TARANTINO: EL JOVEN PATÉTICO Y CRIMINAL | 30 años de Pulp Fiction. Vol. 1

El próximo 21 de mayo se cumplirán treinta años del estreno de Pulp Fiction en el Festival de Cannes. Dos días después, Clint Eastwood , presidente del jurado en aquella edición, proclamó la película de Quentin Tarantino como ganadora de la Palma de Oro.      Los que seguís este blog ya conocéis mi pasión tanto por esta película como por Tarantino, así que, evidentemente, Balas y estrellas no podía dejar pasar la ocasión para rendirle homenaje.      Comenzando, claro, por Quentin Tarantino, el genio de la narrativa que más me ha hecho disfrutar en una sala de cine. TARANTINO: EL JOVEN PATÉTICO Y CRIMINAL

UNA MUJER ENDEMONIADA | Jim THOMPSON

Reseña en el blog de novela negra Balas y Estrellas

Hay muchos escritores que me entretienen; un puñado que me emocionan; tres o cuatro que me inspiran; y luego está Jim Thompson.
    Cuando lo descubrí no solo me entretuvo, emocionó e inspiró, sino que es el único caso en el que me dije: «yo quiero escribir como este tipo». Algo imposible, por supuesto, pero os confieso que cada vez que cojo el bolígrafo y empiezo a emborronar una historia siempre parto de la misma pregunta: «¿Cómo la contaría Jim Thompson?»
    Así que estaba claro que no podía terminar esta primera temporada de Balas y Estrellas sin reseñar al tipo que dio voz a los villanos.

Una mujer endemoniada de JIM THOMPSON

JIM THOMPSON, EL ESCRITOR QUE DIO VOZ AL MAL

Decir que nació en Anadarko en 1906 no es decir gran cosa. Más interesante es el dato de que su padre era un sheriff corrupto y su madre una profesora de Literatura. El fruto de esa unión era casi inevitable que fuera un escritor de novela negra.
    Digo casi porque si la vida hubiera sido amable con Jim tal vez hubiera sido distinto, pero no lo fue. Thompson desde muy temprana edad abusó de los placeres que esta podía ofrecer a un adolescente de entonces: alcohol, drogas y mujeres. Placeres cuyos efectos secundarios afectarían a su salud, aunque también le ofrecería la materia prima indispensable con la que más tarde forjaría sus historias.
    Historias que empezaría a escribirlas cuando sentó cabeza. Bueno, mejor dicho: cuando una esposa, tres hijos y la pérdida de sus múltiples trabajos por la Gran Depresión le hicieron ver que o se dedicaba a algo que diera dinero o se moría de hambre. Afortunadamente, en la década de los años treinta del siglo pasado, el dinero podía ganarse escribiendo, gracias al boom de las publicaciones baratas, las pulp fictions que llenaban los quioscos y que pedían historias duras, de acción, violentas y, ni qué decir, con sexo.
    De todo ello, Thompson sabía un rato. En 1942 publicaría su primera novela, Aquí y ahora. Diez años después se marcaría un hito difícil de batir con la escritura de 12 novelas en dieciocho meses. Entre ellas, su primera obra maestra El asesino dentro de mí, Noche salvaje y Una mujer endemoniada, la novela de la que vamos a hablar.
Reseña de Una mujer endemoniada, novela negra de Jim Thompson

LA NOVELA

El argumento

El problema no es llamarte Frank Dillon, que suena hasta bien. El problema es si todo el mundo te conoce como Dolly Dillon. Ahí la cosa cambia mucho. En este caso, el único escenario en el que la vida te puede sonreír sería aquel en el que fueras un joven cantante de rocanrol seguido por un ejército de quinceañeras que tuvieran empapeladas las paredes de su habitación con posters de tu imagen.
    Lamentablemente, este no es el caso del protagonista de esta novela.
  Dolly Dillon es un vendedor a domicilio de un centro comercial tan poco glamuroso como sus clientes y su situación económica tiene más números rojos que negros. Por si eso no fuera bastante, también odia su trabajo, a su jefe y a la dejada y sucia mujer con la que se casó. Tan vaga que ni siquiera limpia la casa ni prepara la cena a su marido para cuando este regresa de su dura jornada laboral.
    Un desgraciado, en definitiva. Alguien sin nada que perder y lo que es peor: sin atisbo ni esperanza de que pueda tener algo que ganar en su vida. Al menos hasta que llama a la puerta de una anciana fea, muy fea, repugnante y abominable que se encapricha con un juego de cubertería que Dolly lleva en su gargantuesca maleta de vendedor.
Vamos de un lugar a otro, buscando y mirando, a sabiendas de que todos los lugares son lo mismo. Vamos de un empleo a otro, a sabiendas de que todos son lo mismo. De que no hay uno solo de ellos que no sea un verdadero asco.
Una mujer endemoniada, de Jim Thompson
    La cosa es que, además de fea y repugnante, la anciana es una agarrada de narices y no quiere soltar un duro. Entonces le propone otra forma de pago. La moneda que le ofrece se llama Mona, una adolescente muy atractiva de la que dice ser su tía. Dolly acepta, claro. Pero cuando se queda a solas con la muchacha algo pasa. Tal vez su inocencia, la manera en la que lo abraza, como buscando su protección, o las dos cosas. El caso es que Dolly encuentra algo que ganar en la vida y se imagina que, tal vez, sí tendría un futuro mejor con alguien como Mona a su lado.
    Pero entonces se encuentra con tres problemas: la tía anciana y proxeneta, su esposa y, lo peor, sus bolsillos vacíos. Tres obstáculos importantes, aunque no insalvables cuando Mona le revela que su tía guarda bajo el colchón cien mil dólares.
    Este es el planteamiento argumental de la novela. Si lo pensamos, un punto de partida clásico y mil veces contado. Una pareja que encuentra en el crimen la manera en la que poder vivir juntos y, además, vivir bien. Algo parecido vimos en Pacto de Sangre de James M. Cain o en otra de sus novelas como El cartero siempre llama dos veces.
    Recordemos, no obstante, que lo importante no es tanto la originalidad del punto de partida de la historia, sino cómo se cuenta y narra la misma.
    Y de eso Jim Thompson sabe un rato.

