TARANTINO: EL JOVEN PATÉTICO Y CRIMINAL | 30 años de Pulp Fiction. Vol. 1

El próximo 21 de mayo se cumplirán treinta años del estreno de Pulp Fiction en el Festival de Cannes. Dos días después, Clint Eastwood , presidente del jurado en aquella edición, proclamó la película de Quentin Tarantino como ganadora de la Palma de Oro.      Los que seguís este blog ya conocéis mi pasión tanto por esta película como por Tarantino, así que, evidentemente, Balas y estrellas no podía dejar pasar la ocasión para rendirle homenaje.      Comenzando, claro, por Quentin Tarantino, el genio de la narrativa que más me ha hecho disfrutar en una sala de cine. TARANTINO: EL JOVEN PATÉTICO Y CRIMINAL

TRUE CRIME NAVIDEÑO | Consejos para sobrevivir, literalmente, a la Navidad

Es para mí motivo de honda satisfacción reencontrarme con ustedes en fechas tan señaladas. Mi ausencia en estos meses se ha debido a ciertas circunstancias que no vienen al caso, pero no podía faltar a mi cita para felicitar la Navidad, esta época tan entrañable de paz, armonía y amor fraternal.

    Por si lo habían olvidado, soy el señor López y esta es la sección True Crime de Balas y Estrellas.

TRUE CRIME NAVIDEÑO

Los que ya me conozcan sabrán de mi compromiso social por el bienestar de las personas. Es por ello que en aras a su seguridad me veo en la obligación de darles ciertos consejos para que celebren la Navidad sin peligro para su integridad física. Por supuesto, cada consejo es justificado con su correspondiente ejemplo criminal.

    Ni qué decir, que no tienen por qué agradecérmelo.

SANTA CLAUS, PAPÁ NOËL O ¿EL HOMBRE DEL SACO?

El ser humano me resulta deliciosamente contradictorio. Muestra de ello es el hecho de que animemos a nuestros hijos a poner sus zapatillas junto al árbol de Navidad para que un tipo gordo y cargado con un saco irrumpa en nuestra casa de noche, mientras dormimos.

    He de confesarles que, en las ocasiones que me he visto en esa tesitura, mi presencia jamás ha sido recibida con entusiasmo por los habitantes de ninguna casa.

No es buena idea dejar que un tipo disfrazado de duende y con un saco entre en tu casa

Covina, Los Ángeles, 2008. Veinticinco personas se encontraban reunidas en la lujosa casa con jardín del anciano matrimonio Orza, celebrando la Nochebuena como en cualquier otro domicilio. Hijos, yernos y nietos en familia. Los adultos conversando y bebiendo; los niños jugando, yendo de un lado a otro, nerviosos, esperando la llegada de Santa Claus y su cargamento de juguetes.

    Entonces sonó el timbre. Siendo Navidad, entendieron que no había problema en que Katrina, una niña de ocho años, fuera a la puerta a preguntar quién venía a felicitar las fiestas.

    La pequeña, toda responsable, preguntó quién era antes de abrir. El tipo de detrás de la puerta respondió que era Santa Claus. ¿Cómo no iba abrir al entrañable gordo al que sus padres le habían dicho que llegaría de noche, cargado de juguetes que dejaría en las zapatillas junto al árbol?

    La niña abrió y su cara dibujó una enorme sonrisa. Sus ojos brillaron ante la presencia de Santa Claus, con su traje de duende, su saco y su gordura.

    Ella fue la primera en recibir un disparo. En plena cara. En el comedor quizá escucharon el ruido, pero en una casa tan ocupada y con niños corriendo, quizá hubiera sido un jarrón roto en mil pedazos o algo así. Eso estarían diciendo mientras Santa Claus, armado con la pistola, irrumpía en el salón.

       Y comenzó a disparar.

    Varios lograron escapar abalanzándose hacia las puertas del jardín, otros sirvieron de escudo para los afortunados y recibieron la bala mortal. En total, murieron nueve personas y tres resultaron heridas.

    En la solitaria compañía de los muertos, Santa Claus abrió su saco y extrajo un lanzallamas con el que prendió fuego a la casa. No debió haber entrenado demasiado, dado que él mismo se quemó en piernas, tronco y brazos.

    Aún y así logró salir de allí y llegar a la casa de su hermano, donde se suicidó.

    Ese no era el plan, por supuesto. Bruce Jeffrey Pardo, el tipo disfrazado de Santa Claus, un al parecer brillante matemático e ingeniero que trabajaba para la NASA, pretendía huir a Canadá una vez consumada su venganza contra Sylvie, la mujer que se había divorciado de él dejándolo en una muy comprometida situación que le afectó, no tanto al corazón como al bolsillo.

    Santa Claus se suicidó cuando comprobó que no podría escapar debido a sus quemaduras y que sería apresado. Katrina, la pequeña de ocho años, fue una de las supervivientes, pero Silvie y sus exsuegros no tuvieron tanta suerte.


