TARANTINO: EL JOVEN PATÉTICO Y CRIMINAL | 30 años de Pulp Fiction. Vol. 1

El próximo 21 de mayo se cumplirán treinta años del estreno de Pulp Fiction en el Festival de Cannes. Dos días después, Clint Eastwood , presidente del jurado en aquella edición, proclamó la película de Quentin Tarantino como ganadora de la Palma de Oro.      Los que seguís este blog ya conocéis mi pasión tanto por esta película como por Tarantino, así que, evidentemente, Balas y estrellas no podía dejar pasar la ocasión para rendirle homenaje.      Comenzando, claro, por Quentin Tarantino, el genio de la narrativa que más me ha hecho disfrutar en una sala de cine. TARANTINO: EL JOVEN PATÉTICO Y CRIMINAL

DE PETER PAN A HANNIBAL LECTER, en solo seis grados de separación

De Peter Pan a Hannibal lecter, artículo de Balas y estrellas, blog de novela negra

La teoría de los seis grados de separación nos dice que cualquier par de personas están conectadas entre sí por solo seis grados o eslabones. Conocemos a alguien, este a uno, el uno a otro… y así hasta llegar al sexto eslabón que nos relaciona con cualquier ser humano del planeta. O lo que es lo mismo, cualquiera de nosotros solo estaría separado por un máximo de seis contactos de tipos como Putin o Biden. 
    El origen de esta teoría lo encontramos en un relato del escritor húngaro Frigyes Karinthy titulado Eslabones y, partiendo de esta idea, me propuse comprobar si esto también pudiera aplicarse al mundo de la ficción. En concreto con personajes célebres de la novela o el cine negro.
    ¿Lo probamos?

DE PETER PAN A HANNIBAL LECTER

¿Quién no conoce a Peter Pan y a Hannibal Lecter? Dos personajes de ficción tan distintos que parece imposible que puedan guardar alguna relación entre sí. El primero es un icono entrañable de la literatura infantil nacido hace más de un siglo; el segundo, uno de los personajes más perturbadores de la ficción negrocriminal moderna.

    Así que me pareció una prueba de fuego para la teoría de los seis grados de separación.

    ¿Se cumplirá en este caso?

El origen de Peter Pan

Durante un paseo por los jardines de Kensington, en Londres, el autor teatral James Matthew Barrie se quedó prendado por dos niños, George y Jack. Le resultaron tan divertidos y simpáticos que no dudó en compartir sus juegos.
    Esto hoy hubiera acabado con una llamada a la policía y con los huesos de Barrie en un calabozo. Pero a finales del s. XIX era algo muy común. Sin ir más lejos, tenemos el ejemplo de Lewis Carrol con Alice Liddell, la niña que le inspiró Alicia en el País de las Maravillas.
    Con Barrie sucedió algo similar. A partir de ese encuentro se inició una gran amistad con sus padres, Arthur y Sylvia Llewelyn Davies que, además de Jack y George, contaban con otros tres hijos igual de espabilados: Peter, Nico y Michael. Barrie pasó a ser un miembro más de esa familia. Las correrías y desparpajo de los niños le hicieron verlos como pájaros capaces de salir volando en cualquier momento.
De Peter Pan a Hannibal lecter, artículo de Balas y estrellas, blog de novela negra

Esa idea germinó en su mente para crear un personaje, nuestro Peter Pan, y hacerlo debutar en una obra de teatro titulada El pajarito blanco (1901). La respuesta del público lo animó a seguir con el personaje y, en la navidad de 1904, estrenó la obra Peter Pan y Wendy, ya con los personajes e historia que hoy conocemos.
    Lamentablemente, el cuento de hadas no se reprodujo en la vida real. En 1907 falleció el padre de los niños y en 1910 le tocaría a Sylvia, su madre, por un cáncer de mama. Barrie se haría cargo del cuidado y tutela de los pequeños.
    Hasta ahora os he omitido un pequeño pero crucial detalle.
    El apellido de soltera de Sylvia Llewelyn Davies era du Maurier.
    Y con ello comenzamos en enlazar la cadena.

