas hasta que el muchacho desistió.

    Tina se olvidaría del chico, pero no de su madre. Pese a que la vida que disfrutaban era poco menos que un paraíso para adolescentes, tanto ella como su hermana pequeña la echaban de menos.

     Entonces tuvieron una idea. Tras ver varias películas de terror, aquellas cintas de serie B que copaban las estanterías de los videoclubs en los ochenta, conocieron la existencia de un curioso juego: la ouija.

    ¿Conseguirían con ella contactar con mamá?

El fantasma habita entre nosotras

A estas alturas ya me conocen y habrán intuido a qué clase de cosas me dedico. Así que créanme cuando les digo que nada logra dibujar el miedo en una cara como un estrepitoso ruido en la noche. Lo inesperado se une a la ignorancia de su origen y a la aguda percepción de amenaza que provoca el nocturno silencio posterior.

    Imaginen ahora la cara de esas niñas sugestionadas por la ouija cuando escucharon el estruendo metálico que produjo entonces la caída de la tapa del cuadro eléctrico. Ni qué decir que tras ello guardarían para siempre la ouija y cualquier coqueteo con el mundo espiritual. 

    El problema es que ese misterioso mundo se negó a ser guardado. A partir de entonces se sucedieron cosas extrañas, como que los útiles de jardinería aparecieran tirados por los alrededores de la casa. O que sonara el timbre de la entrada —recuerden que la casa estaba en una zona boscosa—, pero nadie se encontraba al abrir. Por no hablar de los golpes y las bolsas de pastitas y zumos que desaparecían de la cocina.

True Crime en Balas y estrellas, blog de novela negra

No era normal y las niñas, ante la pasiva actitud del señor Bowen que lo atribuía al impacto emocional de la pérdida de su madre, decidieron tomar medidas de seguridad como dormir con un cuchillo bajo la almohada o desplazarse las tres juntas por la casa, armadas con un bate de beisbol. 

    Esta situación se prolongó durante seis meses, hasta que una noche escucharon desde sus dormitorios un concierto de puertas de armario abriéndose y cerrándose acompañado del estruendo de las televisiones y aparatos de música que se encendían y apagaban.

    No aguantaron más y salieron disparadas de casa, histéricas, dirigiéndose al hotel donde trabajaba su padre. Allí se quedaron hasta que el resignado señor Bowen terminó su turno.

    Durante el regreso en coche no dudo que el señor Bowen mantuvo una larga charla con ellas, recriminándoles su comportamiento. Tampoco dudo de que se arrepintió cuando aparcó y observó las luces que iluminaban todas las ventanas de la casa y escuchó el atronador ruido de televisiones y aparatos de música.

    El señor Bowen se bajó del coche y les pidió a las niñas que esperaran allí. Estas no hicieron caso. preferían estar bajo la aparente protección de su padre a quedarse solas.

    Comenzaron el recorrido por el cuarto de las lavadoras, desde ahí subieron al resto de estancias apagando luces y las radios y televisiones encendidas. Al llegar a la habitación de Tina, el señor Bowen entró para inspeccionarla mientras las niñas esperaban en el umbral de la puerta, abrazadas. Apagó la música y luego se arrodilló para mirar bajo la cama. Luego se dirigió al armario ropero.

    Y abrió la puerta.

Reconozco esa mirada

El señor Bowen dio un paso atrás y levantó las palmas de las manos. Ambos movimientos los ejecutó de manera pausada.

    «Disculpe, no le molestamos más. Niñas, venid conmigo.»

    Pronunció esas palabras con tanta calma que a las chicas no les sorprendió el hecho de que su padre se estuviera dirigiendo al armario como si conversara con el vecino. Lo que desorbitó sus ojos fue la figura que salió de entre la ropa de Tina. Un tipo con el pelo desgreñado, envuelto en un abrigo peludo y con la cara pintada a modo de camuflaje militar. También llevaba un hacha y una rotunda llave inglesa.

    «No pasa nada. Solo es una persona sin hogar que busca comida», dijo el señor Bowen intentando tranquilizar a las niñas mientras cruzaban lentamente el pasillo hasta llegar a la habitación de Keren, la amiga de Tina, donde se encerraron corriendo el pestillo, fue entonces que las niñas sacaron sus nervios y terror. Quienes hayan visto El Resplandor, habrán comprobado que una puerta de madera es un débil escudo para un loco con un hacha en las manos. 