Esta historia les habrá dejado un mal sabor de boca. Así que, tal vez, les apetezca endulzarse.

No le quiten a Santa Claus sus chucherías y mucho menos se las acepten sin alguna medida de protección

Centro comercial Atlanta Mall, año 2004. Santa Claus llevaba todo el día haciéndose fotos con niños y padres, tocando la campanilla, exclamando el “Oh, Oh, Oh” mientras deseaba feliz navidad a esas hordas al acecho del mejor regalo navideño. Sin duda, una jornada así agota a cualquiera y bien merece un descanso y el placer afrodisiaco de un buen chocolate.

    Así que regresó a su trono y abrió el saco donde guardaba las tabletas que le había dado una marca comercial para repartir entre los niños. Para su asombro, el saco estaba vacío.

  Malhumorado, Santa Claus recorrió el centro y encontró a una anciana degustando una de sus tabletas de chocolate. Intolerable. Se dirigió a ella para recuperarlas, pero la anciana no estaba dispuesta a desprenderse de su pieza, sin valorar la violencia que un Santa Claus enfadado y corpulento puede guardar bajo su traje de duende.

    La paliza que recibió la pobre anciana fue mortal. El tipo disfrazado de Santa Claus sería condenado a cadena perpetua.

    No, no es buena idea quitarle a Santa Claus sus dulces, pero es todavía peor aceptarlos cuando se los ofrezca.

Los que tengáis hijos, seguro que les habréis advertido que nunca acepten caramelos de un extraño. Bueno, quizá hoy sea más habitual que ese extraño les ofrezca un like o algún premio digital. En todo caso, desconozco la razón por la que esa regla no se aplique cuando quien ofrece sus caramelos es Santa Claus.

Columbia, Carolina del Sur, año 2006. Esa tarde, Santa Claus dejó aparcado su trineo y circulaba con una motocicleta decorada con llamativos adornos navideños. Al repostar en una gasolinera observó a una familia y se acercó a los niños. Estos le preguntaron por los renos y él les dijo que los tenía guardados en la maleta de su moto, junto a un montón de chucherías. Los niños, no parece que fueran demasiado listos, lo siguieron. Entonces, Santa Claus agarró a uno de ellos, una niña, y se la llevó en su moto.

    Tranquilos, el padre le daría caza después.

Ohio, año 2009. En esta ocasión, Santa Claus se escondía en unos arbustos cuando vio pasar a una niña de doce años. Esta pareció darse cuenta de la clase de chucherías que el tipo quería darle y logró escapar, encontrando refugio en una tienda.


Estos son mis consejos de seguridad respecto a esa figura tan entrañable. Pero con todo, Santa Claus no es ni de lejos la peor amenaza a la que se van a enfrentar en breve.

NADA ES MÁS SEGURO QUE ESTAR CON LA FAMILIA AL CALOR DEL HOGAR, ¿VERDAD?

Otra de las cosas que me sorprenden de estas fechas es la abnegada voluntad de reunirse con familiares y amigos al calor del hogar para cenar, conversar, cantar villancicos o ver la televisión o el último vídeo de Tik Tok.


    No en calles oscuras y solitarias, sino en su propio hogar.

Desconfíen de la persona que insista en hacer una foto familiar

1929, Carolina del Norte, Estados Unidos. Charlie Lawson se puso muy pesado con hacerse una foto de familia. Una familia no pequeña, por cierto, ya que además de su señora esposa contaba con siete hijos. En aquellos tiempos, y más en ese año del famoso crack bursátil, hacerse una foto familiar no era un dispendio cualquiera. Además del fotógrafo y la sesión había que comprarse ropa para salir bien guapos y elegantes en la foto. Por ello, esta costumbre estaba más extendida entre las familias bien.

    La familia Lawson desde luego no lo era. Imagino a Fannie, su esposa, diciéndole que tenían que ahorrar para sacar adelante la granja que se acababan de comprar y donde habían iniciado la plantación de tabaco. Pero Charlie se puso pesado, y finalmente Fannie aceptó. Quizá imaginó que su esposo quería inmortalizar el momento que iniciaba una época de prosperidad.

    Tras la sesión fotográfica, Charlie mandó un encargo a su hijo mayor, Arthur de dieciséis años, para que se fuera de casa. Por lo que vendría después, quizá el señor Lawson pensó que, al menos, algo de su estirpe merecía la pena que siguiera en este mundo.

    El resto de la familia regresó a la granja para preparar la cena de Navidad. Se desconoce el contenido del menú, pero lo que es seguro es que nadie disfrutó del mismo. Charlie Lawson asesinó a toda su familia. Uno a uno. Primero a sus dos hijas de 12 y siete años; luego, a Annie; y finalmente a su hija mayor y sus dos hijos pequeños de cuatro y dos años. Tampoco se libró su bebé de cuatro meses. A todos los mató a tiro de escopeta.