De Sylvia Llewelyn Davies a Daphne du Maurier

Sylvia era hija de George du Maurier, un dibujante y escritor nacido en París (1834) que perdió su ojo izquierdo en Amberes y encontró el amor en Inglaterra. Como dibujante logró fama por un estilo satírico y punzante con el que caricaturizaba a los más insignes representantes de la nación. Dado que estamos en un blog de novela negra, es obligado destacar en letras de oro su participación como ilustrador en la considerada, hasta nueva orden, primera novela policíaca de la historia: El misterio de Notting Hill, escrita por Charles Warren Adams en 1862.
    Su aportación al mundo de la literatura no quedó ahí, ni mucho menos. Tuvo cinco hijos. Uno de ellos, Gerald du Maurier, se convertiría en un célebre actor y padre de dos escritoras. Ángela y, sobre todo, Daphne.
    Sí, Daphne du Maurier fue nieta de George y, por tanto, sobrina de Sylvia y prima de Peter Pan.
    Hablar de Daphne es hacerlo de la obra maestra e intemporal que es Rebeca. ¿Quién no recuerda a ese personaje que nunca llega a aparecer en la novela? De su presencia asfixiante para la protagonista innombrada, de la terrible señora Danvers. Una historia inolvidable que, además, contó con la fortuna, merecida, de que cierto director de cine se fijara en ella.
    No era la primera vez que ese director había llamado a la puerta de Daphne. En 1939 había adaptado su novela Jamaica Inn con un tono aventurero que, al parecer, no le gustó nada a la escritora, mostrándose poco interesada en repetir la experiencia. El productor David O’ Selznick le prometió que en esta ocasión la adaptación sería fiel y acompañó la promesa con un suculento cheque de 50000 dólares de la época.
    Esto último la convenció por completo.
   La película se estrenó en 1940 y, por supuesto, el director de esta fue Mister Alfred Hitchcock.
    Y con ello saltamos al siguiente eslabón de la cadena.

De Peter Pan a Hannibal lecter, artículo de Balas y estrellas, blog de novela negra

De Daphne du Maurier a Alfred Hitchcock

Al señor Hitchcock se le ha concedido el título de Maestro del Suspense, y desde luego que lo es. Pero yo añadiría otro, el de Maestro de las Adaptaciones de novelas.
    Hitchcock tenía un sistema perfecto. Cogía la novela y la deconstruía. Una vez que la historia estaba despiezada, la volvía a construir en escenas que resultaran visuales y potentes en la gran pantalla. Tomaba la historia y la hacía propia, logrando con ello que la película, aun siendo una adaptación, resultara distinta y separada de la novela.
    En 1959, Hitchcock había estrenado Con la muerte en los talones. Un éxito de taquilla que logró recuperarlo un tanto del fracaso comercial que supuso Vértigo. Contaba entonces con sesenta años y, al parecer, un periodista tocapelotas le cuestionó si con ella había llegado el momento de la retirada. Esto parece ser que picó en su orgullo inglés.
    Así que empezó a buscar una historia diferente; algo que siguiendo su método de adaptación lograra aterrorizar como jamás se hubiera hecho en una sala de cine.
    Y entonces encontró una novela que se publicó ese mismo año. Escrita por un autor no demasiado conocido por el gran público, aunque adorado en el mundo de las publicaciones de género Pulp.
    Ese escritor se llamaba Robert Bloch.


De Alfred Hitchcock a Robert Bloch

Robert Bloch es un autor que merece mayor reconocimiento. Un currante del mundo de la escritura que se centró en géneros como el terror, la fantasía o la ciencia ficción. Quizá por ello no sea demasiado conocido en España.
    Sus inicios fueron de la mano de Lovecraft, y sus primeros relatos giraron en el universo de los Mitos de Cthulhu. Luego se hizo un nombre en las publicaciones de literatura Pulp como Weird Tales y, a finales de los cuarenta del pasado siglo, saltó del relato a la novela. Su sexta novela, en 1959, llevaba por título Psicosis.
    La leí hace años y por supuesto después de ver la película de Hitchcock. Os aseguro que conocer la historia no me impidió en absoluto disfrutar de su lectura y quedar atrapado por ella.
    Tanto como se quedó Hitchcock. De inmediato concluyó que esa era su apuesta y, tras hacerse con sus derechos por apenas 9500 dólares —recordad que un par de décadas antes le había pagado 50000 a Daphne du Maurier—, mandó comprar todos los ejemplares de la novela que se hubieran puesto a la venta para así evitar su difusión y lograr que el famoso desenlace permaneciera oculto hasta que su película fuera vista en el cine.
    El taquillazo permitió a Robert Bloch cierta holgura económica, aunque su nombre quedara un tanto relegado ante la opulenta figura de Hitchcock. Sí consiguió el reconocimiento del mundillo literario recibiendo premios como el Hugo, Bram Stoker, el Mundial de Fantasía o presidiendo la asociación de escritores Mystery Writers of America.
    Por no hablar de los guiones para varios capítulos de series míticas de televisión como The Twilight Zone o Star Trek.
    A estas alturas, la historia y el final de Psicosis es conocido por todos, pero por si algún despistado cae por aquí prefiero no desvelarlo. Me limito a mencionar que el protagonista, Norman Bates, regente de un humilde motel, mantiene una relación pelicular con su anciana madre.
    Para esa relación peculiar, Robert Bloch se inspiró en alguien de la vida real.
   Alguien cuya casa, posiblemente, fuera lo más parecido al infierno que nadie haya podido ver en este mundo.