    Consciente de ello, el señor Bowen cogió el teléfono para llamar a la policía. Colgó de inmediato, resoplando. No había línea. Estaban encerrados, y aunque no escuchaban nada de fuera de la habitación estaban a merced de ese tipo y su hacha.
Tina tuvo la idea de salir por la ventana. Era una chica ágil y deportista. Podría deslizarse por la fachada y escapar para pedir ayuda. Y eso hizo. Corrió como nunca en su vida a través del boscoso camino que llevaba hasta la casa vecina. No la detuvieron ni los tropezones con las piedras del camino ni los zarpazos con los que las ramas de los árboles rasgaban su cara. 

    La policía tardó poco, o demasiado según se mire, en llegar. Sacaron al señor Bowen y a las dos niñas por la misma ventana por la que había huido Tina. Liberados los rehenes, los agentes entraron y revisaron cada estancia. No encontraron al tipo desgreñado. Parecía haber escapado dejando tirada el hacha en el jardín.

    La familia Bowen ni por asomo iba a volver durante un tiempo a su casa. Se instalarían en el hotel donde trabajaba el padre, pero necesitaban recoger un poco de ropa y demás objetos personales. Solicitaron ser acompañados por la policía. El agente Bezanson, gran aficionado a la caza, se encargó de ello.

    Es muy posible que pensaran que aquel chiflado tras la intervención policial hubiera desistido y huido para no volver. Si eso era lo que creían, dos papeles clavados con sendos cuchillos en la pared les confirmó que aquel bastardo, en palabras del agente Bezanson, seguía allí.
El agente pidió refuerzos y volvieron a inspeccionar la vivienda, aunque con el mismo escaso éxito que la vez anterior. Hasta que llegaron al cuarto de las lavadoras. Allí, Bezanson echó mano de su olfato de cazador y se percató de una pared extraña. Un muro que formaba una especie de triángulo abierto respecto la forma rectangular del cuarto, dejando un estrecho hueco de poco más de veinte centímetros. Dirigió hacia allí su linterna y su pistola.


    No le costó convencer al bastardo para que saliera. El argumento de peso era que o salía o decoraba con sus sesos las mugrientas paredes. El tipo salió con la misma indumentaria y maquillaje de la noche anterior. Mirando fría y fijamente a Tina.

    Esta lo reconoció.

   Era Danny, el agradable pero feo chico con el que hacía meses coqueteó por teléfono y tuvo una cita.

    Era Daniel Laplante.

True Crime en Balas y Estrellas, blog de novela negra

Los diez mil dólares de un juez tonto

Quizá se pregunten el por qué he traído a Daniel Laplante a esta sección. El muchacho desde luego estaba chiflado, demasiado incluso para mi gusto, pero en realidad no había cometido ninguna barbaridad irremediable.

    Lamento comunicarles que su historia no acabó en la casa de los Bowen.

  Nueve meses después, un cándido juez entendió que, después de todo, el muchacho solo tenía dieciséis años y quizá la cárcel le hubiera hecho recapacitar y comprender que esas cosas no se hacían. Así que fijó una fianza de diez mil dólares que la mamá de Daniel logró pagar.

    Quienes hayan sido fumadores o bebedores seguro que habrán sentido esos momentos de abstinencia autoimpuestos tras decidir dejar esos hábitos. Ese estado de nerviosismo, de inquietud, de preguntarse que quizá se precipitaron en la decisión mientras van contando las horas, minutos y segundos que han transcurrido desde que se echaron el último pitillo o trago a la boca. Durante esos momentos eternos empezamos a negociar con nosotros mismos. Quizá es demasiado radical dejarlo de golpe, quizá es mejor hacerlo de manera gradual. ¡Eso es! Por la tarde compro una cajetilla, pero solo me fumaré dos antes de dormir. Solo dos. ¿Qué malo hay en fumar un par de cigarrillos? A ese par le seguirán los dieciocho restantes, fumados con deleite y frenesí, compensando así todo el mal rato pasado con la tontería esa de dejar de fumar o beber.