    Luego se suicidó.

    Años después, el hermano de Charlie Lawson demostró ser más listo y convirtió la granja en un centro turístico. Al final, el legado familiar le sirvió de algo.


Los niños suelen desaparecer de casa, así que pónganles algún sistema de rastreo

Seguro que todos ustedes tienen fresca en su memoria la imagen de Madelaine McCann, esa preciosa niña que desapareció de su cama allá por 2007. Un misterio todavía sin resolver.

    No fue la única niña rubia que desapareció en la seguridad del hogar.

    El día de Navidad de 1996 Patsy Ramsey encontró una carta, aunque ni de lejos podía parecerse a una para los Reyes Magos. En ella le informaban que habían secuestrado a su hija de seis años JonBenét Ramsey y que si no pagaban 108000 dólares la decapitarían.

    ¿Cómo era eso posible? La niña se encontraba en casa junto a su otro hijo, no hacía tanto rato que había estado con ella. Comenzó a llamarla, pero no apareció. Acto seguido llamó a la policía y a sus amistades, pese a que la nota se lo prohibía expresamente. 

    La casa típicamente americana fue escudriñada de cabo a casi rabo por los agentes policiales. Digo casi, porque se dejaron por mirar un habitáculo del sótano. Ocho horas después, sería el padre de la niña quien abriría la puerta encontrando el cadáver, en cuyo cuello se enrollaba la cuerda de un improvisado garrote.

    Como en el caso de Madelaine, este crimen se hizo mediático dado que la niña, además de niña, parece ser que participaba en varios concursos de belleza e iba para celebridad, al menos en esos menesteres. Otra similitud con el caso de Madelaine es que nunca se ha resuelto el misterio y, además, siempre recayeron las sospechas en Patsy, su propia madre.


Extremen el tacto en el trato con sus vecinos

El despecho suele ser una de las razones que explican algún que otro asesinato. Sentir que nos tratan con indiferencia, jode; pero ser despreciados, jode aún más. Algo así debió sentir Melissa Young cuando con toda su buena voluntad llamó a la puerta de Allan Williamson, su vecino. Al parecer, había comprado unos pantalones y un ejemplar del periódico The Sun con la intención de regalárselos al tal Allan.

    El motivo de dicho regalo no me ha sido informado. Puedo aventurar que quizá hubiera cierto interés sentimental y Melissa esperara que Allan se probara los pantalones en su presencia. Respecto al periódico se me escapa por completo la razón.

    Cualquier mínima norma de cortesía nos diría que cuando menos deberíamos haber aceptado el regalo e invitado a la dama a un café. Si Allan hubiera sido más simpático quizá hoy no aparecería en esta entrada. No solo no la invitó a café o aceptó los regalos: ni siquiera le dio las gracias.

    Melissa regresó a su piso imagino que contrariada. En soledad, pensó en la forma de enseñarle modales a ese engreído. 

    Y volvió a llamar a su puerta. Pero esta vez armada con un cuchillo de cocinero que le clavó a Allan antes de que este pudiera rechazarlo.

Asegúrense que quien les invite tenga la misma idea que ustedes sobre lo que es la Navidad

Muchos conflictos se inician con algo tan simple como un malentendido cultural. Gestos o costumbres que para una cultura significan algo amable, en otras se considera hostil. En lo personal, conozco a cierto caníbal y desde luego jamás se me ocurriría aceptarle una invitación para comer.

    Algo así le pasó a Kristy Bamu en la Navidad de 2010. Su hermana y cuñado la invitaron a su casa para celebrarla juntos en un acto íntimo que sirviera para purificarse y crecer como personas.

    Dado que ese es el verdadero sentido de la Navidad, la buena de Kristy aceptó de buen grado. El problema fue que tanto su hermana como cuñado creían que era una bruja y, por tanto, deberían someterla con un método de purificación que estuviera a la altura. Durante tres días la torturaron sirviéndose de martillos y barras de mancuernas para prepararla para el acto final: sumergirla en la bañera para que el agua la purificara por dentro.

    Para evitar confusiones, les recomiendo que aclaren estas cosas antes de aceptar una invitación navideña.

No discutan, tienen todo el año para hacerlo

No soy tan inocente como para sugerirles que aprovechen estas navidades para darse cuenta de que existen muy poquitas cosas por las que merezca la pena discutir. Así que me limito a aconsejarles que al menos se abstengan de hacerlo en Navidad. En esta época estamos especialmente susceptibles. Pienso que la razón es que la idealizamos demasiado y, frente a un ideal, ninguna realidad admite comparación posible.