De Robert Bloch a Ed Gein

Nadie en su sano juicio desearía estar en la piel de los policías que el 17 de noviembre de 1957 entraron en aquella granja de las afueras de Plainfeld.
    Habían acudido porque el nombre de Ed Gein aparecía en el libro de ventas de una ferretera, Bernice Worden, que había desaparecido el día anterior.
    La pista fue correcta y la encontraron, aunque no como hubieran querido. Había sido decapitada y su cuerpo colgaba cabeza abajo, con las piernas abiertas en V atadas a una viga y abierta en canal, desde la vagina hasta la garganta.
    Con todo, eso no fue lo más horrible.

De Peter Pan a Hannibal lecter, artículo de Balas y estrellas, blog de novela negra

    Por si eso no fuera poco, todo el interior de la granja estaba lleno de inmundicia y suciedad. Solo un espacio se mantenía cuidado y ordenado: el dormitorio de su madre, Doña Augusta Gein, muerta un año antes.
    Su cadáver descansaba confortablemente en la cama.
    Parece ser que la relación de Ed con su augusta madre fue también peculiar. Esta era una fanática religiosa que, tras la muerte de su alcohólico esposo, rigió los destinos de sus dos hijos con mano de hierro.
   Para ella, las mujeres eran la fuente de todo pecado. Tampoco es que estimara demasiado a los hombres, a quienes consideraba seres abominables. Así que alejó a sus vástagos, tanto a Ed como a su hermano mayor Henry, de toda perversión, impidiendo que tuvieran más relaciones sociales de las necesarias y, por supuesto, siempre bajo su estricta aprobación.
    Henry, el hermano mayor de Ed, parece que era más rebelde y ello provocó que muriera accidentalmente en un incendio en 1944. Un año después, lo haría Doña Augusta.
    El vínculo entre Ed y su madre era tan fuerte que ni la muerte logró romperlo. La misma noche de su entierro, Ed exhumó el cadáver y lo llevó de vuelta a la granja, acostándolo dulcemente en el dormitorio de mamá para poder hablar con ella.
    Sí. Mamá le hablaba y le decía lo que tenía que hacer. Cosas muy malas, como asesinar a pecadoras como la pobre ferretera y, antes, a una camarera. Se sospecha que no fueron las únicas.
    En el juicio, Ed fue declarado psicótico y, por tanto, irresponsable para recibir la pena capital. Pasaría el resto de su vida en el Mendota Mental Health Institute, un hospital psiquiátrico público de Madison, Wisconsin.
    En todo ese tiempo recibiría una sola visita.
    Fue a principios de los 70 y ello nos lleva al siguiente eslabón.

De Ed Gein a John Douglas

John Douglas ingresó en el FBI en 1970 y ejerció de francotirador en los SWAT hasta que sus inquietudes en Psicología hicieron que fijara su diana en la mente del criminal, pasando a desempeñar la especialidad de negociador de rehenes. Ello motivó su ingreso en la Unidad de Ciencias del Comportamiento en Quántico donde creó el programa de perfilación criminal.
    Aprovechó su faceta docente con agentes y policías de todo el país para, junto a Robert Ressler, entrevistar a los asesinos más atroces que bautizaría como Asesinos Seriales. Su objetivo era conocer cómo funcionaba su mente y si tras la locura de sus actos se escondía alguna lógica o moral por enrevesada que fueran.
   Una de esas visitas fue, por supuesto, a Ed Gein. No parece que sacara demasiado de ella. Según declaró en una entrevista:
«Fue un encuentro breve. Gein era tan psicótico que realmente no logré gran cosa, al contrario de los encuentros con otros asesinos en serie».
    No obstante, de su expediente policial sí pudo concluir que la motivación de Ed Gein era convertirse en mujer, como hubiera deseado su querida mamá, quien lo vestía con ropa de niña en su infancia. En una mente destrozada como la suya, ese deseo irrealizable para él degeneró en la idea de confeccionar un traje con la piel de los cadáveres femeninos que exhumaba y servían de materia prima para decorar su casa.
    John Douglas, en sus presentaciones y conferencias en Quantico, recurría a la figura de Gein como ejemplo de asesino psicótico y desorganizado, comparándolo con otros dos asesinos célebres como fueron Ted Bundy y Gary Heidnik.
    A varias de esas conferencias asistió un periodista de sucesos que ansiaba iniciar su carrera de escritor.
    Y con ello llegamos al último eslabón.
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De John Douglas a Hannibal Lecter