Reseña de Una mujer endemoniada en el blog de novela negra Balas y Estrellas

EL VILLANO TOMA LA PALABRA

Como es habitual en el estilo de Thompson, el narrador es el protagonista de la historia; y, como es su sello, ese narrador es el malo, aunque en esta ocasión no se trate de un psicópata al estilo de Lou Ford o Nick Corey.
  Thompson es único porque nadie como él es capaz de lograr que el lector empatice con el malo de la historia. Al darle voz e incluso un tono conversacional a la narración —dirigiéndose al lector— consigue que comprendamos sus motivaciones, es más, casi nos hace cómplices de sus actos. Porque, queridos amigos, que levante la mano quien no haya tenido nunca un jefe, pareja, conocido o vecino que en algún momento u otro no nos haya amargado la vida.
    Y logra todo eso aun cuando el lector sospeche y confirme que el narrador es un mentiroso. Sí. Dolly nos cuenta la historia y, además, nos miente en la cara. La única duda es si esa mentira es consciente, buscando que el lector se ponga de su lado; o bien de manera inconsciente, haciendo que el lector sienta lástima por él.
    Este narrador no fiable es un recurso que Thompson suele utilizar, pero nunca al extremo de esta novela, en la que incluso dedica algunos capítulos en los que Dolly cambia su testimonio, la historia contada, e incluso se retracta.
    En mi opinión esto es coherente. Un narrador en primera persona es un personaje que está viviendo la historia y como todo ser vivo, su manera de ver las cosas es subjetiva e incluso puede sentir remordimientos y hasta justificar sus actos con mentiras que llegue a creérselas. Ello crea un vínculo emocional con el lector, que ve que conforme la historia avanza, también lo hace el desequilibrio mental del personaje.
    En Una mujer endemoniada Thompson lo llevará al extremo con uno de los finales más peculiares de todas sus novelas.
    No voy a desvelarlo, pero si os animáis a leer esta obra descubriréis que es algo muy poco común en narrativa.

UNA TRADUCCIÓN DEL TÍTULO DESAFORTUNADA: NO, NO HAY UNA FEMME FATALE

El título de la novela tal vez os haya hecho pensar lo mismo que a mí antes de leerla. Una mujer endemoniada parece toda una invitación a imaginar que en la trama habrá una femme fatale tan bella como manipuladora. Pues nada de eso. Casi diría que es todo lo contrario.

