Margaret Millar es una maestra del misterio. Eso no es algo que diga yo, sino que está refrendado con el título de Gran Maestra del Misterio concedido en 1983 por la Asociación de Escritores de Misterio de América.
Tres décadas antes (1955), la misma asociación le concedió el prestigioso premio Edgar por La bestia se acerca, superando nada menos que a Patricia Highsmith y su El talento de Mr. Ripley.
Por si fuera poco, la novela de la que hoy os hablo está considerada como una de las cien mejores novelas negras del s. XX.
¿De qué va?
Helen Clarvoe es una treintañera bastante huraña, introvertida y acomplejada con su físico. También es un tanto miedosa… Bueno, la verdad es que eso es quedarse corto. Siente tanto terror que vive en un hotel para solo para sentirse acompañada y protegida. El caso es que mientras se observa en un espejo recibe una llamada y coge el teléfono. No parece reconocer la voz femenina que habla, así que esta se presenta como Evelyn Merrick, una antigua compañera de instituto que parece ser el reverso luminoso de lo que es Helen. Es una belleza extrovertida, sociable y, por supuesto, fue la chica más popular durante la época del instituto.
Pero es que, además, estuvo brevemente casada con su hermano y este pequeño detalle nos revela que Helen, habiendo sido Evelyn su cuñada, también anda justita de memoria.
Obviemos ese detalle, porque la cosa se pone chunga muy pronto, cuando escuchamos a Evelyn y descubrimos que, pese a todas sus virtudes, es un bicho de armas tomar y le suelta esto en esa llamada:
—Lo que tu necesitas, Clarvoe, es una bola de cristal para que tú también te pudieras ver en ella. ¿Te gustaría? ¿O te daría miedo? Como siempre has sido tan cobarde… ¿Quieres que te diga lo que veo? Tengo tu cara justo delante de mí, clara y brillante. Pero hay algo que la afea. Ah, ahora lo veo. Has sufrido un accidente. Estás mutilada. Tienes un tajo en la frente y la boca te sangra. Sangre, sangre, sangre por todas partes, por todas partes…
La pobre Helen, claro, se acojona y corta la llamada. Es entonces que recuerda a Paul Blackshear, el abogado de la familia, y contacta con él para que investigue si esa amenaza pudiera ser algo por lo que preocuparse.
El abogado, a regañadientes, acepta el asunto y comenzará sus pesquisas. Eso le llevara, según la sinopsis, a un submundo de delincuencia, abuso de drogas y pornografía. Quizá se hayan pasado un poquito con la promoción porque, si bien aparecen esos elementos argumentales, lo hacen de una manera muy sutil. Sobre todo si lo comparamos con la turbia realidad personal y familiar de Helen que descubriremos de la mano del señor Blackshear durante su investigación.
Y hasta aquí puedo desvelar sin destripar.
Momentos estelares
Diálogos
Uno de mis indicadores de calidad de una novela negra son los diálogos. Si estos son planos, mediocres, triviales, funcionales, explicativos o desconectados de la personalidad del personaje es más que probable que la mande a paseo a las pocas páginas.
Los de esta novela son magníficos. Las conversaciones fluyen, tienen clase y, sobre todo, tienen un subtexto qué dice más de lo que se expresa con palabras.
Como ejemplo, esta primera conversación entre Helen y el abogado de la familia al que pide ayuda:
El personaje de Evelin Merryck
Un villano potente es algo irresistible y Evelyn es uno de esos personajes malvados que viéndolos en acción provocan que el lector llegue a odiar desde el cariño.
No se puede ser más manipuladora, cabrona y diabólica. Es un personaje resentido y frustrado y bien que lo sabe. Lo sabe tanto como que no le importa asumirlo y amargar la vida a cualquiera que ose interponerse en su camino. Por “interponerse en su camino” no me refiero a que le quiten un novio o le rayen el coche. Basta con una mala mirada, un comentario, una risita burlona para que nuestra querida Evelyn comience a planificar su destrucción.