Si la obsesión de Ed Gein era crear un traje de piel femenina para lograr realizar su fantasía de convertirse en mujer; Gary Heidnik coleccionaba personas a las que arrojaba a un pozo que había excavado en su propia casa para torturarlos cuando no ponían nada interesante en la televisión. Ted Bundy, como asesino organizado, usaba el truco del pobre lisiado para lograr que la inocente víctima lo ayudara a cargar alguna cosa en su furgoneta, donde lograba reducirla.
    Todo esto que contaba Douglas en sus clases fue convenientemente anotado por el todavía periodista Thomas Harris para dar forma a Búfalo Bill, el psicópata asesino de El silencio de los corderos.
    Pero hubo otro detalle que entusiasmó a Harris. Ted Bundy tuvo la ocurrencia, ya en el corredor de la muerte, de ofrecer sus servicios al agente del FBI Robert Keppel para ayudarlo a cazar al asesino de Green River. Eso le dio la idea de que la agente del FBI de su futura novela fuera ayudada por un psicópata que ya estuviera entre rejas.
    Un psicópata que fuera un ser único.
    Entonces recordó a cierto criminal al que entrevistó para una revista y que tenía como apodo el de Doctor Salazar, ya que era médico. Su nombre real era Alfredo Balli Treviño. Harris diría de él que era un tipo refinado, culto, con inquietudes filosóficas. Un hombre pequeño con cabello rojo oscuro que se mantenía siempre quieto y poseía una cierta elegancia.
    Esto mismo podríamos decir del Dr. Hannibal Lecter, ¿verdad? El personaje debutó en un papel secundario en la segunda novela de Harris, El dragón rojo (1981), antes de hacerlo a lo grande en El silencio de los corderos (1988).
    Tres años después, Anthony Hopkins le daría su rostro y majestuosidad en la adaptación al cine.

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Pues sí, en este caso la teoría de los seis grados de separación se ha cumplido. ¿Podremos encontrar otros casos? Permaneced atentos a vuestras pantallas.

Y esto es todo por hoy. Esta semana también habrá una publicación el miércoles y con ella que iniciaremos una serie que pretende homenajear a las editoriales que forjan nuestros sueños más negros.

Hasta entonces...

Sed muy felices y moderadamente malvados.

sobre mi

DAVID RUBIO

Aunque no sea lo mismo que compartir una buena charla acompañada de un café bien negro, te propongo quedar en otros espacios virtuales donde también suelo perpetrar publicaciones. Clica sobre los siguientes iconos o envíame un mail a balasyestrellas@gmail.com.

Comentarios

  1. Te felicito, David. Este artículo, tan maravillosamente hilado sobre la Teoría de los seis grados o eslabones, me ha resultado tremendamente profundo; sorprendentemente intrigante... Y puede que algo de verdad exista sobre esta teoría también en el cine de noir; ya que el cine, arte indudable, no deja de ser el arte de narrar historias mediante proyección de imágenes, imágenes tomadas en parte de otras narrativas, de ficción o reales pero que sin duda beben de la realidad... Y ahí es donde tú has llegado tan imaginativo y brillante, dotándole a esta historia la posibilidad de que se cumpla la teoría también en el cine negro. 👏
    Si esto es así, supongo que haciendo ejercicio de intuición, también podría observarse en cualquier otro género de cine, je... Carezco del talento y de información y formación al respecto para elaborar teorías tan brillantes como tú, pero no deja de ser sugerente y enriquecedor para la mente indagar en estas cosas que aparentemente suponemos que estamos todos desconectados unos de otros y sin embargo, quizá no sólo estamos conectados "a sólo seis grados", en vidas reales, sino además también en nuestras ficciones, je... ¿Ocurrirá también esto en el caso de los autores de libros?
    Algo de cierto hay, después de todo, y recuerdo al respecto una historia que mi padre me contó sobre alguien que conoció en un lugar lejos del país natal y que tenía un apellido familiar... (Daría para otra historia de seis grados de separación, supongo... Un día igual la contamos, je...).
    He disfrutado muchísimo leyéndote, David.
    Feliz domingo.
    Abrazo. 🌞

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    1. Gracias, Clarisa. Me alegra que te haya gustado la entrada. La verdad es que esta teoría, imagino que será solo eso, una teoría, pero te aseguro que todavía no he encontrado ningún caso en el que no se cumpla si uno se pone a pensarlo.
      No obstante, en este caso es solo la fórmula de la que he intentado servirme para conectar en un solo artículo curiosidades de las temáticas de este blog de novela negra y el crimen. Tenemos novela negra con Harris y Bloch, cine negro con Rebeca o Psicosis, asesino serial con Ed Gein, criminología con Douglas.
      Justo tu pregunta final, respecto a que se cumpla en el caso de los autores, es la base de esta idea. Leer biografías de autores es algo apasionante. Así te das cuenta de que prácticamente todos se conocen en su época. Por ejemplo, Ian Fleming y Roald Dahl compartieron formación como espías, y de ese punto de conexión podríamos partir para unir varios autores y celebridades. Otro ejemplo, el autor de El exorcista apareció en un programa de entrevistas con Groucho Marx.
      Bueno, ponte a pensar en tus conocidos, amigos y familiares y empieza la cadena, ja, ja, ja... Un abrazo!