Reseña de la novela negra Una mujer endemoniada en el blog Balas y estrellas

Vamos por partes. El título original de la novela es A hell of a woman. La traducción literal sería Un infierno de una mujer. Queda un poco raro y quizá en castellano sería más como El infierno de una mujer, aunque tampoco creo que esté en línea con la historia que nos cuenta Thompson.
    En mi humilde opinión, el título debería ser Las mujeres son un infierno. Dicho esto, espero que la entrada no sea leída por esos perfiles talibanes que pululan en las redes sociales cargado de piedras a la caza de cualquier frase indigna.
    Permitidme un inciso. Opino que cuando un escritor se propone escribir una historia sobre algún problema social como pueda ser la discriminación, la intolerancia, el racismo o la violencia tiene dos opciones: la obvia y la brillante. La obvia es la sensiblera, consistente en mostrar a la víctima y las tragedias a las que es sometida. A mí esto no me atrae. Para eso tengo los documentales, los ensayos u otras fuentes de información. Ya vengo convencido de casa de que todo eso es malo, aborrecible e indignante. ¿Por qué leer una novela que simplemente se dedique a ejemplificar con una historia de ficción todo lo malo, aborrecible e indignante que es que una persona viva una situación así?
    Sin duda prefiero la otra opción. La brillante, la que coge el tema y es capaz de tratarlo de una manera no predecible, de acercarse al problema desde un punto de vista que nos haga ver toda la complejidad que contiene.
    Hacerlo como lo hace Thompson en esta novela.
  Una mujer endemoniada es una crítica feroz al sueño americano —si te lo propones, si trabajas y te esfuerzas, lograrás triunfar— y al rol que la sociedad impone al Hombre. Así, un hombre que se viste por los pies es aquel que se esfuerza, que trabaja y logra triunfar. Un triunfo que consiste en darle a su esposa un hogar de ensueño y el dinero suficiente para que se compre ropa bonita. Dolly Dillon trabaja y se esfuerza, pero no ha logrado darle a su esposa esa casa de ensueño ni dinero para que se compre ropa bonita. Por tanto, ha fracasado. Y el fracaso genera frustración y esta suele ser muy contagiosa. Si él no cumple su papel, su esposa tampoco.
    Este es el círculo vicioso que llevará del desprecio a la violencia física. Por supuesto, también a la justificación y autocompasión. Dolly personifica en su esposa y en las mujeres en general la causa de sus problemas. Si no fuera por ellas, él podría dedicarse a otra cosa, liberarse de la obligación de cumplir su papel de hombre que se viste por los pies y no tener que sacrificarse en trabajos de mierda. Por eso las mujeres son un infierno para Dillon, representan aquello por lo que la sociedad le exige que sacrifique su vida.
    El rol de géneros es un tema de actualidad. Al menos en Occidente, la mayoría entendemos que las relaciones de pareja se construyen en pie de igualdad, que deben servir para que cada uno de sus miembros crezca y se desarrolle como persona, sin sometimientos ni jerarquías.
  Son muchas las novelas que se escriben hoy día denunciando el machismo y su violencia, lo que me sorprende es que se publiciten bajo toda esa nueva terminología ideológica como si fuera algo revolucionario en literatura. Thompson ya lo denunció hace casi setenta años en una novela negra y en un idioma que todos podemos entender.
¿Alguna vez os habéis parado a pensar en el trabajo? ¿En los empleos que la gente pilla, quiero decir? Igual ves a un fulano que es peluquero de perros, o a otro que está junto a la cuneta, armado con una pala y apilando estiércol de caballo. Y en ese momento te preguntas: ¿cómo es que el muy infeliz se dedica a algo así? Y el hecho es que el fulano tiene pinta de ser bastante listo, tan listo como todo el mundo, más o menos. ¿Cómo carajo puede ganarse la vida haciendo esas cosas? En ese momento te sonríes un poco y lo miras por encima del hombro. Te dices que el menda estará chiflado, creo que me explico, o que igual no tiene ninguna ambición. Pero entonces te miras bien a ti mismo y de pronto dejas de hacerte preguntas sobre el tipejo… Cuentas con tus manos y tus pies. Andas bien de salud, tienes un aspecto presentable y en lo referente a la ambición… ¡pues tienes todo la que haga falta! Eres joven, si consideramos que un hombre de treinta años es joven, y eres fuerte. No tienes muchos estudios, pero sí más que muchos otros que han llegado más alto. Y, sin embargo, a pesar de todo esto que tienes —a pesar de todo cuanto has podido usar para abrirte paso en la vida—, no has llegado demasiado lejos. Y algo te dice que tampoco vas a ir mucho más lejos.
    Lo único que puedes hacer es seguir arrastrándote, como hacen los otros. Como hace el fulano que es peluquero de perros, y el fulano que se pasa el día apilando estiércol de caballo. Y detestas lo que estás haciendo. Y te detestas a ti mismo.

ADAPTACIóN CINEMATOGRÁFICA

Francia siempre ha adorado a Jim Thompson. Cuando en Estados Unidos ya no quedaba ninguna de sus novelas en el mercado, la editorial Gallimard eligió su obra maestra, 1280 almas, para el nº 100 de la mítica Sèrie Noire.
    Precisamente, ese es el título, Sèrie Noire, de la adaptación que en 1979 realizó el director Alain Corneau de esta novela con Patrick Dewaere en el papel de Dillon —Poupart en el film— y una jovencísima Marie Trintignant en el papel de Mona.
    Actualmente puede verse en la plataforma Filmin, en versión subtitulada.
   No está mal, pero el problema de adaptar una novela de Thompson al cine es que se pierde la escritura de Thompson. En el celuloide se muestra la trama de la novela, pero el punto fuerte de nuestro Jim no es ese, sino la manera en que nos lo cuenta.
    En este caso, la película es bastante fiel a la novela, salvo el final. Quizá, el tratamiento del personaje de Dillon me resultó más histriónico y exagerado. En la novela el personaje va perdiendo el control conforme las circunstancias van apretándole las clavijas; en la película, está pasado de rosca desde el inicio. También insinúa una supuesta homosexualidad del personaje que yo, sinceramente, no he visto en la novela. En esta, a lo sumo, parece sugerirse que el tipo padece cierta impotencia.
    En todo caso, es una buena película que os recomiendo. Eso sí, después de leer la novela.

Sed muy felices y moderadamente malvados

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sobre mi

DAVID RUBIO

Aunque no sea lo mismo que compartir una buena charla acompañada de un café bien negro, te propongo quedar en otros espacios virtuales donde también suelo perpetrar publicaciones. Clica sobre los siguientes iconos o envíame un mail a balasyestrellas@gmail.com.

Comentarios

  1. Ya sabes que me encanta Jim Thompson. Solo he leído 1280 almas y El asesino dentro de mí, pero no se necesita más (de hecho me bastó con 1280 almas) para enamorarse del autor. Tengo otras cuatro en mi lista, pero Una mujer endemoniada no estaba aún. Ahora sí.
    Esos personajes que nos van contando su historia y cada vez se nos muestran como más psicópatas y tratando de justificarse son algo muy típico del autor que maneja con verdadera maestría.
    Me encanta eso que dices de cuando se quiere hacer crítica de algún tema. Esas dos soluciones, la sensiblera y la brillante. Hay gente que no entiende la brillante y ante ciertos personajes huye de la novela sin darse cuenta de que lo que se pretende precisamente es dejarlos en evidencia. Eso por no hablar del contexto y de la época en que se escriben las historias (pretender que Margaret Mitchell, en Georgia en 1936, no tenga toques racistas es como ponerle un móvil en la mano a Escarlata O'Hara). No obstante Jim Thompson fue un adelantado porque en los años cincuenta ya criticaba la posición y el rol de las mujeres, y la visión que de ellas tenía muchos hombres. Es todo un maestro.
    Has hecho un cierre de temporada magistral.
    Un beso y feliz verano.