    Eso mismo les pasa a tipos como Daniel Laplante. Su aventura en casa de los Bowen fue demasiado intensa y atrevida. Había sentido el placer de controlar la vida de otras personas. De hacerlas bailar a su antojo. De espiarlas, de percibir su miedo. La frontera había sido cruzada y la prisión solo había conseguido darle tiempo para alimentar fantasías que fueran más allá.

    Y eso lo llevó, solo ocho semanas después de salir de la cárcel, a la casa de los Gustafson, en la localidad de Townsend. En esta ocasión le acompañaba una pistola.

    No parece que Daniel fuera de esos que planifican sus acciones a corto plazo. Algo lógico por su edad. Así que cuando accedió a esa casa no tenía muy claro qué hacer. ¿Revivir la experiencia de los Bowen? ¿quizá limitarse a robar algo y marcharse? ¿Interactuar un poco más con sus ocupantes? En esas cavilaciones estaba cuando se abrió la puerta y entró la señora Gustafson con su hijo de cuatro años.

    Al verla, Daniel tomó la decisión.

    Asaltó a la mujer y la arrastró a empujones al dormitorio. Allí la ató a la cama, la violó y tras ello tapó su cabeza con la almohada para amortiguar el sonido del disparo que la mató. Tras ello, siguió cavilando. Podía marcharse, por supuesto. Pero decidió ir a la bañera y poner el tapón, abrir el grifo y esperar que corriera el agua suficiente. Luego fue a por el niño.

    Más tarde, repetiría el mismo modus operandi con la hija de siete años que regresaba del colegio.

    Días después sería identificado y objeto de una de las persecuciones policiales más mediáticas de Massachusetts hasta que finalmente lo encontraron escondido en un contenedor de basura.

    Fue detenido el 3 de diciembre de 1987, procesado, juzgado y condenado. En esta ocasión el juez le impuso tres cadenas perpetuas consecutivas por los tres asesinatos, sin posibilidad de revisión. Una pena que no satisfizo al magistrado y así se lo hizo saber a Daniel: «Si en Massachusetts estuviera vigente la pena de muerte no dude que yo mismo activaría el interruptor de la silla eléctrica.»

True Crimen en Balas y Estrellas, blog de novela negra

Con esto me despido de ustedes hasta la próxima temporada. Deseo que disfruten de sus vacaciones. Tengan por seguro que no les olvidaré durante este tiempo, de la misma manera que espero que ustedes se acuerden de mí cuando estén tumbados en la playa o disfrutando de su viaje mientras su casa se encuentra vacía, con las ventanas y puertas cerradas, expuestas a que alguien decida abrirlas y decida que es un hogar confortable para vivir.


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sobre mi

DAVID RUBIO

Aunque no sea lo mismo que compartir una buena charla acompañada de un café bien negro, te propongo quedar en otros espacios virtuales donde también suelo perpetrar publicaciones. Clica sobre los siguientes iconos o envíame un mail a balasyestrellas@gmail.com.

Comentarios

  1. Estupendo reportaje! Un ejemplo más de las tremendas barbaridades que individuos como este Laplante cometieron en los Estados Unidos, sobre todo en aquellos años. Por cierto, la película "Parásitos" es buenísima, dos veces la he visto. No se la pierdan!
    Un abrazo!

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    1. Gracias, señor Mompeán. Coincido con usted en su valoración de esa película y me uno a su recomendación. Sin duda una de las que más he disfrutado en los últimos tiempos. En realidad, estos individuos como usted dice siguen existiendo, lo que ha mejorado es la investigación policial. Los detienen más rápido. Nada más. Le mando un saludo.

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  2. Madre mía sí que es casualidad ( causalidad) tanta calle Elm en Massachussets. Salvo que haya entendido mal y lo haya liado todo.
    Me ha encantado este true crime para cerrar la temporada. Quedo a la espera de la siguiente.
    Un beso y feliz verano.

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    1. Gracias, señora Berros. Lo ha entendido perfectamente, quizá el nombre de Elm es muy usual en esas localidades norteamericanas como en España pueda ser calle mayor o cosas así. Y quizá sea la película la que nos haga relacionarlas. Le agradezco sus palabras y le deseo que disfrute de este período vacacional mientras yo me dedico a mis cosas. Le mando un saludo.

