Soy de los que piensa que la sinceridad está muy sobrevalorada. ¿Os imagináis un mundo en el que no existiera la mentira? Los que hayáis respondido con un “ojalá” es que no lo habéis pensado bien.
Como vimos en la anterior entrada, en el s. XX fue el polígrafo, el detector de mentiras más popular, aunque su eficacia para tal fin sea más que cuestionable y eso llevó al invento a ser calificado como pseudociencia.
Pero eso no significa que los científicos hayan cejado en su empeño en pos de la verdad.
LAS NUEVAS MÁQUINAS DE LA VERDAD
Si el polígrafo partía de la base de que mentir nos pone nerviosos, y que ello genera unas reacciones fisiológicas incontrolables que se pueden medir, las investigaciones más modernas se centran en otros indicadores que puedan resultar más objetivos y específicos de la mentira.
Y sí, en esta película también ha irrumpido la Inteligencia Artificial como actor principal.
LA CARA ES EL ESPEJO DE LA MENTIRA
El efecto Pinocho
A Pinocho le crecía la nariz cada vez que mentía. Lamentablemente, en la vida real no sucede así. Esto lo digo tras comparar las fotos antiguas de nuestros políticos con las más recientes. Tienen más o menos la misma nariz.
Lo que sí se produce, parece ser, es que al mentir la nariz se enfría. La razón es que realizamos un esfuerzo mental y ello genera más actividad en el lóbulo frontal que se traduce en un incremento de la temperatura de la frente. Vamos, que concentramos el flujo sanguíneo en esa zona de la cara y ello provoca un enfriamiento de ojos para abajo.
Esta es la base científica de quienes defienden el uso de la Termografía como máquina de la verdad. La prueba consiste en realizar el interrogatorio con una cámara térmica directa al rostro del interrogado para, de esta forma, comprobar las variaciones de la temperatura de su cara cada vez que responda.
Ya lo sabéis, para descubrir que alguien nos está mintiendo hay que tocarle “literalmente” las narices.
Los gestos de la mentira
Además de los cambios en el flujo sanguíneo, en el rostro se producen otras reacciones. Unas se pueden ver a simple vista como excesivo parpadeo, morderse los labios, tragar saliva o realizar muecas.
En eso se han centrado unos investigadores de la Universidad de Bradford que en 2011, sacaron una máquina de la verdad que, básicamente, utiliza una cámara térmica y otra de alta definición con las que graban al interrogado desde una distancia de tres metros y, por tanto, sin que este lo sepa.
Esas imágenes son procesadas por un software que reconoce los patrones y concluye si el tipo miente o no.
Según los inventores de este sistema, en los ensayos ha demostrado un 66,66% de acierto. En efecto, no parece mucho, pero, por supuesto, están convencidos de que pronto llegarán al 90%. También afirman que este invento sería ideal para el control de seguridad de los aeropuertos, dado que te da la información en tiempo real y sin necesidad de muchos aparatos.
Los ojos nunca mienten ¿o sí?
Pues sí, los ojos parece ser que también reflejan la mentira. Si mirásemos a los ojos de un mentiroso podríamos detectar lo siguiente:
- Las pupilas se dilatan entre un 4 y un 8% cuando una persona miente.
- Se producen fijaciones en movimientos oculares
- La frecuencia del parpadeo se incrementa ocho veces.
Para detectar esos cambios, en 2002, la empresa EyeDetect ideó la primera tecnología de detección del engaño óculo motora y la cosa, parece, consiste en que te plantas frente a un ordenador que lleva una cámara de seguimiento ocular de alta definición capaz de detectar los cambios anteriores.
Según esta empresa, su sistema tiene un acierto del 80%.
Sus servicios están enfocados a procesos de selección de personal, para asegurarse la honorabilidad del candidato.
Entiendo que sería de justicia que, el candidato, también la usara con el empleador, ¿no?
Más allá del acierto o no, ¿qué pasaría si esta tecnología estuviera al alcance de cualquiera, como, por ejemplo, nuestra pareja? Cargada de una cámara de detección ocular en mano se nos acerca para preguntarnos ciertas cosillas y nuestra relación dependerá de la interpretación de la maquinita.
Mal rollo, ¿no?
Pues preparaos.
Un detector de mentiras en tu móvil
La marca de móviles Xiaomi anunció el año pasado que había patentado un sistema consistente en una cámara con teleobjetivo con soporte para giro e inclinación, que permiten ajustar el ángulo de captura para apuntar hacia la cara del sujeto que se desea analizar. Una vez enfocado el rostro, se analiza el movimiento y la trayectoria de la pupila.
Al parecer, una vez registrados los movimientos de la pupila, el móvil los compararía con los patrones previamente instalados y emitiría su veredicto: verdad o mentira.