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    1. Gracias, Rosa. Bueno, todavía quedan un par de publicaciones antes del cierre vacacional. No podía dejar pasar la primera, de las muchas, que dedicaré a mi autor de cabecera desde que lo descubrí gracias a Paco Camarasa en su libro Sangre en los estantes y que RBA por esa época publicaba mucho de Thompson.
      El personaje de esta novela no es un psicópata, quizá sí un tipo desequilibrado, aunque no tanto por padecer algún trastorno mental como por su momento vital. En este sentido es diferente a esas dos obras maestras que mencionas.
      Reconozco que yo y el realismo extremo no mantenemos una buena relación. Cuando leo algo de una película o novela que refleja el drama humano que padece alguien suelo salir corriendo. A mi me interesan historias de ficción que me aporten un nuevo punto de vista. En esta, Thompson de alguna manera nos muestra las causas que subyacen en la violencia familiar, ese cúmulo de frustraciones que hacen ello la consecuencia final. No solo trata este tema, por supuesto. Pero pienso que para erradicar un problema social primero tenemos que diagnosticar las causas, dejar el "porque es un mal nacido" al lado y arremangarnos de verdad. Cosa que, por otra parte, me parece que nuestros políticos evitan. Bueno, a los políticos les interesa más que los problemas se perpetúen para contar siempre con rédito electoral. Algo que no ofrecen las soluciones efectivas.
      Comparto plenamente lo que comentas sobre esos censores. Vamos a ver, ¿cómo se puede reflejar a un personaje machista sin mostrar su machismo? Lo mismo pasa con el racismo, etc... Parece que esos solo quieren personajes ideales cuyo mayor trauma sea que no les funcione la wifi pero que con esfuerzo y solidaridad lograrán superar esa "tragedia". O bien lo sensiblero y obvio que no vale para nada. Un abrazo!!

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  2. Excelente reseña David, como de costumbre. Soy consciente de que es un "pecado" por mi parte, y que debería ponerle remedio cuanto antes, pero resulta que todavía no he leído nada de Jim Thompson, aunque lo tengo en mi lista de pendientes desde hace tiempo. Pero, por unas cosas o por otras, se me olvida y solo vuelvo a acordarme cuando leo alguna reseña.
    Un abrazo!

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    1. Gracias, Antonio. ¡Cómo te envidio! Si no has leído nada de Jim Thompson todavía cuentas con el enorme tesoro de acercarte por primera vez a sus letras. Te aseguro que leerlo es adictivo y no podrás parar. Un abrazo!

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  3. ¡Hola, David!
    Sé que disfrutas bastante de la narrativa del maestro King, pero los piropos que echas a Thompson son mágicos: emoción e inspiración, incluso elevados, me hacen ver que estamos ante un auténtico maestro de la literatura. Es lo que tiene que hacer un escritor. Es decir, removernos, implicarnos y claro, divertirnos. Me gusta el argumento de la novela reseñada y esa crítica al sueño americano implícita en la misma. También la creación de villanos y ese extracto donde el autor se pregunta por las rutinas laborales. Respecto a la traducción del título si que resulta un poco esperpéntica e incluso engañosa. Un problema habitual que sucede en el cine con los estrenos de cualquier viernes. No he visto la adaptación al cine de la novela y la verdad es que me gustaría leer primero el libro.
    Un gran abrazo.

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    1. Gracias, Miguel. Bueno, digamos que King está entre el grupo de los que me emocionan, pero mi relación con Jim Thompson es casi mística, ja, ja, ja... Es un creador de personajes y diálogos absolutamente magistral, es comenzar la primera página y saber que te lo vas a leer en dos días.
      Toda su obra estaba pensada para su publicación en ediciones pulp, en las que los ganchos eran un título potente y una portada sugerente. No sé qué se esperarían los lectores que se acercaron a esta novela esperando sexo desenfrenado o violencia extrema, pero sin duda no lo encontrarían por ninguna parte.
      La película está bien, pero el problema es que no podemos trasladar cómo escribe Thompson. Además, al verla justo después de leer la novela detecté ciertas cosillas que, de no haberla leído, no acaban de entenderse en la película. Cosas de las adaptaciones. Un abrazo!!

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  4. Hola, David. Pues sí, no has podido elegir mejor autor como cierre de temporada. Yo lo conocí gracias a ti y al Tintero con 1280 almas y fue todo un descubrimiento. No por la trama de sus historias sino, como dices, por la forma de contar. Un autor brillante con una parte de crítica muy potente que hay que saber leer. Interesantísimo todo lo que cuentas sobre él. Besos y gracias por la recomendación.

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    1. Gracias, Marta. Es que su escritura es lo mejor de sus novelas. Es atrapante y fascinante, muy por encima de sus tramas que, en más de un caso, suelen ser improvisadas. Un pecado menor si tenemos en cuenta que el tipo debía escribir para comer y por ello en más de una ocasión se ventilaba una novela en dos semanas. Un referente para mí, bueno, el referente. Un abrazo!!