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  3. Sr. López, a mí me gustaría hablar de mi libro 📖 ; o sea de cine 😅. La situación que tan bien ha narrado daría para hacer un ranking de con al menos diez películas con intrusos con aires de voyeur. Unos fueron por miedo, otros por divertimento, otros por esconderse que quizás es lo más interesante, y otros para aterrorizar y matar je je je je je. Me refiero claro a gente que se cuela en casa ajena. Podríamos hablar de una secuencia magistral en Malditos bastardos u otra bonita secuencia, en este caso más emocional, en la reciente JoJo rabbit con la esplendorosa Scarlett Johansson. Ella no era la que se escondía pero eso es lo de menos 🤣. Y yendo al meollo del asunto lo del tipo este desde luego da para escribir un ensayo o otra película dedicada a él que no sé si sabrá realizado. En definitiva cualquier situación que se salga de lo normal y que cause morbo parece que crea adicción en determinado cerebros. En fin, tendré que poner vigilancia en mi mareante número de mansiones no vaya a ser que se me cuele alguien y no me entere de ello.jejeje.
    Buenas vacaciones señor López y no se le olvide decirle a David que le queremos el año que viene aquí. Abrazos desde Marte 👽

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    1. Gracias, señor Pina. No creo equivocarme si le digo que tanto usted como yo estaríamos encantados de abrir uno de nuestros armarios y encontrarnos allí a Scarlett Johansson, digamos que ese sería un phrogging muy dulce sin duda.
      Como demuestra en su blog, desde luego sabe de cine. Y uno de los símbolos más potentes es el hogar. Es donde estamos seguros, nuestro sancta santorum, y cualquier elemento extraño que aparezca ahí es un doblemente perturbador. Dentro del propio hogar se encuentra el cuarto de baño o el dormitorio, donde esa intimidad es más sagrada y, además, es donde nos encontramos más desprotegidos. Si yo le contara...
      A David todavía lo tendrá por aquí durante junio, espero que mi ausencia no reste demasiados lectores al blog. Le mando un saludo a ¿Marte? Curioso donde vive la gente, allí tendrá que vigilar, me da que hay mucho lugar donde esconderse.

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  4. Buenos días, Señor López. No deja usted de sorprenderme con los elementos que nos trae a su blog. El de esta semana es sensacional también. No conocía esta curiosa técnica inspirada en las ranas , desde luego los malos no tienen rival a la hora de inventar. El caso se las trae. Espero que pase usted unas buenas vacaciones cargando la pistola para traernos a la vuelta más chicha de la buena.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Gracias, señor Merchán. Lo de que sorprendo me lo suelen decir mucho, así que no me sorprende que le sorprenda. Le deseo que pase un buen verano y no olvide revisar los armarios o mirar bajo la cama a su vuelta al hogar. Le mando un saludo.

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  5. Qué inquietante esa idea de tener a alguien viviendo en casa, la verdad. Además de las películas que ya le han comentado, también recuerdo un libro de Juan José Millás que trataba el tema aunque de un modo mucho más amable, alguien escondido dentro de un armario que cuando la casa se quedaba vacía realizaba las tareas del hogar. En fin, una entrada estupenda señor López para terminar la temporada. Estremecedora y terrible la historia de un personaje que pone los pelos de punta y muy buen trabajo de investigación el suyo. Le echaremos de menos pero es cierto que se ha ganado unas buenas vacaciones así que feliz descanso y hasta septiembre.

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    1. Gracias, señora Navarro. Lo normal es que sean tipos inofensivos, gente sin nada en la vida que aprovechan un acceso descuidado para poder pasar la noche o dar cuenta de la nevera. Como se dice de los animales, tienen más miedo ellos que los habitantes de la casa. No obstante, imagino que salvo que se trate de Scarlett Johansson no debe ser plato de buen gusto encontrarte a alguien en el armario. No tengo duda que me echaran de menos tanto como yo a ustedes. Le mando un abrazo y mis mejores deseos para este período estival.