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  2. primero , que luego se me olvida, que respecto lo que dices de Bloch en un párrafo, estoy revisando simultáneamente las series star tres (origina) y twilight zona; un capitulo de cada una seguidos; los tengo en el mismo pensamiento. y de twilight zone miro detalladamente los créditos ( por ser tan sntigua)por ver si conzco a alguien que después se haya hecho famoso. Por cierto hay 2 o 3 de Richard Matheson que destacan. en bloch no me fije porque no conocía el mombre.
    Ya pasando a tu hZaña de inytercomunicar a dos personajes tan dispares, te diré que parece asombroso, y que no comprendo como lo hiciste, porque , en realidad vas a ciegas; no sabes a quien podría conocer el siguiente eslabón.
    Respecto a la teoría de los 6 grados, yo personalmente no me la creo, porque que aunque se produzca en algún momento no vale para siempre. que pasa con un indígena del amazonas?
    Y en l actualidad en que la gente viaja mucho, aún sería más posible, pero en los 50, cuando se desarrollo esta teoría lo creo aun menos.
    Tengo entendido que esa teoría salió de un experimento de Stanley Milgram. Recuerdo que me apareció cuando rebusque sobre este sicologo a raíz de conocer el experimento de obediencia a la autoridad (algo quee fascino y ya he mencionado en slguna ocasion).
    Nos leemos el miércoles.
    la novela , que? ya nació?
    abrazoo

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    1. Hola, Gabiliante. La teoría cómo bien mencionas la elaboró en su parte matemática ese autor, inspirándose en ese cuento de la primera década del XX. El cuento está en Google, no es muy bueno, pero si muestra muy bien la idea. De todas formas, la teoría se hizo famosa gracias a una película y una moda de hace años en la que se trataba de demostrar que cualquier persona estaba conectada al actor Kevin Bacon.
      Buscando nuevas formas de artículos se me ocurrió aplicarla a los personajes de ficción para, de esa manera conseguir un hilo narrativo que uniera los distintos temas del blog. A ciegas, nunca se va. Gracias a las biografías del tintero de oro me di cuenta de que todos los autores se conocían o habían compartido anécdotas. Si te das cuenta, en el artículo aparecen Daphne du Maurier, Carroll... de cuya vida ya hablamos en el tintero.
      Así que conocía de antes desde Peter Pan hasta Ed Gein. También conocía que Harris se había basado en las reuniones de Bundy con Kessler. Por ahí busqué hasta llegar a la figura clave Douglas.
      De los veinte personajes que elegía, diez famosos y diez de novela negra, de momento he conectado cuatro, los otros seis están en punto muerto. Un abrazo!
      Ah, la novela nació, ahora está guardado esperando que me olvide de ella para darle la segunda revisión. Un abrazo

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  3. Fantástico, David. Me has dejado prendida y prendada de tu entrada. no sabía cómo podías llegar a hacer la relación de dos personajes tan dispares y he de decir que lo has logrado a la perfección. Mi más sincera enhorabuena. estaré pendiente de próximas entregas de la etiqueta "Seis grados de separación".
    Un beso.

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    1. Gracias, Rosa. Me alegra que hayas disfrutado de este formato de entrada que permite incluir diversas anécdotas o temas en un solo artículo. De momento, tengo tres relaciones más y otras seis en proceso de investigación, ja, ja, ja... Un abrazo

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  4. Estupenda pesquisa. Hay que ver qué cerquita podemos estar del infierno en la tierra. Me cortó la digestión conocer la historia de Ed. ¡Dios santo! La ficción literaria es un juego de niños frente a lo que hay por ahí fuera. No me extraña que los autores rebajen el realismo para parecer realistas o exageren tarantinamente para que sea soportable un relato por creer que nada hay así. Seguiré pendiente de los siguientes seis grados, ese despelleje de las relaciones sociales, a ver si cae un agente literario que me resuelva la vida sin darme martirio, jaja. ¡Saludo!

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    1. Gracias, Fernando. Desde luego que Ed Gein estaba muy mal. Algunos pensadores sitúan en el descubrimiento de esa casa de los horrores el fin del sueño americano. No sé, lo cierto es que este tipo también inspiró La matanza de Texas, en este caso en su vertiente más gore y "visceral". Es curioso, cómo venden siempre esta clase de asesinos, creo que nos repelen y atraen por igual, al menos a distancia, claro. Un abrazo!

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  5. Es sorprendente que se cumpla aquí la regla de los seis grados... No habrá podido demostrarse matemáticamente, pero empíricamente los creadores de Facebook lo saben bien...
    Me han gustado mucho los detalles que has contado sobre Hitchcock, uno de mis directores favoritos.
    Gran trabajo y entrada!
    Un abrazo

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    1. Gracias, Maite. Pues has dado en el clavo mencionando Facebook, de hecho, creo que algunos sociólogos realizaron un estudio usando los algoritmos de esa plataforma y llegaron a la conclusión de que incluso podrían ser menos.
      Bueno, respecto a Hitchcock... Diría que en cualquier relación parecida a esta siempre encontraríamos su figura como nexo de unión. De hecho, el problema que estoy teniendo es no repetirlo, ja, ja, ja... Justo esta semana encontré otra relación a partir del deseo de Fleming de que Hitchcock dirigiera la primera película de James Bond. Un abrazo

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  6. Me encanta haber descubierto la regla de los seis grados a través de tus pesquisas y textos que de manera tan didáctica han unido a personajes tan dispares. Estaría también bien encontrar al autor o a autores que ellos mismos sean capaces de crear personajes como Bambi o como el propio Hannibal. Lo que quiero decir es que me gustaría saber de autores capaces de crear dulces e inocentes cuentos infantiles y a su vez obras perversas o terroríficas que sean la absoluta antítesis.
    Si te animas con más hilos de estos 6 grados será un gusto leerlos.
    Un fuerte abrazo, David.