    Si hubieran pensado en ello, tal vez otro gallo hubiera cantado a la familia Klopp. Esa Nochebuena de 2014 iban a celebrarla en casa de los padres del señor Klopp y, al parecer, le propuso a su esposa, Stephanie, que se quedaran a dormir allí tras la cena. Stephanie no parecía estar por la labor y como suele pasar en las discusiones de pareja, pasaron del motivo concreto al repertorio de recriminaciones personales habitual. El señor Klopp terminó la discusión asestándole un golpe en la cabeza y degollándola con un hacha después.

    Ello no impidió que llevara a sus hijos a celebrar la Nochebuena en casa de sus abuelos y, tras pasar la noche allí, entregarse a la policía. Meses después se suicidó en la celda de la prisión en la que lo encerraron.

    Si discutir por estas trivialidades es absurdo, más lo es hacerlo por temas como el fútbol o la política. Existen mil temas más interesantes acerca de los que conversar. Y si no se les ocurren, les recomiendo que se provean estas navidades de un buen arsenal de libros para encontrarlos.

En la ya lejana Navidad de 1895, Billy Lyons y Stag Lee Shelton discutían sobre política en una taberna de Sant Louis. Varias copas después, el tono subió hasta el punto en el que Billy le quitó a Stag Lee su sombrero. Ello debía ser algo muy gordo en aquella época y este le exigió a Billy que se lo devolviera.

    Un par de tiros fue la respuesta que le ofreció cuando aquel no se dignó a devolvérselo. De este episodio se llegó a hacer una estupenda canción, por cierto, interpretada por Lloyd Prince con la que me despido por hoy, deseándoles una muy Feliz Navidad.

    
Y esto es todo por hoy. El próximo viernes, el espíritu navideño seguirá en Balas y Estrellas con una estupenda y reciente colección de novelas policíacas, que bien pueden convertirse en regalo navideño. Hasta entonces...

Sed muy felices y moderadamente malvados

sobre mi

DAVID RUBIO

Aunque no sea lo mismo que compartir una buena charla acompañada de un café bien negro, te propongo quedar en otros espacios virtuales donde también suelo perpetrar publicaciones. Clica sobre los siguientes iconos o envíame un mail a balasyestrellas@gmail.com.

Comentarios

  1. Sr. López, debería usted buscar en su árbol genealógico si tiene algún parentesco con el guinch. Dan ganas de echarse a dormir el 23 y no despertar hasta el 7.
    Al principio me pareció que los años 200... fueron especialmente conflictivos, pero ya por mitad, el drama empezó a diversificar.
    No cuesta nada seguir esos consejos, sobre todo el de no discutir.
    Aún así, todos los casos mostrados parecen fruto de arrebatos, o sea que se confirma lo de la no profesionalidad; muchos acabando en suicidios.
    Aficionados... ya se sabe...
    Disfrute de la Navidad pero von cuidado.
    Abrazooo

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    1. Un placer volver a departir con usted, señor Gabiliante. Todo lo contrario: siento un profundo aprecio a esta época del año. Y es por ello el motivo del presente artículo, hacerles partícipes de los riesgos existentes para que puedan disfrutar de una Navidad feliz, pero siempre guardando estas medidas de seguridad. En modo alguno querría que ninguno de ustedes fuera protagonista de una de mis publicaciones. Le mando un afectuoso saludo y mis mejores deseos para estas fechas tan señaladas.

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  2. Sr. López, está claro que hombre precavido vale por dos je, je. El crimen parece que sabe hacerse un hueco ante la inocencia o el descuido de los demás: Navidad, verano o ciertas épocas de distensión nos hacen más vulnerables y ese hueco es aprovechado para los que claman sed de venganza. Muchos de los casos narrados acaban en suicidio o están marcados por el despecho. El tipo del lanzallamas creo que se lleva el premio al crimen más grotesco. El ponerles un chip a los niños no es mala idea aunque sean cosas de perros je, je. Seguiremos sus consejos navideños ;)
    Un gran saludo y que pase una bonita Navidad.

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    1. Agradecido por sus palabras, señor Pina. Sin duda, en los tiempos que corren y estando las cabezas como están, nunca está demás proveernos de un protocolo de seguridad y más en estas fiestas. Nunca se sabe cuándo la chispa de una rencilla puede encenderse tras un par de copazos.
      Respecto a poner un chip a los niños no es mala idea, aunque quizá ya haga esa función el móvil y la tablet que suelen tener pegados a las manos. Espero y deseo que disfrute ampliamente de estas fechas... eso sí: con un ojo en su nuca.

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  3. Estimado señor López:
    Es leer su escrito y encontrarme con más razones para desconfiar de los demás, sea o no Navidad y sea cual sea su edad (sobre todo si son estadounidenses, pues no necesitan lanzallamas: buscan matarnos con su comida basura)
    Regreso a mi cueva, de la que no saldré hasta este viernes para leer ese listado que usted nos ha anunciado.
    Hasta que tenga el placer de volver a leerlo –confío en que nos ofrezca consejos sobre cómo sobrevivir a la cuesta de enero–, le deseo lo mejor.
    Cuídese, que al hacerlo nos está cuidando a todos.