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  6. Una historia escalofriante, sí señor. Todos hemos oido en alguna ocasión ruidos extraños provenientes de no se sabe dónde y los atribuímos a la dilatación o contracción del maderamen por efecto del frío o del calor. Y también algunos pasos a medianoche que, sin duda, nos decimos, proceden del piso de arriba. Pero ¿qué hace ese vecino paseándose por el piso a esas horas? Pero ver a alguien en tu vivienda ya es otra cosa. Algo que, afortunadamente, nunca me ha ocurrido. La alarma ya se encargará de detectar al intrudo, pensamos, y así nos tranquilizamos.
    La historia de ese psicópata es estremecedora. Tener a un individuo agazapado en un rincón de la casa y estar a su merced no tiene parangón. Ni la mejor película de terror nos pone los pelos de punta como el hecho de experimentar en primera persona algo así.
    Espero volver a leer sus historias pasadas las vacaciones de verano, unas vacaciones que también usted tiene bien merecidas y quedo a la espera de más. Agradeciéndole los buenos ratos que me ha hecho pasar, le saludo cordialmente.

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    1. Gracias, señor Panadés. Aunque por motivos obvios he de ser discreto en según qué cosas, le puedo asegurar que la noche es el momento perfecto para colarse en una casa y tomar el control de manera sencilla. Si le interesa este tema he visto que en YouTube existen varios vídeos de cámaras ocultas o grabaciones reales realizadas con el móvil. Sin duda no debe ser plato de buen gusto, salvo que se trate de alguien como Scarlett Johansson tal y como comentaba el señor Pina. En ese caso, bien podríamos decir que llegaron los reyes.
      Pero eso no es lo usual, así que le aconsejo que revise su hogar a fondo. Le mando un saludo y mis deseos de que disfrute del período vacacional.

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  7. Estimado Señor Lopez:
    No puedo más que desearle unas felices vacaciones y esperar su regreso pronto.
    Por otro lado decirle que no conocía este término que usted comenta tan ampliamente documentado y despues de su lectura, he decidido que este año no me iré de vacaciones. Espero que usted si disfrute mucho de las suyas! Gracias por iluminarnos con su amplio e inquietante conocimiento, como siempre! Ja, ja! Un saludo enorme!

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    1. Gracias, señora Marifelita. Lamento profundamente que esta entrada le haya quitado las ganas de irse de vacaciones. Si le sirve de consuelo, sepa que estos individuos también pueden acceder a su hogar incluso cuando usted se encuentre en él, sentada tranquilamente en el sofá de su casa. La parte buena es que en su mayoría son gente inofensiva y que se cuidan mucho de llamar la atención.
      No tenga cuidado en que así lo haré, pensando en ustedes e intentando encontrar historias que les puedan interesar. Le mando un saludo.

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  8. Un inmenso reportaje, muy exhaustivo e interesante. Me alegra siempre leeros, a todos.

    Por un buen y merecido descanso. Un abrazo

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    1. Gracias, señora Albada. Le agradezco sus palabras y le deseo un feliz verano. Un saludo de vuelta.

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  9. ¡Ay, Sr. López! Esta vez ha conseguido ponerme la piel de gallina. Un estupendo reportaje que va interesando más y más conforme se va leyendo. Increíble que estas cosas en verdad hayan pasado. Me quito el sombrero ante usted, aunque también estoy algo enojada, creo que tendré pesadillas y revisaré cada rincón antes de irme a dormir. Saludeme a David, por favor.

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    1. Gracias, señora Piera. Lamento haberle causado esa congoja, pero mírelo por el lado bueno. A partir de ahora tendrá la sana costumbre de revisar esos rincones escondidos y así evitará que alguien ande rondando por su hogar sin enterarse. En esta sección pretendo hacer esta labor social, no hace falta que me lo agradezca. Le mando un saludo.

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  10. Hola David, creo que debes de confesar, eres del gabinete de Pedro Sánchez y nos has dejado esta historia para que no nos vayamos de vacaciones y asumamos que hay que ir a votar sí o sí, nada de voto por correo ni nada de eso, voto directo en urna, ah, y si te toca mesa, sin problema, se acude sin rechistar, porque ya lo has dejado tú bien claro: nada de dejar la casa sola estas vacaciones... Es así, ¿verdad? Jajajajajaja, madre mía, vaya personaje, conforme leía pensaba que prefería a las "ranas" de la introducción. Muy bien narrado, me ha puesto la piel de gallina.
    Un abrazo. :)

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    1. Gracias, señora Merche. Desconozco las querencias políticas de David, aunque presumo por lo poco que le conozco que de buena gana me enviaría a visitarlos a todos, sin distinción ideológica. En mi opinión todos los políticos son sociópatas, y conforme más poder tienen más acusado es su narcisismo.
      Al margen de ello, me alegra que el artículo haya servido para que me guarde en su recuerdo cuando marche de vacaciones. Le mando un saludo.