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    1. Gracias, Miguel. Como en esta, cine y literatura irán de la mano, guionistas, directores, actores, escritores el nivel de relación entre ellos ha sido más estrecho de lo que parece.
      Respecto a lo que comentas, de primeras creo que un buen ejemplo, sería Roald Dahl, creador de Matilda o La fábrica de chocolate, pero también un escritor de cuentos de suspense y terror. Recuerdo otro caso, pero ahora no me viene el nombre. Me apunto Bambi para investigar si existe alguna relación con algún personaje de novela negra. Un abrazo!

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  7. Es un ejercicio que denota mucha soltura en los protagonistas que hacen de puentes. Un fantástico recorrido por diferentes artes, y que me ha encantado.

    Un abrazo fuerte, David

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    1. Gracias, Maripau. Me alegra que te haya resultado una lectura amena. Un abrazo!

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  8. Hola David, después de leer la prueba de esa teoría de los seis grados, da un poco de miedito pensar que pueda tener algo que ver con Putin, la verdad... O, lo que es peor, que Peter Pan tuviera algo de Hannibal Lecter (yo no he visto la película, solo con el tráiler tuve bastante). Curioso, muy curioso tu artículo. Has hecho un gran trabajo de investigación, te felicito por él.
    Un abrazo. :)

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    1. Gracias, Merche. Pues a poco que pienses en tus conocidos, y ya no digamos en conocidos de redes sociales, es muy probable que sea así. Precisamente, la idea de esta fórmula de artículo se me hizo presente viendo un documental sobre algo llamado policía predictiva y el uso de algoritmos para identificar posibles víctimas y delincuentes en función de sus contactos. Los que estaban estudiando el tema decían que podían asignar porcentajes de posibilidad de, por ejemplo, ser una víctima de un delito. Un abrazo

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  9. Madre mía, David, cómo te lo has currado. Esta sí que es una labor de investigación con un largo recorrido. Nunca me habría imaginado que hubieran 6 escalones entre Peter Pan y Hannibal Lecter. Vete tú a saber si yo también podría entrar en una cadena de relaciones de este tipo, seguro que sí, solo es cuestión de saber buscar, je je.
    Un magnífico trabajo, desde luego. Como he dicho en otras ocasiones, no dejas de asombrarme. Y, por lo que apuntas, seguirás haciéndolo en breve. Quedo, pues, a la espera de la siguiente entrega.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Gracias, Josep. Seguro que sí, basta con focalizarse en buscar relaciones entre conocidos, amigos o compañeros de trabajo. Seguro que entre ellos, alguien conoce a alguien y este a otra persona y así llegar a alguien famosos. Por ejemplo, en mi caso, me di cuenta que entre un servidor y el emérito solo había cuatro personas, ja, ja, ja... Eso no quiere decir que tenga un enlace directo ni mucho menos, pero sí que conozco a alguien y este a una persona que conoce a alguien que conoce al emérito, y dada su popularidad, eso me conectaría a cualquier otro mandatario. De hecho, conociéndome tú, tú estarías a cinco grados del emérito también. Un abrazo!

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  10. Impresionante, David. Un recorrido magnífico y curiosísimo para llegar a conectar dos personajes tan antagónicos. Me ha encantado además todo lo que cuentas sobre cada uno de los eslabones de esta cadena tan especial. Una entrada brillante.

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    1. Gracias, Marta. Me alegra que hayas pasado un buen rato con esta entrada. Un abrazo

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  11. Hola, David:
    A 180 grados de lo aburrido nos traslada la lectura de tu texto. El viaje resulta de lo más ameno gracias a tu narrativa grácil.
    A 37.2 grados centígrados se sitúa nuestro ánimo tras haberte leído. Y no es por casualidad, sino que provocado por tu estructuración trabajada y acertada del relato.
    Eres un gran orfebre en el arte de engarzar eslabones narrativos.
    Todo un estímulo el leerte de manera gradual, David.

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    1. Gracias, Nino. Ja, ja, ja... siempre me sacas una sonrisa con tus comentarios. Me alegra que te haya gustado la entrada. Pensando en nuevos contenidos se me ocurrió está posibilidad, luego tuve que ponerme a elegir personajes y, por supuesto, encontrar alguna relación entre ellos. Muchas tentativas han terminado en fracaso, o por lo menos siguen abierta. Pero esta y otras tres lograron fructificar. Un abrazo!