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    1. Gracias, señor Nino. Veo que es un tipo sensato y ha tomado buena nota de lo comentado. De esa forma, no tenga duda que nos volveremos a encontrar en la próxima. El administrador del blog me ha informado que mi próxima intervención no será en enero, sino por San Valentín. Deseo que disfrute la Navidad.

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  4. Muchas precauciones me parecen, pero igual sí que son necesarias :-)

    Unos consejos maravillosamente expresados. Un fuerte abrazo, y Feliz Navidad

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    1. Gracias, señora Maripau. Agradecido quedo por sus palabras y recuerde que el mayor peligro es estar demasiado confiado. Le deseo una feliz navidad

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  5. Caramba, señor López, me parece que después de leer esta entrada pasaré unas fiestas desconfiando de todo el mundo, hasta de mi propia mujer. Quizás será mejor que me tome las 12 uvas solo en algún hotel, no sea que en casa alguien decida ponerme uvas envenenadas. Claro que en un hotel también pueden pasar cosas horribles, y si no que se lo pregunten a Stephen King, que sabe mucho de esto.
    Así pues, después de lo leído, mis deseos para estas fiestas es seguir vivo y que no sea yo a quien se le crucen los cables.
    Aparte de toda esta relación de historias navideñas horriblemente cruentas, espero que esta sea, al menos para mí (ya sé que soy un egoísta), una Navidad tranquila y feliz.
    Un saludo.

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    1. Gracias, señor Panadés. Seguro que su mujer y seres queridos son altamente confiables y su aprecio sincero. Pero no está demás, como comenta, que le dé una de las doce uvas a alguna mascota que tenga por casa. Comparto mis deseos de que disfrute tranquila y felizmente esta Navidad.

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  6. Pues toda una alegría tenerle de vuelta, señor López, pero menuda crónica navideña nos ha regalado. Toda paz y amor, efectivamente. En fin, trataremos de estar alerta y no pecar de ingenuos como parece que siempre exigen estos días. Gracias por su advertencia y quedamos a la espera de sus próximas recomendaciones. ¡Ah! y Feliz Navidad, pese a todo, jeje.

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    1. Gracias, señora Navarro. El placer es mío. Estar alerta siempre es una buena idea y no ser ingenuos una idea todavía mejor. Según me comenta el administrador mi próxima intervención será por San Valentín, otra fecha de especial riesgo. Le deseo una muy Feliz Navidad.

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  7. Señor López, las anécdotas que nos trae me causan una gran desazón, como de costumbre. No solo por ser sensible a la mezquindad humana, sino también porque, por azares de la vida, da la coincidencia de que trabajó en estos días de gordito canoso y campanero en un centro comercial para subsistir, aunque no sé ya si me conviene para sobrevivir. No seré yo quien le niegue su juguete y su caramelo a un pequeñuelo, incluso a un crecidito, no sea que tenga repercusiones sobre mi persona o la de otro colega, que hay gente muy rencorosa y creativa rondando entre luces y villancicos. Lo cierto es que ya voy maquinando mil historias que llevar al papel aprovechando la experiencia y que, espero, se mantengan en la más estricta ficcción. Para el 26, toca metamorfearse como una mariposa monarca en un mago. Menos mal que a esos tres se les respeta y respetan... ¿O no? Dígame que sí, señor López; que no debemos cruzarnos de calle al verlos venir.

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    1. Gracias, señor Figueroa. Dadas las referencias que tengo de usted por parte del administrador de este blog, creo que tener la certeza, nunca plena eso sí, de que ejercerá ese trabajo como se debe y los niños, y sus padres, encontraran en usted motivo de dicha. Le deseo que la experiencia consiga regalarnos excelentes relatos o novelas.
      Respecto a los reyes magos, ¿qué le puedo decir? Si ya es motivo de inquietud que un tipo entre en tu casa, imagine a tres, y además venidos de Oriente y montados en camellos. Mejor pasarse a la otra acera, no lo dude. Le mando mis mejores deseos para estas fiestas y le agradezco sus palabras y confianza en mis consejos.

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  8. Hola, señor López, veo que sigue tan sarcástico como ya es costumbre, porque mire que con la supuesta intención de cuidarnos, más bien le arruina la alegría a cualquiera, y a mi que me faltaban las ganas de celebrar, ahora me sobran las de no hacer nada, ni salir ni recibir a nadie en casa, por lo que daré luz verde a todos para irse lejos de mi, ja, ja.

    La verdad es que todas estas historias norteamericanas son bastante crueles y nos harían odiar la navidad, por suerte hay millones de historias solidarias y alegres que hacen que estas se olviden, aunque sigan siendo lamentables.
    De todas formas se agradece su informacion y espero que usted pase unas tranquilas fiestas, sin trabajo reciente que documentar en todo el 2024, a menos que sea de algún viejo crimen o diferente al crimen... Usted perdone este deseo tan egoísta, pero no es bueno que siga corriendo la sangre por ahí. Por si acaso me reservo el abrazo, ja, ja.

