FILOSOFÍA NOIR | La novela negra como manual de autoayuda

Una de las mil razones por las que disfruto leyendo novela negra es por las reflexiones en forma de citas y frases que suelen aparecer en ella. Frases como balas que te llegan al cerebro y sobre las que das vueltas y vueltas hasta darte cuenta de la gran verdad que cuentan.

    Así que esta temporada he pensado en compartir esas píldoras de sabiduría noir con las que, quién sabe, bien podríamos elaborar un manual de instrucciones para la vida.

    A ver qué os parecen.

MANUAL NOIR DE AUTOAYUDA: TIPS PARA COMPRENDER LA VIDA

En esta primera ronda comparto cuatro píldoras noir y la reflexión que me ha provocado cada frase. No soy un tipo de principios sólidos ni convicciones profundas, así que lo que comento hoy bien podría ser lo contrario a lo que comentara mañana. Como dijo Groucho Marx: estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros.

    Así que lo importante es lo que las frases os sugieran a vosotros para que de esa forma la entrada tengo un abanico de opiniones que nos confirme que la vida es una infinita gama de grises inetiquetables.

    ¡Vamos allá!

Sobre el esfuerzo y la recompensa

Un hombre no le saca a la vida más que lo que pone en ella.

El asesino dentro de mí Jim Thompson

Ya conocéis mi pasión por este autor, así que no es casualidad que inicie con él esta ronda.

    Esta frase me ha hecho reflexionar sobre el esfuerzo y la recompensa. ¿Todo esfuerzo es recompensado? Seguramente no, pero lo que sí creo es que nada que se haya conseguido sin esfuerzo merece la pena.

    Ya pasada la Navidad, creo que viene al pelo este ejemplo. Alguien os habrá regalado unas zapatillas, un perfume, o cualquier cosa de la marca que sea. Seguramente lo habrás agradecido educadamente, pero ese objeto no tendrá un valor especial para ti. Pero si alguien te ha regalado algo realizado por él mismo, un dibujo, un jersey de punto; un cuento…, cualquier cosa que le haya llevado días o semanas hacerla para regalártela en Navidad, seguro que habrás sentido algo más que agradecimiento. Te habrás dado cuenta de lo importante que eres para esa persona porque ese regalo es mucho más que un regalo, es el tiempo y esfuerzo que hay detrás de él pensando en ti, en ofrecerte algo único. Esto lo guardarás toda la vida.

    Si uno pone toda la carne en el asador recibirá una jugosa parrillada. Es verdad que en ocasiones el esfuerzo no se ve recompensado, que la cosecha no se corresponde para nada con el tiempo y trabajo que te llevó la siembra. O, al revés, que alguien con simplemente marcar cinco números reciba el premio gordo de la lotería.

    No busquemos en los casos excepcionales una excusa para no esforzarnos. Aunque el trabajo no nos dé el resultado que esperamos, lo que sí te va a dar es estima, aprendizaje y satisfacción personal. Lo has puesto todo de tu parte y eso basta para sentirte en paz contigo mismo y logrará que la decepción pase rápido. Nada es eterno, ni la gloria ni el fracaso.

    Lo que se logra con un simple clic, se pierde de la misma forma. Así que a luchar y esforzarse de verdad.

Sobre la actitud frente a la vida

La ventaja de los pesimistas es que no hacen más que llevarse sorpresas agradables. En cambio, los optimistas solo sufren desengaños.

Fer-de-lance Rex Stout

Reconozco que esta frase de Rex Stout me supone una contradicción personal. Por un lado, entiendo que la felicidad, por llamarlo de alguna manera, depende de las expectativas y que nada decepciona tanto como el desengaño que se sufre en aquello que habíamos puesto muchas esperanzas. Por el otro, pienso que si uno no encara la vida con ilusión, lo más probable es que nada encontremos que nos entusiasme.

    Si antes de abrir una novela o comenzar una película tenemos la idea de que va a ser la quinta esencia del arte, es muy posible que nos decepcione mucho a poco mala que sea; si la encaramos sin mayores pretensiones, a poco buena que sea nos dejará un sabor agradable. Esto es aplicable a todo. A una relación de pareja, a un trabajo, a unas vacaciones…

    Quizá el problema radique en nuestra respuesta a la frustración. Uno sale de casa por la mañana en plan Hoy puede ser un gran día que cantaba Serrat, como aconsejan los libros de autoayuda. De esa forma, programamos nuestra mirada en percibir lo positivo para, dicen, atraerlo. Sin embargo, conforme pasan las horas, se acumulan los tipos que vienen a jodernos, además de los problemas y las malas noticias. Y, entonces, nos vamos al Bulevar de los sueños rotos de Sabina a tomarnos una copa, mientras concluimos que la vida es una hija de puta.