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  11. Buenas tardes señor López, en primer lugar me gusta mas el termino parásitos, que phrogging, pues las ranas, aunque son frías, son menos detestables. Por suerte nunca tomo vacaciones y por estos lares, esa practica no se estila... Una muy cruda historia, y también una inadmisible práctica esa de vivir de polizonte, por así decirlo.

    La maldad se lleva por dentro, y resulta directamente proporcional a la cantidad de odio y dolor que se vaya acumulando. Casi siempre se crea en la infancia temprana, y se va alimentando lentamente en la mente retorcida y dolida por la razón que fuere. Este Daniel, aun teniendo motivos por sentirse rechazado y violentado, definitivamente que la cárcel no le ayudó, yo diría que le hizo mucho mal, pues antes no parecía tan violento y peligroso, y al salir, era sin dudas otro, un perfecto criminal.

    Le deseo unas muy tranquilas vacaciones, cosa que dudo pueda tener y disfrutar, con tanto crimen y sangre en su vida habitual, usted guarda similitud con un vampiro, a más sangre, más feliz, así que me retracto y le deseo unas muy sangrientas vacaciones, ja, ja.

    A David, si que le deseo unas vacaciones tranquilas y gratas, muy apacibles y lejos de usted, señor López. Pero aun así, esperaremos su regreso, aunque sea para leerlo y aborrecer sus historias, ja, ja.

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    1. Gracias, señora Payano. Es muy posible lo que usted menciona respecto a la influencia del período carcelario, pero me temo que como se dice en España la cabra tira al monte y la familia Bowen tuvo suerte de descubrirlo cuando lo hizo, dado el in crescendo de sus tropelías en aquella casa estuvo cerca de cometer allí lo mismo que cometió tras el ingreso en prisión. Solo era cuestión de tiempo.
      No se crea que la sangre me hace feliz, en realidad es un incordio. Salpica y mancha demasiado, por eso suelo vestir camisas rojas para disimular un tanto, aunque al secarse dejen unos manchurrones marrones un tanto desagradables. Pero no me quejo, son gajes del oficio.
      Me temo que es justamente en vacaciones cuando más cerca voy a estar de David, a ver si termina mi historia de una puñetera vez. Le mando un afectuoso abrazo y mi deseo de que disfrute de este período.

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  12. Hola, Señor López, buen fin de semana y felices vacaciones que se le avecinan. Ha sido un placer poder conocerle, tanto a usted como a sus historias y personajazos. En este caso, la historia en cuestión. Cuando estaba leyendo me venía la imagen de esa película, la de Parásitos, y es que es una práctica que venía muy a cuento, aunque me parece increíble que se de en la vida real, y para muestra la del personaje en cuestión. Pone los pelos de punta, aunque yo soy muy miedoso, y casa crujir nocturno provoca me provoca ataques de nervios, pero ahora que sé de esas prácticas serán peores. Creo que la idea de tener un bate bajo la almohada es una opción, jejej.
    Encantado de conocerle, Señor López. No sabe la influencia que estas entradas están teniendo en ciertos escritos en los que ando experimentando, y que así sigan.
    Un fuere abrazo y cuídese estas vacaciones de juntarse con mala gente, aunque, en el fondo, todos somos algo psicopatillos.
    Un fuerte abrazo!

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    1. Gracias, señor de la Torre. Además de ser sorprendente también es usual que me digan que resulto inspirador. De hecho, David es el que más me lo comenta y eso que le cuesta ponerse de una vez a terminar mi historia. Por más que le susurro parece tener la cabeza llena de pájaros. Espero lograr centrarlo en estas vacaciones. Celebro que le esté tomando el gustillo a este género y será un gusto leer el resultado de esos experimentos. También le facilitaré gustoso mi número de cuenta para que pueda agradecerme esa influencia de manera adecuada. Le mando un abrazo y el deseo de unas estupendas vacaciones.