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  5. Admirable y detallada e posicion. Me pregunto si el nombre de la ametralladora se lo puso un admirador de él.
    ya me has vuelto a picar la curiosidad.. Voy a tener que leerlo. Me encantan varios de los retos que apuntan que se propuso.
    Sobre todo el de intentar que un personaje "malo", resulte atractivo, e incluso lo he intentado en algún relato.
    Lo de que el narrador mienta,sllo puede hacerse en primera persona, modo de narrar que no es mi favorito porque tiene muchas limitaciones, pero que aporta esa visión subjetiva.
    Eso que te paso a ti cuando leíste la primera novela de Thompson, me pasó a mi cuando leí Wilt.
    Creo que de joven leí 1280 almas, pero no podría jugarlo. bueno sí que podría, al fin y al cabo, esto lo escribo en primera persona.
    abrazo fuerte, David , y buenas vacaciones

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    1. Gracias, Gabiliante. Jo, me nombras a Tom Sharpe que es otro de mis escogidos. Jamás podré olvidar lo que me reí con la saga de Wilt. Es más, creo que es el único caso en el que me he leído dos novelas seguidas y en una sentada. Cuatro horas de las que guardo un gran recuerdo.
      Thompson te fascinará, su primera persona, en modo conversacional, hace que te embobes en su lectura. Logra que el personaje se te pegue y te acompañe conforme lees su historia. sin duda te lo recomiendo. Un abrazo!!

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  6. Describes cómo se llega a amar a un autor, en mi opinión. Qué tesina, me maravilla, la verdad.

    Un fuerte abrazo, David, y gracias por tus reseñas.

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    1. Gracias, Maripau. Me alegra haber sabido trasmitir mi absoluta devoción por este escritor. Un abrazo!

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  7. A pesar de que me gusta mucho este género y este tipo de historias, tengo que reconocer que de Jim Thompson solo he leído El asesino dentro de mí, y me gustó mucho por todo lo que comentas de este autor y de su estilo narrativo. Con esta entrada me has recordado que tras aquella lectura me propuse seguir leyendo otras de sus obras y creo que ahora ha llegado la ocación de hacerlo.
    Supongo que es bastante habitual que un escritor plasme en sus obras, no solo su personalidad sino también las experiencias vividas en su juventud, especialmente si son negativas. Mentes torturadas han dado lugar a obras geniales. Quizá con Jim Thompson ocurra algo parecido.
    De su biografía me ha llamado la atención el hecho de que en los años treinta un escritor podía vivir de lo que escribía, algo tan distinto a lo que ocurre en la actualidad.
    Un abrazo, David.

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    1. Gracias, Josep. Bueno, no es que les diera para hacerse ricos, pero al menos para sobrevivir con una casa y comida caliente. Es de esos ejemplos que relativizan esa idea del progreso como algo siempre positivo. En aquella época, sin móviles ni toda la fanfarria digital, la lectura era la primera o segunda opción de ocio, ello tenía la consecuencia de que las editoriales ganaran mucho dinero y que los escritores en ciernes pudieran vender sus relatos para la publicación en revistas pulps y, con ello, dejar que los lectores decidieran cuál merecía la pena o no. Hoy, lo digital ha relegado la lectura a la sexta o séptima opción de ocio, o lo que es peor, borrado de esa lista. Con ello, desaparecen editoriales y las que quedan apuestan a lo seguro. Los quioscos desaparecen y con ello se aleja más la literatura de la calle. Es cierto, que se ha incorporado la opción de autopublicar, pero me temo que eso tiene poco recorrido comercial. Es decir, ¿hemos avanzado o retrocedido?
      Un fuerte abrazo!!

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  8. Hola David, me ha encantado tu artículo donde podemos aprender más de este autor y de esa novela cuyo título definitivamente está mal traducido. Se antoja leerla así que ya la apunté en mi lista de pendientes. Gracias por tanta información que nos presentas de forma amena y entretenida. Te dejo un abrazo.

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    1. Gracias, Ana. Seguro que leer cualquier novela de Jim Thompson te va a suponer una experiencia lectora estupenda. En las revistas y formatos en los que escribía Thompson se buscaba llamar la atención con la portada y el título y al publicarlo al castellano otro tanto. Un abrazo!

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  9. Hola David, lo que más me ha llamado la atención de todo tu artículo es la de que el autor, el narrador y el malo sean la misma persona (se supone, claro, porque no crea que el autor haya cometido algún asesinato de verdad porque de lo contrario estaría en la cárcel). Y encima, como dices, logra que empatices con el malo, creo que eso es de ser un genio escribiendo. Creo que habrá que leerlo, sin duda. Con la devoción que se ven en tus palabras, transmites el aprecio que le tienes a este autor, te ha salido una reseña redonda. Te felicito por ella.
    Un abrazo. :)

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    1. Gracias, Merche. Thompson muestra también esa primera persona que bien podría ser el testimonio del autor, pero tranquila, Thompson solo se limita a narrar a través del personaje. Es curioso, pero en vida le preguntaron en alguna ocasión si era un tipo violento. Al contrario, era un pacifista convencido y un tipo bastante tranquilo. De hecho, quienes le facilitaban noticias de sucesos o rumores sobre hechos truculentos con los que inspirarse en sus novelas eran su esposa y su madre. Un abrazo!