    Quizá, la solución sea esperar siempre lo mejor, pero aceptando que por el camino nos encontraremos lo peor.

      O quizá no.

Sobre la pérdida

La vida se nos antoja más llena de interés cuando estamos a punto de perderla.

Misterio en el Caribe. Agatha Christie

Hay un dicho que dice que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Y posiblemente sea así. Tendemos a valorar poco lo que tenemos o ya hemos conseguido. Por el contrario, lo ajeno siempre nos parece de más valor y los logros por venir más deseables que los que ya hemos alcanzado.

   Quizá sea hasta razonable. Nuestra mente necesita de estabilidad para no volverse loca y también, de alguna manera, focalizar esfuerzos para no agotarse. Si, además de luchar por el futuro, tenemos que preservar el pasado y el presente nos quedaremos sin energía. Así que como el reloj siempre va hacia delante, también lo hacen nuestros esfuerzos. Y eso provoca que desatendamos lo obtenido y, por tanto, que nos parezca menos que lo pendiente de conseguir.

    Cuando nos enamoramos de alguien, ponemos los cinco sentidos en esa persona para lograr su atención y amor. Cuando ya lo hemos conseguido, nos relajamos. Lo mismo sucede con los objetos, el coche, la vivienda… o como cuando éramos niños y siempre nos gustaba más el juguete de los demás que los nuestros.

    Al menos hasta que lo perdemos o barruntamos que se nos pueda escapar. El amor, la amistad o nuestras pertenencias materiales… Solo hasta que aparece la amenaza de la pérdida es cuando nos damos cuenta de lo importante que era para nosotros.

    Y así llegamos a la propia vida. Estamos tan acostumbrados a ella, justo desde que nacemos, que terminamos por perder de vista que es un milagro único. La damos por sentada y damos más importancia a los incordios del día a día que al hecho de que podamos contarlos.

    Hasta que, de repente, un médico nos hace un diagnóstico muy chungo o el avión se queda sin gasolina en pleno vuelo. Entonces es cuando nos damos cuenta de la maravilla mágica que es la vida.

Sobre la complejidad humana

Nunca se puede comprender a un hombre totalmente, del mismo modo que nunca se pueden ver los seis lados de un cubo.

Epitafio para un espía. Eric Ambler

Esta frase ya os la compartí la semana pasada cuando hablamos de Epitafio para un espía de Ambler. Me parece una afirmación rotunda que explica muy a las claras lo maravilloso que es el ser humano.

    Cualquiera de las ocho mil millones de personas que habitan la Tierra es un universo en sí mismo. Todos tenemos claros y oscuros, principios y contradicciones, fortalezas y debilidades. Eso es algo espectacular. Saber que cualquier persona siempre esconde una cara no tendría que ser motivo de preocupación sino de admiración. ¿Quién quiere personajes planos en su vida?

    Una de las cosas que me repugnan de la sociedad de hoy es la pretensión de simplificar al ser humano, de quitarle dimensiones y profundidad para reducirlo a la única cara de un cuadrado. El Sistema nos quiere mediocres, planos y predecibles. Reducirnos a una sola etiqueta que defina a la persona. Que baste, por ejemplo, con etiquetarnos por nuestra ideología política, orientación sexual o condición social para, de ahí, predecir nuestros gustos, opiniones, hábitos, preocupaciones o inquietudes.

    Eso es el santo grial de la Era Digital: reducir al ser humano a un algoritmo que sea fácil de manejar para el márquetin digital, la inteligencia artificial o los poderes políticos y económicos. Si la población es mediocre, será predecible; si es predecible será manipulable. Y si es manipulable aceptará cualquier cosa sin rechistar.

    Por mi parte, que le den a los algoritmos y al puñetero padre o madre de la Inteligencia Artificial. También a los políticos y las elites económicas, por cierto. No pienso facilitarles la vida. No nos simplifiquemos, seamos complejos e impredecibles.

    Más personas y menos hashtags.

Y esto es todo por hoy, seguro que estas frases os han sugerido otras reflexiones o lo contrario a las tonterías que he dejado escritas. Os invito a compartirlas.

    Esta semana toca entrada el miércoles, y en ella os hablaré de una editorial muy negra.

    Hasta entonces...

Sed muy felices y moderadamente malvados. 

DAVID RUBIO

Aunque no sea lo mismo que compartir una buena charla acompañada de un café bien negro, te propongo quedar en otros espacios virtuales donde también suelo perpetrar publicaciones. Clica sobre los siguientes iconos o envíame un mail a balasyestrellas@gmail.com.