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  13. Estoy muy de acuerdo con Idalia. En la cárcel dio un salto imprevisible e impropio. Usted mismo refiere que suelen ser inofensivos. Parece una "aficion" más relacionada con el vouyerismo que con el crimen (aparte el alojamiento gratis). Un voyeurismo más cercano y más controlador, el saber todo de alguien, sobre todo lo que esa persona no sabe que saben de ella.
    Aquí en Catalunya en todos los pueblos y ciudades ( bueno, no sé el el 100%) hay una calle que se llama Anselm clavé; eso no resta la coincidencia porque sl fin y al cabo, solo puede haber una en cada ciudad.
    Sin más le deseo que pase un feliz dedicarseasuscosas, mientras nosotros veremos si mos dejan vacacional.
    Hasta la próxima temporada sr. Lopez
    Abrazooo

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    1. Gracias, señor Gabiliante. Como le he comentado a la señora Payano opino que era cuestión de tiempo. El chico contaba con 16 años cuando parasitó en la casa de los Bowen. Creo que el destino de esa familia hubiera sido el mismo que el de la familia Gustafson.
      Como bien menciona, la coincidencia es más por la película de terror que otra cosa, hay calles con el mismo nombre en todas partes. Le mando un abrazo y mis deseos de unas fructíferas vacaciones.

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  14. Felices vacaciones, Sr. López. Ya ve que lo trato con tada amalbilidad. Después de leer las truculentas actuaciones que nos cuenta de Daniel Laplante, con todo lujo de detalles, no sé si considerarle un buen detective o más bien un apasionado de esas historias que llama "true crime". Si es así, tras la abstinencia del verano, no quiero imaginarme cómo volverá. Usted mismo lo ha explicado con el ejemplo de los cigarrillos. Me ha puesto los pelos como escarpias, porque toda la primera parte la he vivido. Una luz encendida, la ventana abierta... ¿Olvidos?, ¿descuidos? A partir de ahora, ¿qué cree que voy a pensar? Espero que el verano corra un tupido velo sobre el asunto.
    Un saludo, Sr. López.

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    1. Gracias, señora Pilar. No tenga duda que pese a mis gustos y dedicaciones valoro en mucho la educación y el trato. Por otro lado, me alegra que esta historia haya logrado el propósito que no es otro que mantenga mi figura en su recuerdo cuando esté disfrutando de sus merecidas vacaciones.
      Esto de escribir en blogs empieza a resultarme un tanto adictivo, así que no será raro que vuelva más gamberro tras estos meses de abstinencia. Le mando un saludo.

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  15. Buenas señor López, llego tarde, pero comprenda que todos tenemos nuestras ocupaciones. Desde luego es usted un hacha buscando los personajes más truculentos y asociales que uno se pueda imaginar, cualquiera diría que disfruta con sus aventuras y fechorías. Confieso, no sin cierta culpa, que yo también he disfrutado de la lectura de esta entrada, aunque me alegro del destino final del señor Laplante. Lo echaremos de menos en las vacaciones, miraré de vez en cuando a mis espaldas, por si acaso. Disfrute del verano, señor López.

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    1. Gracias, señor Valín. No dude que guardo entre mis pecados confesables las historias de estos tipos tan peculiares como el señor Laplante. Quizá ello le de pie a imaginar qué clase de pecados no puedo confesarle en este momento. Disfrute de sus vacaciones y cuando piense en lo solo que queda su hogar se acuerde de mí. Le mando un saludo!

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  16. Me encantaría sumar un verborragico e interesante comentario como todos los anteriores pero no me veo en condiciones de hacerlo y tampoco osaría cortar tan agradables dichos.
    Un placer inmenso leer os, gracias!
    Saludosbuhos! !!

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    1. Gracias, señor buhoevanescente. Curioso nombre. Le agradezco su amable, no exento de razón, comentario. Le mando un saludo.

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Como sería un poco perturbador que dejaras alguna huella dactilar, pelo o cualquier otro resto biológico, te invito a que muestres con un comentario que has disfrutado de esta escena del crimen. Y si además lo compartes en tus redes ya te nombro miembro oficial de la banda. ¡Gracias!