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    1. Gracias, señora Payano. De sobra conoce de mi compromiso social en pro de la seguridad de las personas y, aunque las advertencias vertidas en el artículo puedan resultar crueles, pienso que son necesarias y un ejercicio de responsabilidad por mi parte.
      Puede abrazarme sin problemas, el administrador de este blog ya me ha advertido de que sus lectores son sagrados. Así que pueden estar tranquilos, al menos por mí, claro.
      Le mando un fuerte abrazo de parte del administrador del blog y mis mejores deseos para que disfrute cada instante de esta Navidad.

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  9. Es cierto que la navidad llena las almas de buenas intenciones, pero también afloran las peores miserias. Cada año hay asesinatos de mujeres por sus parejas o exparejas en las fechas más señaladas.
    Lo que no sabía es que tantas veces se camuflen los asesinos tras la apariencia de Papa Noel. la verdad es que es un buen disfraz. nadie desconfía.
    Me han entrado ganas de releer Hermana mía mi amor. La leí hace unos años y me gustó mucho, pero ya la tengo un tanto olvidada.
    Feliz navidad señor López y cuídese de las apariencias.
    Un beso.

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    1. Gracias, señora Berros. Como he querido advertir, la mayoría de los asesinatos se comenten en el entorno más cercano, así que dado el aprecio que siento por ustedes es por lo que les he traído esta pequeña muestra de crímenes a modo de cuento con moraleja.
      Precisamente, el administrador de este blog me comentó su devoción por esta escritora, y pensando en usted es por lo que decidí incluirla.
      Le mando un cordial saludo y beso, junto a mis mejores deseos de que disfrute de estas fiestas, sin perder de vista lo que he comentado, claro.

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    2. Pues muchísimas gracias a usted y al señor David por acordarse de mí y de mi entusiasmo por Joyce Carol Oates.
      Más besos para ambos.

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    3. No las merecen. Estuve buscando en su estupendo blog la reseña de esa novela para enlazarla en el artículo, pero no la encontré. Si en un futuro decide dedicarle una ruego me informe para enlazarla en la entrada. Le mando un afectuoso beso.

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  10. Madre mía, David, digo señor López, menudo repertorio navideño de sucesos.
    Cada vez me gustan menos estas fechas porque las ausencias se hacen notar demasiado y el follón que supone tanta comida y reunión me agota mucho (se ve que me hago mayor y no tengo tanto aguante). Pero con esta información que nos trae señor López... es para hacerse de otra religión y pasar de estas celebraciones.
    Lo de dejar pasar a tu casa a un señor gordo con un saco a mí siempre me pareció un riesgo, por muy buena intención que se le suponga pues viene a dejar regalos.
    A mi propia hija, cuando era pequeña, la noche de Reyes (en casa no somos seguidores del gordo, somos más monárquicos en ese aspecto) se ponía muy nerviosa, pero no porque le trajeran regalos, sino porque no le hacía ni pizca de gracia que tres desconocidos entraran en casa y, encima, por la noche cuando estás durmiendo. De hecho, nos propuso varias veces que les pidiéramos a los Reyes Magos que dejaran los paquetes en el rellano de la escalera y al día siguiente ella ya saldría a recogerlos.
    Estupenda crónica, señor López, espero que pase unas felices fiestas y que se cuide de las discusiones familiares, de abrir la puerta a desconocidos y de los atracones propios de estas fechas.
    Un abrazo.

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    1. Gracias, señora Celada. Veo que su hija es lista e inteligente, así que la felicito por ello. Seguro que llegará lejos, si no lo ha hecho ya. Me temo que un servidor pasará las navidades en compañía de su soledad, tabaco, whisky y la película ¡Qué bello es vivir! Al menos salvo que cierta vecina se avenga a razones por fin y decida echarme una visita vestida de mamá noël.
      Le deseo conversaciones amables y una buena digestión de esos atracones para celebrar estas fiestas.

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  11. Dios mío, señor López, le he echado de menos, pero creo que ya tengo el cupo completo para la próxima, jajaja. Usted sí que sabe desear una buenas Navidades y promover el buen rollo y el saber estar. Me espero una velada en paz y armonía y con los pestillos bien puestos y los niños bien dormidos en una sala acorazada. Desde luego que los psicópatas no atienden a razones y si pueden aprovechar la ocasión para dar cuenta de sus macabros procederes ni se cortan. Por suerte, la política en España ya se mutila ella sola, y el fútbol casi que también, y menos mal que soy más de Reyes que de papa Noel, porque sus santidades parecen menos macabros, aunque ya me lo espero todo, jajaja.
    Un fuerte abrazo y que pase unas malvadas pero felices navidades.