Para ello no necesita pistolas o cuchillos, quizá algunas tijeras cuando no hay otra opción, pero en todo caso a ella le basta con descolgar el teléfono. Porque su mejor arma es su enorme capacidad para reconocer las debilidades y miedos de su víctima. No necesita más que una simple llamada, un comentario hiriente, una mera insinuación donde más duele para poner patas arriba la vida de su objetivo.
Fijaos en cómo funciona esa cabeza tras una escena en la que el dueño de un bar le recriminó que se tirara una hora usando el teléfono del establecimiento.
Las descripciones justas
Los diálogos y reflexiones de los personajes ocupan buena parte de las 187 páginas de la edición de RBA que he leído. Eso consigue una lectura muy ágil y demuestra el talento de Millar.
Cuando se tiene una historia, se cuenta. Cuando no se tiene, se hace como que se cuenta y un indicio de esto último es cuando aparecen esas descripciones interminables de lugares o los tratados anatómicos del aspecto de los personajes.
Millar solo se detiene en lo que es importante para la historia, en los detalles del entorno físico reveladores de algo que el lector debe saber. Y punto.
Como ejemplo, esta escena en la que Paul Blackshear va a descubrir el cadáver de alguien que no le caía demasiado bien a Evelyn.
Por si me preguntas te cuento que...
Cuando escribo una reseña, o lo que sea esta clase de entradas, suelo hacerlo después de haber leído la novela dos veces. No por ser meticuloso, sino por ser un desastre. Leo en el metro y, al menos en Barcelona, rara vez puedes sentarte para sacar a la vez una novela, un lápiz y una libreta e ir anotando citas o impresiones. Así que de entrada me la leo del tirón como cualquier hijo de vecino y luego la vuelvo a leer en casa para anotar cositas.
Pues bien, cuando terminé la primera lectura pensé que la señora Millar me había llevado al huerto. Para los que no conozcan esta expresión significa mas o menos como que alguien te engatusa con mentiras para echar un polvo. En este caso, un polvo literario, claro.
Es decir, pensé que me había estado engañando de manera obscena para luego sacarse de la chistera la verdadera realidad de la historia.
Si eso es lo que pensé de inicio, en la segunda lectura tuve que quitarme el sombrero y reconocer su maestría. Lo que yo recordaba como una burda mentira al lector, resulta que no era tal. La autora en ningún momento esconde nada, sino que es su habilidad como narradora la que provoca que el lector sobreentienda algo que realmente no está escrito.
Siendo eso así, el problema de la novela no es la novela, que está perfectamente pensada y tramada, sino la pérdida de inocencia del lector actual. Es una novela de “giro sorprendente”, algo que al lector de los cincuenta dejaría con la boca abierta, pero el lector de hoy, después de haber consumido tantísima ficción de “giro sorprendente”, empieza a ver a la mitad por dónde van los tiros, pese a que la narración insista en mantener la realidad oculta hasta casi al final.
Eso genera cierta desconexión entre la intención del autor y la percepción del lector.
Para entendernos, cuando vi El sexto sentido, después del inicio donde disparan al psiquiatra me di cuenta de que, en las siguientes dos escenas, el personaje interpretado por Willis no interaccionaba salvo con el puñetero niño que veía muertos. Así me pasé hora y media viendo una película que sabía que estaba intentando engañarme. El resultado: me pareció más un drama que una peli de terror.
Pues algo parecido me ha pasado con esta novela.
Te gustará si...
Es una novela negra clásica, de mediados del s. XX, eso ya es una garantía para cualquier lector. Y lo es porque la autora sabe lo que está escribiendo y el tono a utilizar. No pide perdón ni trata de justificarse por la sórdida historia que nos ofrece, algo que, por desgracia, es muy común en las novelas negras actuales en las que los autores parecen ir con el freno de mano por aquello del qué dirán los sensibles.
Ofrece entretenimiento, magníficos diálogos, personajes de doble moral, seres humanos reales que son conscientes de sus miserias y tratan de gestionarlas como buenamente pueden y saben.