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  12. Hola David, impresionante la verdad. Que viaje literario has creado para hilar la regla de los seis grados. La historia de porqué Barrie se tuvo que hacer cargo de los niños me ha impactado. Tuvo que ser fuerte.
    Lo de Hannibal Lecter, las he visto todas, incluso la última "El origen del mal", que sinceramente me encantó porque te explica porque Hannibal es como es.
    Cuentas cómo se van enlazando los eslabones con detalle y de una manera que te engancha desde el inicio.
    Es un placer leerte. Un abrazo

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    1. Gracias, Nuria. Me alegra que te haya resultado amena esta fórmula. La verdad es que me permite contar varias mini historias sobre los temas del blog. Es curioso que el dr. Lecter debutara como un simple secundario. Eso demuestra que a veces los personajes se imponen al autor. Un abrazo!

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  13. Vaya David, ¡qué interesante! Muy curioso cómo se cumple en literatura la regla de los 6 grados. También vemos que la vida real casi siempre es la que inspira las creaciones literarias, cinematográficas, etc. Siempre hay personajes de carne y hueso que fueron el "germen" de grandes obras. Un post muy completo y donde nos llevas de la mano y de forma amena explicando esta increíble relación entre Peter Pan y Hannibal Lecter. Enhorabuena David. Abrazos.

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    1. Gracias, Ana. Es que la Tierra es un sistema cerrado y tras milenios de civilización y más ahora donde todos estamos conectados es raro no encontrar relaciones entre unos y otros. Es más, las semillas que germinan son aquellas que se nutren de conceptos dispares. Me alegra que te haya gustado la fórmula. Un abrazo!

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  14. Hola David. He leído la entrada con auténtico suspense, como si se tratase de una novela, queriendo averiguar a donde llegaban las pesquisas. Nunca hubiera imaginado que Peter Pan y Hannibal Lecter tuviesen alguna relación entre sí. La verdad es que tengo curiosidad por saber cómo llegaste a esa conclusión, supongo que lo habrás leído en algún artículo, pero el primero que hizo esa investigación debió de pasar un gran trabajo. Amenazas con más entradas similares, y será un gusto leerlas. Un abrazo.

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    1. Gracias, Jorge. Bueno, ya he ido comentando antes, pero por ser tú te resumo, ja, ja, ja... Cuando escribía las biografías del tintero de oro me di cuenta que los autores parecían conocerse todos, que en realidad no es mundo tan grande el literario. Para la nueva temporada empecé a darle vueltas a nuevos contenidos y esa predisposición tuvo el encuentro fortuito con un documental sobre algo llamado policía predictiva en la que me recordaron la teoría de los seis grados de separación. Eso me llevó a plantearme la idea de enlazar personajes de ficción tan distintos como este. Entonces cogí lápiz y papel e hice dos columnas. En una puse diez personajes de ficción de novela negra y en la otra otros diez personajes de ficción alejados de ella. Esta fue la primera que logré hilar. Conocía la relación de Peter Pan con Daphne du Maurier y de esta con Hitchcock. Por el otro lado, sabía que Harris se había inspirado en la relación de Ted Bundy con un agente del FBI. Buscando información de ese encuentro, me enteré que Harris había acudido a las conferencias de Douglas y este me llevó a Gein y sabía que este inspiró a Bloch y con ello la relación.
      Otros intentos no han fructificado todavía, en otras tres sí lo he logrado.
      En el fondo solo se trata de focalizar. Este blog me lleva a leer muchos libros de criminología, ensayos de novela negra y novelas. Poco a poco empiezas a ver relaciones y anécdotas, y más cuando uno es curioso por naturaleza. Y en eso no hay inteligencia artificial que pueda competir con la humana. Un abrazo!!

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  15. Guau, cómo te lo has currado, David. Alucinada me has dejado.
    No sé yo si a todo el mundo le casa esos seis eslabones, pero es cierto que muchas veces aparecen relaciones aunque lejanas, entre personas que en principio nada tienen que ver.
    Estupendo trabajo, enhorabuena. Esperaré más relaciones de seis eslabones, o incluso más. Gracias.
    Un abrazo.

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    1. Hola, Paloma. A mi también me parece que es una teoría pillada por los pelos, pero la verdad es que a poco que miras entre tus conocidos o amigos, te das cuenta de que no es descabellada. Piensa en alguien de tu trabajo o algún directivo, seguro que se sabes que ese alguien conoce a otro y ese otro a otro. Por supuesto, una cosa es conocer y otra mantener una relación estrecha, pero si, por ejemplo, le dijeras algo a tu compañero de trabajo y este se lo dijera a uno de sus amigos que, a su vez lo contara a otro... creo que ese mensaje llegaría al famoso más insospechado. Un abrazo!