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    1. Gracias, señor Pepe. Le aseguro que yo también les echaba de menos. Política y psicópatas es un binomio indisoluble, se lo aseguro.
      Por cierto, aprovecho para indicarle que disfruté de la lectura de su última novela La idea. Sentí cierta empatía con su protagonista, aunque yo no sea escritor ni haya encontrado ese libro. Le mando mis mejores deseos para estas fiestas que espero goce y disfrute apropiadamente.

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  12. Madre mía, se me han quitado las ganas de celebrar la Navida... (Ah, espera, si tampoco tenía ganas de celebrarlas, no me gustan)... Estaba pensando conforme leía tu entrada, Sr. López, que algo peor podría pasar si tenemos en cuenta a los Reyes Magos, que estos son tres y no actúan solos como Santa..., uuffff, la que pueden liar... Y en cuanto a los vecinos, toda la razón del mundo, en el pueblo que me vio nacer, sin ir más lejos, uno la emprendió a tiros con un vecino, matando al vecino y a un policía local, al final la policía se lo cargó, pero hirió hasta a su padre.
    ¡Feliz Navidad! Y si ves a David por ahí se lo dices también de mi parte.
    Un abrazo. :)

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    1. Agradecido por sus palabras, señora Soriano. Como bien dice, en el caso de los reyes magos la amenaza se triplica y más si tenemos en cuenta que... Bueno, iba a comentarle algo, pero el administrador de este blog me ha indicado que era demasiado incorrecto y que siendo Navidad no sería apropiado. Así que sí, los reyes magos y sus camellos son una triple amenaza.
      Intrigado quedo con el caso que me ha comentado, la verdad es que me ha despertado la curiosidad por el motivo de dicho crimen, seguro que sería más sorprendente que la propia reacción.
      Le mando mis mejores deseos de felicidad para estas fiestas, tanto en mi nombre como en el del administrador del blog.

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  13. Hola, señor López!
    Hacía tiempo que no le veíamos por aquí. Ha hecho usted un muy buen trabajo recolectando casos espeluznante con el fin de advertirnos. Y tiene toda la razón: el peligro está casi siempre dentro y no fuera. Me he reído con su ironía fina y me ha descompuesto usted el alma también. Por mí no hay problema, las Navidades me resultan indiferentes y soy bastante precavida (ja, ja, :) Por eso, y aunque sabe usted de mi gran idealismo, huyo del amor enlatado, consumible, repetitivo y obligado. Y procuro escaparme a un rincón de soledad, aunque no me dejan, ja,ja,...
    Mis mejores deseos para su jefe, David, y por supuesto para usted ;) Y Que el próximo 2024 esté llenito de proyectos felices y tiempo para ellos (¿ve? si somos sinceros, deseamos lo que queremos para nosotros mismos, ja, ja ;)

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    1. Gracias, señora Volarela. Deseaba tanto como usted reencontrarme con los lectores de este blog, pero durante estos meses, el administrador me ha acaparado por completo para contarle mi historia.
      En mi caso, soy amante de estas fechas, aunque seguramente no por las razones más obvias. Para mí son época de recogimiento y reflexión e intuyo que es algo que compartimos con usted. Aprovecho, visto su comentario, para recordarle mis servicios por si alguien la importuna especialmente y la aparta de su rincón de soledad.
      Le mando un afectuoso y cálido abrazo junto a mis mejores deseos para el nuevo año, tanto en nombre propio como en el del administrador de este blog.

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    2. Ja, ja, ja 😅 Lo tendré en cuenta 😜

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  14. Me cae bien el Sr. López, supongo que compartir apellido tiene su importancia, jejeje. Las historias que nos cuenta no son de lo más alegres para estas fiestas, pero es que la Navidad no gusta a todos. A mí, sólo me gusta porque veo 'Qué bello es vivir' y por los turrones, porque las macrocelebraciones no las soporto mucho y la cantidad de gente que te encuentras por las calles del centro, ya ni te cuento. Esa fiebre consumista nunca la entenderé. Resultan un poco asfixiantes y cargantes. En cualquier caso, felices fiestas!!!

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    1. Agradecido por sus palabras, señora Mármol. Veo que compartimos sensaciones parecidas respecto a la Navidad, además del apellido, de hecho, pienso que la humanidad se divide entre quienes vemos Qué bello es vivir cada Navidad y quienes no. Este servidor es muy navideño, por eso he pensado en dar estos consejos de seguridad para que los lectores de este blog tomen las debidas precauciones al respecto y puedan disfrutar las fiestas sin riesgo alguno. Le mando mis mejores deseos para estas navidades.

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  15. Señor Lopez!
    Excelentes consejos los suyos, que tengo que decirle que si todo el mundo tuviera acceso a ellos las navidades serían mucho más plácidas y reconfortantes de lo que suelen ser.
    Pondremos sus consejos en práctica al pie de la letra! No lo dude usted ni por un momento!
    Le deseamos unas felices y plácidas fiestas sin sobresaltos! Un abrazote!