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  10. Un verdadero flechazo el que tuviste con este autor... A mí me ocurrió con Stefan Zweig. También me gustan muchos, pero ese es el único que me ha hecho desear no acabar de leerle; esa sensación de que disfrutas tanto que no quieres llegar al final.
    Tu autor, desde luego, por lo que cuentas, parece super interesante; un tipo poco común. Y que debe de escribir muy bien; porque como dices, importa aun más el cómo que el qué, aunque formen una unidad. Me gusta que ofrezca un nuevo modo de interpretar la realidad, de hacernos ver que todo "no es" lo que parece. Siempre es así.
    Otra cosa que me gusta que comentas es que hoy en día nadie se acuerda de la presión que la sociedad ha ejercido, y ejerce, sobre el hombre; porque como dices, él también ejerce un rol impuesto. Nunca ha sido moda acordarse de la otra parte; ser imparcial; y ahora toca demonizar todo lo masculino. El ser humano nunca encuentra el punto medio; la verdadera igualdad y el equilibrio.
    Fenomenal entrada y apetecible novela, desde luego.
    Un abrazo!

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    1. Gracias, Maite. Imagino que todos tenemos ese escritor especial de referencia y luego el resto en distinto grado. Si no lo has "catado" todavía te lo recomiendo. Es un maestro construyendo personajes, narrando y sus diálogos son toda una clase magistral sobre cómo escribirlos.
      Aunque lo he comentado como una de las críticas sociales de la novela, estoy de acuerdo en que muchos de los problemas que padecemos vienen derivados de esos papeles preestablecidos que nos asigna la sociedad a cada individuo con independencia de la persona concreta. En mi opinión, si no eres como te dicen que seas se produce la frustración. Y frente a ella solo hay dos opciones: derrumbarte o reafirmarte. En el primer caso, llega la depresión y los trastornos emocionales; en el segundo, asumir plenamente ese rol con todas sus consecuencias. No hace ni dos décadas la sociedad tenía asumido que el hombre era el que debía traer el dinero a casa, servir de modelo de conducta al hijo e, incluso, mostrarse ante él con la autoridad de un buen padre de familia, por no hablar de cosas como satisfacer a su esposa en todos los sentidos y todo ello sin mostrar el más mínimo sentimiento de flaqueza. Como denuncia Thompson, ¿qué sucede cuando el hombre no logra todo ello? La novela lo muestra perfectamente.
      El problema de nuestros políticos, y eso ya es solo mi opinión, es que solo buscan rédito electoral. Un drama como la violencia de género, machista, familiar o como se quiera llamar debería enfocarse desde la causa, pero me parece que solo se centra en la víctima. Es más cómodo, barato y efectivo de cara a unas elecciones. Pero a la vista de los datos, no sirve para solucionar nada. Casi diría lo contrario, para provocar una reacción en sentido contrario. Como bien apuntas, demonizar todo lo masculino solo va a llevar a que lo masculino repunte. Nadie quiere ser el malo de película. No sé si me expliqué o me he metido en un charco, je, je, je... Un abrazo!

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  11. Hola, David. He de reconocer que no he leído nada de Jim Thompson y por la pasión con la que reseña su obra, has despertado mi interés por sus libros. Tengo que felicitarte, una vez más, por tan brillante artículo, un lujo para los lectores del blog, entre los que me encuentro. Estoy de acuerdo en que muchas historias parecen iguales o repetidas, pero la forma de contarlas hace que se conviertan en obras totalmente diferentes. Respecto a la traducción de los títulos, eso da para un máster, tratado...porque a veces me gustaría saber en qué piensa quien lleva a cabo tal traducción o si de verdad saben de qué va el libro, la película, etc, antes de decidirse por la traducción libre. Ah, y otro aspecto que me seduce es que esté escrito en primera persona, me despierta aún más la curiosidad literaria. Un fuerte abrazo,, felices vacaciones y nos vemos (leemos) en la siguiente temporada.

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    1. Gracias, Mayte. Pues te diría que eres afortunada si todavía no has descubierto la escritura de Thompson. Te aseguro que te va a sorprender. Lo de los títulos, y más en un género como este, creo que buscan de alguna manera adaptarlo a cada sociedad, aunque a veces es incomprensible. Como curiosidad y con este mismo autor, en Francia se publicó su novela 1280 almas como 1275 almas, ¿tiene alguna maldición el número 1280? Pues así fue. En la primera novela que reseñé en esta sección nada menos que Borges tradujo Doubble Indemnity como Pacto de sangre... Quizá un día me anime y dedique una entrada a esto de los títulos.
      Todavía no cerramos por vacaciones, aun quedan un par de entradas en el borrador. Un abrazo!!

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  12. Hola, David, atrapada me has tenido con tu artículo de Jim Thomson. Te recuerdo que fuiste tú el que me lo presentaste cuando en El Tintero trabajamos la novela 1280 almas. Los personajes, olores, sonidos, se me pegaron a la piel y ni duchándome me los podía quitar de encima. Todo tan descarnado, crudo, amoral… Jamás podré olvidar el impacto que me produjo esa novela. Me dediqué a leer como una loca a Jim Thomson durante una temporada. Pero esta novela no la leí, así que ya queda anotada para este verano.
    Sobre el título te comento que la expresión inglesa “hell of a” significa tremendo/a, extraordinario/a, e incluso menudo/a y se usa para enfatizar.
    Un abrazo!!