Así que, aunque seas un lector experto en anticipar giros sorprendentes, vas a disfrutar de una lectura absorbente.
Y esto es todo por hoy. La próxima semana seguiremos hablando de bestias. De una de carne y hueso que se escondía en el lugar donde los sueños se hacen realidad.
Hasta entonces, sed muy felices y moderadamente malvados.
Hola, David:
ResponderEliminarGracias por esta reseña, no conocía a la autora, tras leerte intentaré conseguir esta novela o, al menos, cualquier otra obra de ella. Pese a que nos adviertes sobre la posibilidad de que ciertos elementos, como el ‘giro sorprendente’ pueden haber perdido efectividad, por lo que compartes es una obra sólida en el relato y ágil en sus diálogos, así que confío en que me resultará interesante.
Me ha llamado la atención el cuidado que le prestas a la confección de las reseñas, con una habitual lectura doble de las obras.
Un abrazo.
Hola, Nino. Es una novela muy pero que muy recomendable. Lo que comento sobre ese giro no es un problema para disfrutarla, que luego haya sido utilizado en muchas otras novelas y películas demuestra que funciona. Margaret Millar es una de las grandes y, además, su matrimonio con Ross McDonald te aseguro que daría también para una novela negra, ja, ja, ja...
EliminarTe agradezco tus palabras sobre la manera que he encontrado para reseñar, que era algo en lo que nunca me he sentido cómodo. Al final me he decantado por esta solución, con apartados fijos e intentando comentar la novela como si estuviéramos charlando en un café. Ahora ando dándole vueltas a la manera de reseñar películas de cine negro... a ver si consigo un formato en el que me sienta a gusto. Un fuerte abrazo!!
Pues me apunto. Lo poco que pido y en ese orden, es ausencia de paja, buen final, buenos diálogos y original historia. La dificultad de encontrarlos va en ese mismo orden. Además como creo tener gusto parecido sl tuyo, me fio de tu criterio.
ResponderEliminarVi hace poco una serie que aguante sin dejarla, por los dialogos; luego , sorpredenetemente mejoro también la trama. No me viene el título... Ryland Givens, se llamaba el protagonista; seguro que ya la has visto.
A ver si me la leo rápido que parece corta y te comento por aquí lo que me pareció.
Abrazooo
O sea, "en ese mismo orden", no. En orden inverso.
ResponderEliminar¡Hola, David!
ResponderEliminarPara comenzar nos hallamos ante un título que llama la atención y no deja dudas en la chistera je, je. Coincido en que la base narrativa debe basarse en lo esencial y no irnos por los cerros de Úbeda con obras que se van a las 800 o 1000 páginas que van en contra de la propia historia con descripciones interminables o puro toreo de salón del escritor/a de turno. Unos buenos diálogos, una historia directa y un final bien elaborado es más que suficiente para engatusar al lector. Efectivamente una llamada de teléfono amenazante, una carta, etc...puede hacer subir la tensión del personaje en cuestión -y del lector- de manera mucho más eficiente que algo más obvio o conocido. Me parece también buena idea la relectura del libro para realizar una reseña tan impecable como la que has realizado. Calidad en el libro y en la reseña :). Alguna vez también he visto alguna película dos veces antes de reseñarla aunque en el cine de actualidad con 20 minutos diría que ya me se la desembocadura del río. Si ves el tráiler pues 20 segundos jajaja.
Un fuerte abrazo.
¡Hola, David!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta reseña y como la realizas, vas entrándonos en materia, dejando que ese deseo de encontrar el libro se convierta en parte de la trama, porque seguimos leyendo y pensando dónde buscarlo para leerlo ya.
Fijate que lo que nos muestras basta y sobra para olvidarnos de Helen y vayamos detrás de Evelin como si fuéramos Paul, ja, ja. Y con eso de las descripciones justas me acabas de dar el tiro de gracia, pues si algo me desencanta es eso de estar leyendo un exceso del entorno, la vestimenta y todo eso que te saca el deseo de seguir y más a una servidora, pues pienso que esas cosas aportan muy poco a la trama, a menos que se traten de detalles importantes para tener en cuenta y luego ir atando cabos.