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    1. Gracias, señora Marifelita. Desde que me fue encargada esta sección he querido mostrar en ella mi compromiso social en pro de la seguridad de la población en general y de los lectores de este blog en particular. Deseo que esté disfrutando de estas fiestas y, por supuesto, que no sufra ningún altercado que pueda hacerla protagonista de esta entrada el año que viene. Le mando un afectuoso abrazo de vuelta.

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  16. Gracias por estos consejos, señor López. Su peculiar punto de vista me ha hecho ver la Navidad de una forma muy diferente y hay que reconocer que algunos consejos son indiscutibles: ¿dejar entrar a un desconocido en casa? En otra época del año el NO sería rotundo, pero en Navidad hay excepciones... Mirándolo así, es un verdadero peligro!! Aquí podemos ver mucho ejemplos, a modo de "cuentos de Navidad", pero que en realidad son inquietantes y muy reales casos policiacos.
    Aun así, procuremos pasarlo bien en esta fechas.
    ¡¡Felices Fiestas!!

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    1. Gracias, señora Álvarez. Y aún así la gente no aprende, creo que esta semana han salido un par de noticias luctuosas protagonizadas por tipos vestidos de Santa Claus. Algo que me reafirma en la necesidad de este artículo de compromiso social en pro de la seguridad. Le mando un afectuoso abrazo y mis mejores deseos para el 2024!

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  17. Señor López, es usted una enciclopedia del crimen. Ha conseguido ponerme los pelos como escarpias con sus historias, a cada cual más macabra, por cierto. Le deseo unas felices fiestas y una buena entrada de año Sea moderablemente malvado. Guárdese algo para sus lectores. Un abrazo

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    1. Gracias, señor Merchán. Lamento que el artículo le haya provocado esa reacción capilar, pero a buen seguro ello le hará tomar las precauciones necesarias para disfrutar de estas fiestas de manera segura. La moderación es algo que se logra con los años, tendría que haberme conocido de joven. ¡Ay! Qué fiestas nos pegábamos mi cuchillo de cocinero y yo. Ahora soy un poco más selectivo. Le mando un afectuoso abrazo y mis mejores deseos para este 2024

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  18. Ya se echaba de menos al cínico señor López, y más en estas entrañables fiestas navideñas en la que todos deseamos estar cerca de nuestros seres queridos. Como experto que es en temas criminales nos ha traído una excelente colección de crímenes navideños. Cada vez estoy más convencido de que para tener una vida plácida no se vivir en los USA, todo lo malo les pasa a ellos. Un abrazo para David Rubio y el señor López, y feliz año!

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    1. Agradecido por sus palabras, señor Valín. Un placer reencontrarme con usted. Que lo narrado haya sucedido fuera de nuestras fronteras ha sido culpa del administrador de este blog, espero que el año que viene pueda convencerle para un especial crímenes navideños en España, que le aseguro que no se quedan atrás. Le mando un afectuoso saludo.

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  19. Un saludo, Sr. López. Por estar estos día metida en la vorágine de las fiestas navideñas como marcan lo cánones consumistas, no he podido leer a tiempo lo que nos ha escrito y ¿qué le puedo decir? Pues que me alegro. No porque me gusten las fiestas navideñas en las que me enrolo por razones que no vienen a cuento, sino porque usted me las habría amargado. No habría podido mirar de frente sin temblar al cuñado que solo veo en Navidad, al chico de Amazon que traía los regalos, a la vecina que me pidió la llave comunitaria... En todo momento habría estado pensando ¿Dónde esconden el cuchillo? A ver, que usted se explica de maravilla, pero ni el hombre del saco de cuando éramos pequeños llevaba tanta carga de asesinados, vísceras y sangre. Todo, todo, así de sopetón es un peligro para las personas sensibles y visionarias como yo. Nos pone en tensión, y cualquier ruidito extraño puede llevarnos a un infarto repentino. ¿Quién es el culpable? Usted, Sr. López, que de riguroso investigador criminal puede pasar a ser el asesino.
    Siga siendo tan provocador y malvado, estoy segura que sus lectores se lo agradecerán.

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    1. Gracias, señora María Pilar. Empezando por el final, créame que soy consciente de ello y de la necesidad que tiene la sociedad de hoy, tan mojigata y bienqueda, de que tipos como yo muestren las cosas tal y como son, y no tal y como se querría que fuera.
      Viendo lo que me ha comentado, sin duda ha estado sometida a situaciones de grave riesgo. Algún día hablaré de esa práctica tan cotidiana de hoy día como los repartidores que llaman a la puerta, nos dicen que son de Amazon, y les abrimos entusiasmados, ignorantes de que se tratan, en realidad, de perfectos desconocidos.
      Le mando un afectuoso saludo.

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