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    1. Gracias, María Pilar. Bueno, la verdad es que Jim Thompson es una apuesta segura para recomendarla, ja, ja, ja... Creo que en aquella ya lejana edición fue cuando empecé a darle vueltas a la idea de un blog sobre novela negra, verás que me tomé tiempo en llevarla a cabo.
      En esta novela el personaje no es tan frío, cínico o manipulador como Nick Corey, de hecho es un personaje que va evolucionando y mostrando su inestabilidad conforme aumenta la presión sobre él.
      Te agradezco muchísimo tu aporte sobre la traducción del título. Por lo que comentas, podría haberse traducido por Una mujer de armas tomar o Una mujer tremenda. O Las mujeres son tremendas, que quizá también podría ser acorde a la historia. ¡Pues sí que está dando el título! Un fuerte abrazo!!

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  13. Hola, David!
    Aún recuerdo cuando nos presentaste a Jim Thompson en una edición del Tintero, con la novela de 1280 almas y ese narrador psicópata en primera persona. Fue fantástico, así como la edición de la que guardo muy buen recuerdo y de los psicópatas que dio. Para gente como yo que amamos a un buen villano, Thompson marca una hoja de ruta y disfrute. No es fácil encajar en una sociedad siendo el malo, y más ahora con pieles tan finas con acceso a voz. Esa es arena de otro costal. Creo que no hay que dejarse llevar por los prejuicios a la hora de leer y disfrutar de una mala persona. En efecto, el maltrato hacia la mujer es algo a lo que tenemos que luchar, pero de ahí a repudiar a un autor por querer crear un personaje tan real que cause dentera es no tener claras las ideas.
    Muy buena entrada sobre un autor excelso, David.
    Un abrazo!

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    1. Gracias, Pepe. Bueno, hay dos cosas sobre las que no tengo duda: Si Thompson estuviera vivo y escribiera sería tan bueno ahora como entonces; y dos, ni siquiera los piel finas serían capaces de toserle. De hecho, lo compararía con Tarantino, ¿te has fijado que ninguno de esos se atreve a decir ni mú sobre él o sus películas? Y fíjate que, por ejemplo, Pulp Fiction tiene un montón de chistes y referencias que de haberlas filmado otro lo llevarían al paredón. Ojalá apareciera un nuevo Thompson en la actualidad, si te soy sincero cada vez que leo una novela negra o thriller de una gran editorial me da la sensación de estar leyendo siempre lo mismo. Narraciones sin personalidad, sin riesgo y con tramas que parecen un calco o refrito de otras. Un abrazo!!

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  14. Hola, David. Me has tocado la fibra con Jim Thompson. Es alucinante. Tengo encargada la biografia en mi libreria de confianza para meterle mano en cuanto llegue. Excelente artículo , como ya es costumbre, acerca de un autor que , para mí, forma la santisima trinidad junto a Hammet y a Chandler. Un abrazo y buen fin de semana.

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    1. Gracias, Pedro. Bueno, compruebo que ambos somos pertenecientes a la iglesia Thompsoniana, ja, ja, ja... Sin duda que Thompson merece estar en esa Santísima Trinidad de la novela negra. A esa biografía le tengo echado el ojo desde hace tiempo, a ver si un día me pongo a buscarla. Un fuerte abrazo!

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  15. hola David,
    soy gabiliante. como son cortitas y ponian tan bien a 1280 almas, aunque lo havia leido de joven (encontre una edicion en casa en catalan, o sea que debía tener muchas ganas de leerlo en su dia porque no suelo leer en catalan), la volvi a leer, y despues la mujer endemoniada, y te dire que me gusta mas la segunda. la primera esta mejor costruids, pero en la segunda se nota mas el agobil, la presion ambiental, el callejon sin salida, donde te vas metiendo y que sanes que no tiene salida. El final acojonante; lo "leo" con audio, y claro no ditingue la cursiva de la normal, y claro, me tuve qie parar porque no entendia nada. La encuentro mas novedosa mas original, aunque algunas actuaciknes del protagonista resultan un poco inverosimiles, bueno, no la cito por no destripar
    Abrazoo

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    1. Gracias, Gabiliante. Mi primer Thompson fue 1280 Almas, así que me resulta ser muy poco objetivo con esa novela, la tengo en los altares. Esta es muy distinta y quizá mucho más verosímil, al menos en cuanto al protagonista. Es un tipo normal, un tanto pallá mentalmente, pero con unas motivaciones más cotidianas, su evolución se muestra de manera natural y leyendo la novela sufría por todas las adversidades a las que se iba enfrentando.
      Pues no había pensado en la versión audio de la novela, pero sin duda que si no se remarca esa doble lectura imagino que es un caos absoluto. Yo, al ver la idea, decidí primero leer la redonda, luego la cursiva y, finalmente, ambas. Un abrazo!!