Me gustó el cartel final, y el nuevo encabezado del blog, que resalta mejor ese revolver, si que te han hecho bien esas vacaciones y lo celebro.
Se que si lo encuentro la disfrutaré tanto como aquel que recomendaste y leí de un tirón, "La mirada del observador" que me gustó mucho.
Gracias por el jugoso libro y por darnos a conocer a esta autora que al parecer tiene ases escondidos bajo la manga, porque eso de sembrar el pánico tan solo con una llamada, es original, y está claro que de seguro lo usaron luego, como en la película "El Aro", con tan solo levantar el auricular y escuchar decir "seven days" ya se estaba temblando.
Un fortísimo abrazo y que sigas disfrutando de la vida y las novelas negras.
Hola, David.
ResponderEliminarComo soy un fan de la novela negra y criminal y especialmente de los escritores que no se andan con rodeos (que usan y abusan de la famosa y molesta paja como relleno) y que utilizan unos diálogos creíbles, esta es una lectura de la que tomo debida nota.
No conocía a esta autora, pero su historial como novelista, la trama que describes de esta novela y tu opinión, a la que le tengo una gran confianza, me ha impulsado a añadirla entre mis próximas lecturas.
Lo realmente extraño es que cuando he consultado la Casa del libro y Amazon para conocer su precio, aparece una cifra aberrante, superior a los 200 euros. No me quedará más remedio que acudir a mi librería habitual para comprobarlo. Quizá este hecho no sea casual ya forme parte de la intriga y el terror que precede a la compra y de la que hace gala esta autora, ja, ja, ja.
Un fuerte abrazo.
Siempre he dicho que, así como no perdono a un autor que me miente, adoro a los que consiguen que me mienta a mí misma y veo que esta autora es de esas. menos mal que la leíste una segunda vez si no esta reseña hubiera sido muy distinta.
ResponderEliminarQué razón tienes en eso de que los lectores actuales estamos acostumbrados a giros tan alucinantes que ya empezamos a imaginarlos desde el principio. Conseguir que no los descubramos con anticipación es para quitarse el sombrero ante el autor. Yo también supe que Bruce Willis estaba muerto mucho antes del final.
Magnífica reseña de una autora a la que no conocía y magnífica novela, al parecer, que ya tengo en mi lista de pendientes.
Un beso.
Hola, David.
ResponderEliminarUn día te preguntaré cómo haces para que el blog o las entradas te queden así, soy nula, no, lo siguiente, un pequeño cambio y lo destrozo, así que por miedo lo dejo sin manipular, :)
Vaya tela con la bella Evelyn, aquí se demuestra que por muy bonita que sea en el exterior, por dentro puede estar carcomida y ser fea de narices, ja, ja, ja.
Anotada queda, debo confesar que, desde hace unos cinco años o quizás más, siempre miro el número de páginas antes de leer cualquier novela, qué horror, eh, pero es cierto que, si no se me hace un mundo entero, me gusta que los personajes muestren lo que son, se reconozcan y se exhiban sin pedir disculpa por ello. Eso le hace que sean más humanos, reales. En esta novela me ha parecido que encima te metes en la mente de una sociópata narcisista, y bueno, eso llama muchísimo la atención, qué la mueve está claro por tu magnífica reseña, cualquier gesto que no sea de su agrado, pero, hasta dónde será capaz de llegar. Lo averiguaré eso seguro.
Un abrazo enorme.
Hola, David. Pues fíjate que no conocía a esta autora pese al reconocimiento que tiene. Estar al nivel de la Highsmith es mucho decir. Me ha encantado lo que cuentas sobre esta historia, el perfil de los personajes tan bien trazado y la maestría en los diálogos que siempre es algo complicadísimo. Me gusta también el tono de novela clásica que comentas y respecto al giro, pues sí, supongo que es inevitable verlo venir desde nuestra perspectiva actual, igual que pasa con muchas películas de la época, pero quizá sea lo de menos porque la novela desde luego resulta muy atractiva. Voy a ver si la encuentro. Un beso y muchas gracias por la recomendación. Genial tu reseña.