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  16. Llego tarde pero no fuera de tiempo, ja, ja.
    David, lo primero es felicitarte por toda esa energía derrochada en este análisis y publicación, que como si se tratara de un relato de suspenso, lei sin dejar la intriga a un lado de cual seria el final...
    No conocía la teoría de los seis grados de separación, pero no me parece tan descabellada, pues cuando los genealogistas a través de tu ADN saben tu procedencia y el porcentaje de razas que proviene de tus ancestros, creo que todos tenemos mucho en común. De ángel a diablo hay un trecho muy corto, la ira contenida, deriva en odio y venganza, y la mansedumbre y sumisión en desenfreno y locura. La censura abre todas las celdas de la imaginación aberrante y el desquite se convierte en goce, no en crimen, en la mente enajenada por el dolor o rechazo.
    Por alguna razón desconocida, los humanos somos más amantes del sufrimiento que de la felicidad, solo hay que ver quien tiene más público, cuando se habla de felicidad a nadie lo mueve la curiosidad, pero si se habla de tragedias, torturas y sufrimiento, ahi en seguida van todos a hurgar en la herida..., de eso se ceban los noticiarios a diario.

    Dicen que de poeta y de loco, todos tenemos un poco, así que de asesinos y delincuentes, supongo que tenemos también, por eso de alguna manera estamos tan estrechamente relacionados con sus relacionados.
    Bueno espero la siguiente entrega de este interesante renglón. Un fortísimo abrazo.

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    1. Hola, Idalia. Jo, qué lujo de reflexión para enriquecer la entrada. Creo que las noticias de sucesos y desgracias tienen mucho de terapia. Pienso que nada "reconforta" más al desdichado que ver que existe alguien más desdichado que él. De manera inversa, nada "fastidia" más al infeliz que la felicidad ajena o, al menos, la felicidad que él presuma que tiene el ajeno.
      En cierta ocasión he leído que en realidad toda la población humana desciende de seis o siete madres, que fueron quienes dieron origen al homo sapiens, así que efectivamente si cada uno de nosotros cogiera la mano de su ascendiente y este al suyo y así hasta formar una cadena de 10000 años atrás es muy posible que esa cadena terminara en seis o siete personas.
      Un fuerte abrazo!

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  17. Hola, David. Me aterran todas estas teorías, más si no eres conocedor de ellas, pues con la ignorancia y su uso se puede llegar a manipular la mente de cualquiera. Vaya camino se ha debido pegar el Peter Pan para llegar a Aníbal. No se lo recomiendo a nadie, y pensar que todo ese elenco de psicópatas tiene su alter Ego en la vida real aún me pone los cuatro pelos que me quedan de punta. Pero sobre todo, pensar en la ternura de la historia que engendró Peter Pan puede llegar hasta donde nos has llevado me fascina. Com tu ingenio puedes llegar a dónde te propongas, aunque te te gusten los caminos tortuosos, jajaja.
    Genial reflexión y puesta en escena.
    Un fuerte abrazo!

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    1. Gracias, Pepe. De hecho, en esta entrada he usado la lógica de videntes, políticos y medios de información: conectar hechos partiendo de un guion que les dé forma y una aparente finalidad. Es como cuando los políticos de hoy deciden, por oscuras razones, resaltar cuatro o cinco problemas por encima de los miles que afectan a una sociedad. Para ello, primero nombran el problema, luego rebuscan, filtran y reinterpretar los datos que sirvan de supuesta justificación para que destaquen ese problema.
      En este caso, aunque las relaciones son ciertas, es evidente que podría haberme decantado por otras menos lúgubres. Un abrazo!!

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  18. Ojiplática me he quedado, o mejor dicho, me has dejado. Qué trabajazo, tan bien hilado y cómo has hecho el tránsito entre los títulos. Esa teoría me ha encantado.
    Leer tu artículo ha sido como una gran película de Hitchcok, suspense hasta el final. Pasear por títulos para mí tan fascinantes como Rebeca, Con la muerte en los talones, Psicosis, y llegar a El Silencio de los Corderos, ha sido como un maravilloso paseo por el recuerdo de mis películas preferidas. Por cierto, una delicia conocer el árbol genealógico de Du Maurier, lo desconocía y ha sido muy interesante leerlo.
    ¡Te felicito, compañero! Muchas gracias por este maravilloso momento de lectura.

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    1. Gracias, Maite. Te agradezco tus palabras y me alegra que hayas pasado un rato entretenida. Precisamente, la idea de esta sección es hilar varios temas, curiosidades o anécdotas en torno a la temática de este blog. Precisamente, esta semana he vuelto a ver Con la muerte en los talones, ¿puede existir una película más entretenida que esa? Me parece imposible. Hitchcock, por cierto, bien podríamos encontrárnoslo en el centro de casi todo, todos los caminos se cruzan en su figura. De las cuatro entradas que tengo medio preparadas, el problema con el que me he encontrado es que aparecía en todas y, para no reiterarme, he debido tomar varios desvíos. Un abrazo!

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