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  16. y por si no la has visto, te recomiendo Profesor t. bueno, es una serie. la version belga que es la original, pprque la han adaptado todos los paises. es del tipico detective ( aqui es profesor de crimonologia) con TOC y alucinaciones pero con unas tramas nordicas ( bueno, medio nordicas) muy potentes

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    1. Gracias, Gabiliante. Pues al leerte no he caído, dado que no soy muy de series. Pero al buscarla por google y ver al personaje me he dado cuenta que vi al menos los tres primeros episodios y los recuerdo de manera agradable. Ahora, ya con más tiempo la recuperaré. De hecho, estas noches he estado con otro detective belga, monsieur Poirot con el gran David Suchet

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  17. Hola David. La única trama importante es que las cosas no sean lo que parecen. Qué buena cita, con la que estoy plenamente de acuerdo. En efecto el arte de escribir consiste en huir de lo obvio y ofrecer al lector derivas originales e imprevistas de la historia, por supuesto todo ello guardando la coherencia de la historia y sin mentirle, pero si engañándolo cuando toca. No es fácil, lo fácil sería ir a lo obvio y contar historias insulsas y predecibles, que te das cuenta después de leer los primeros párrafos que no tienen nada que contar. Y para ello es parte fundamental crear personajes atractivos, humanos, con sus virtudes y sus defectos, y mostrarlos tal como son, sin remilgos ni moralismos. Eso es hacer ficción y hacer literatura y lo demás son tonterías. En lo referente a Jim Thompson lo tengo entre mis lecturas pendientes, por lo recomendado que viene de alguien como tú que se nota que entiende de esto.
    Referente al tema que se está tocando de fondo en muchos comentarios, es obvio que no soy muy amigo de las sensiblerías ni lo politicamente correcto que tan de moda está, y en alguna ocasion me ha costado algún rifirrafe en el Tintero. Uno de los muchos problemas de la sociedad actual es que se tiene miedo a llegar al fondo de los problemas e investigar sus causas reales, porque eso supone, dicen los puritanos, culpabilizar a la victima (qué bien vive alguna gente queriendo ser eternamente víctima). El resultado es que los problemas se enquistan, lo que viene muy bien a quienes viven de hacer de los problemas su bandera y su modo de vida sin intentar lo más mínimo que se solucionen, con el aplauso de mucha gente que de buena fe sigue sus soflamas. Las dinámicas de masas serían hasta divertidas si no fuera porque hay mucho en juego. En fin, menos mal que nos queda la literatura como refugio. Un abrazo.

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    1. Gracias, Jorge. Suscribo punto por punto tu comentario. En efecto: tenemos un problema muy serio con la chusma política, me da igual el color que lleven. Creo que en algún comentario la he comparado con las farmacéuticas. Cuando un medicamento cura, la farmacéutica pierde un cliente. Con los políticos pasa lo mismo, cuando un problema se soluciona, pierden un votante. Por eso les encanta inventarse problemas o cronificar los reales y, además, señalar bandos: el de los culpables y el de las víctimas.
      Ello no es más que aplicar al mercado electoral los principios de márquetin empresarial, anhelando con ello lograr el ideal de cualquier marca, que es lograr la misma fidelidad para el partido que la que un aficionado al fútbol siente por su equipo. Si yo segmento el mercado, si yo me identifico emocionalmente con sectores de población me aseguraré su voto, da igual lo que haga. Si, además, creo un discurso, unas palabrejas, unas pancartas y demás merchandising para que sea lucido por "los míos" en su día a día, pues encima los hago comerciales de mis intereses a coste cero.
      En el tema de la igualdad de géneros, que ha salido en esta publicación, siempre me ha llamado la atención que la única herramienta sea el discurso desde el estrado, en lugar de acciones concretas aplicadas con normalidad. Por ejemplo, ¿por qué en los colegios no se crea una asignatura llamada "labores domésticas" donde niños y niñas aprendan a coser, a lavar platos, a barrer, a cambiar enchufes y demás tareas necesarias? Al enseñárselo a ambos sexos, lograrían que de bien pequeños vieran que eso es algo que debe hacerse con independencia de género. Otro ejemplo, en España tenemos cuatro idiomas y ya conocemos las tensiones que se producen en determinadas comunidades sobre su presencia en los colegios. ¿Por qué no enseñar los cuatro? ¿Por qué no dar la posibilidad a un niño madrileño de aprender catalán, euskera o gallego? ¿O a un catalán, el euskera? ¿Por qué todo se plantea en términos de conflicto en lugar de aprovechar la diversidad? Bueno, la respuesta es clara, ello acabaría con las tensiones territoriales que tantos votos les dan a unos y otros.
      Jo, qué rollo acabo de soltar sin darme cuenta. Un abrazo!!

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    2. Puers fijate David que esas dos de ideas que has propuesto son precisamente lo que he considerado siempre parte de la solución. La igualdad de géneros y el respeto al otro se aprenden desde el colegio y debería enseñarse ahí partiendo de acciones prácticas y trabajo en grupo, en vez de inventarse leyes que privilegian a la mujer y discriminan al hombre por una cuestión de género (y para quien no lo sepa, sí, existen y están en nuestro código penal escritas letra por letra). Igualmente creo que el estudio de las lenguas cooficiales debería ser obligatorio en la escuela y todo ciudadano español debería poder defenderse al menos a un nivel básico en ellas. No podía estar más de acuerdo con tus apreciaciones. Un abrazo.

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    3. Es que las cosas se hacen no se dicen. Tengo dos hijos y cuando me cuentan que les han dado charlas sobre este tema lo que me respondían casi textualmente era "un rollo de esos de las mujeres". Y cuando me dijeron esto tenían entre 12 y 15 años, edades en las que ni saben qué es todo esto de los mayores. Otra cosa que me llama la atención es cómo el término "persona vulnerable" se está extendiendo a cada vez más sectores poblacionales, es como si el Estado, el Poder, quisiera que nos considerásemos débiles y desprotegidos para así buscar refugio en él dándole toda nuestra sumisión sin reservas. No sé, todo me huele a chamusquina y a tomadura de pelo.

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