ResponderEliminarQué buena reseña... Sabes preparar el plato para que el aroma nos haga la boca agua...
ResponderEliminarEsto me ha gustado mucho...:
"Cuando se tiene una historia, se cuenta. Cuando no se tiene, se hace como que se cuenta". Para mí eso define al buen escritor. Se puede contar de muchas, muchas maneras, pero hay que tener algo que contar y contarlo de modo que el escritor te agarre y no te suelte.
Con los diálogos ocurre igual. Un buen diálogo es el alma de la novela y qué triste es cuando los diálogos son sosos o planos. En las películas pasa igual. Por eso tienes, razón: que sea de la primera mitad del siglo XX ya es indicio de calidad. A mí me da mucha pereza leer cosas modernas porque ya no sabes qué encontrarás... Para colmo, la tendencia cada vez mayor es a la pérdida de calidad en fondo y forma.
Me imagino que esa síntesis final con tu voto (tan original) en una imagen es de tu invención. Si ésta sólo te ha alegrado el día... ¿qué será de la envuelta en terciopelo...? No quisiera perdérmela...
Un abrazote, David, ha sido muy agradable la reseña
Después de la buenísima impresión que tu estupenda reseña nos has trasmitido de esta obra, me gustaría saber qué tiene que tener una novela negra para que la califiques como " dinamita envuelta en terciopelo, obra maestra" jaja si ya me das un título, te lo agradeceré infinitamente porque aunque disfruto mucho cada vez que te lo, debo reconocer que justamente la novela negra es el género que menos me atrae en general y te digo por qué, soy muy curiosa e inquieta, en el buen y mal sentido y además, pelín impaciente así es que cuando tomo un libro entre mis manos siempre le someto a mi prueba de fuego -que se, que ti será un sacrilegio- y por eso comprenderás que los thriller no me atraigan en papel, en cine si, si son buenos -un especie muy muy rara- meeencantan, porque hay que ser muy inteligente y además extremadamente cuidadoso, para no resultar predecible, para como tu dices hace esta novela, te sorprenda e incluso descoloque con esa sensación de que nos ha tomado el pelo su autor y sin embargo, cuando lo observas en detalle, todo está perfectamente hilado.. Bueno, no sé si me perdonarás, pero resulta que yo empiezo a leer un libro y me voy directamente al centro y al final, si lo que leo me engancha sigo.. pero claro ¿ qué te impulsa a atarte a una novela de misterio? Su resolución, si la destripas nada más empezar la cosa no tiene aliciente o mejor dicho, pierde mucho, casi todo .. en fin, esperaré tu recomendación y experimentaré sin destrozarla con mi método : )
ResponderEliminarMil gracias por este original formato de blog que tienes ( parece un rompecabezas jaja me gusta, lo puedes disfrutar por piezas ; ) y además de todo esto, por el excelente comentario que me regalaste en el blog, lo comparto al 100%. Un placer leerte siempre DAVID, un fuerte abrazo!
Hola, David
ResponderEliminarEl título ya lo dice todo, y desde luego no es fácil de olvidar. Lo primero, felicitarte por la reseña, muy cuidada y detallada, que fomenta las ganas de leer el libro. No había leído a la autora.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en el tema de los diálogos, lo importante que son en una novela y lo difícil que resultan en la mayoría de ocasiones. Y que te sorprenda un libro por sus giros, finales o incluso durante el desarrollo, por su fino hacer al trabajar las tramas, lo convierten en un buen libro.
Sólo hay una cosa con la que no coincido, con la película 'El sexto sentido', yo no lo tuve claro desde el principio, tardé un poco más, debo leer más novela negra, jejeje.
Un fuerte abrazo!