Sin duda, las reuniones familiares por Navidad pasarían a otro nivel. ¿Os imagináis? Seguro que lo que comenzaría como un juego terminaría sembrando la semilla de la discordia. Lo dice el móvil, ¿no? Pues entonces es verdad.
Todos estos sistemas se basan en cambios exteriores, pero ¿qué sucede bajo la piel?
Los músculos faciales
Unos investigadores de la Universidad de Tel Aviv, en 2021, se fijaron en la cara del mentiroso y se preguntaron ¿pueden los músculos y nervios faciales reaccionar involuntariamente cuándo alguien está mintiendo?
Así que se pusieron manos a la obra y utilizaron unos electrodos especialmente sensibles que previamente se habían usado para controlar el sueño y diagnosticar enfermedades neurológicas y con ellos realizaron un estudio de laboratorio.
La prueba consistió en situar a los voluntarios frente a frente, colocándoles las pegatinas con los electrodos en las mejillas, cerca de los labios, y en las cejas. También les pusieron unos auriculares y, a través de ellos, los investigadores les decían una de las dos palabras que se habían seleccionado: línea o árbol. Así, el voluntario podía pronunciar la palabra que le habían dicho o bien mentir y usar la que no le habían soplado.
Los resultados revelaron que al mentir se movían dos grupos musculares: los de las cejas y los de las mejillas —algo normal por otra parte, según la noticia es donde pusieron los electrodos—. De esa forma, la máquina logró detectar el 73% de las veces en que el voluntario había mentido.
Los investigadores afirman, además, que en un futuro no haría falta electrodos, que, simplemente, bastaría con una cámara capaz de detectar ese movimiento involuntario en mejillas y cejas y de una IA con sus algoritmos bien entrenados para detectar la mentira.
Sí, amigos, habrá que cambiar aquello de que la cara es el espejo del alma por lo de la cara es el espejo de la mentira.
Aunque ya puestos: ¿os suena aquello de por la boca muere el pez?
LA VOZ DEL MENTIROSO
¿Recordáis los exámenes orales? Cuando el profesor nos preguntaba algo que sabíamos, además de respirar aliviados, soltábamos la respuesta con la voz de un presentador de telediario. Por el contrario, si no la sabíamos, aparte de soltar cualquier chorrada lo hacíamos con un tono de voz más parecido al de un borracho a las cinco de la mañana.
Parece ser que la ansiedad provoca microtemblores musculares que alteran nuestra voz en un margen de entre 8 y 12 Hz, según descubrió en 1971 un investigador de la London University College llamado Oloff Lippold.
Esta es la base de la prueba llamada Análisis de Estrés de Voz que consiste en que un micrófono registra nuestra voz y, como con el polígrafo, muestra en una gráfica las variaciones de tono ante las distintas preguntas que se realicen. Parece ser que si la gráfica muestra picos decimos la verdad; si muestra un dibujo parecido a una meseta, mentimos.
La cosa no queda aquí. Otras máquinas de la verdad empiezan a apuntar directamente a la fuente: nuestro cerebro.
DIRECTOS AL CEREBRO
Las nuevas máquinas de la verdad apuntan al cerebro. El segundo órgano favorito de Woody Allen parece que está muy bien organizado, determinando que en función de lo que hagamos se activaran unas u otras zonas cerebrales y que estas se pueden ver mediante una Resonancia Magnética funcional.
El cerebro mentiroso
Cuando nos hacemos daño se activa el lóbulo parietal; al recordar, el lóbulo temporal; cuando pensamos en cómo resolver un problema, el lóbulo Frontal; si escribimos un relato de ficción, la corteza prefrontal dorsolateral y la parietal posterior.
Bueno, algunos consideran que la cosa no es tan estanca y que el cerebro va conectando unas zonas con otras. En lo que nos interesa ahora, los investigadores de la verdad se han propuesto mirarnos por dentro partiendo de la base de que, al mentir, se activan determinadas zonas cerebrales y que estas podemos verlas mediante una Resonancia Magnética Funcional.
De esta forma, se interroga al sospechoso mientras se realiza la resonancia y, se supone, el técnico detecta qué zonas cerebrales se activan y, así, saber cuándo estamos recordando y cuando inventando.
Según las pruebas realizadas, parece que mientras pensamos o elaboramos una mentira se activan cinco zonas cerebrales que, por el contrario, permanecen apagaditas si decimos la verdad:
- Córtex prefrontal dorsolateral: En esta zona se crea la mentira. Curiosamente, esta zona se activa también cuando escribimos una historia de ficción. Así que cuando dicen que los escritores son unos mentirosos tienen toda la razón.
- Cíngulo anterior: En esta chequeamos la verosimilitud de la mentira para evitar caer en errores o contradicciones.
- Ínsula: Esta es una zona emocional. Mentir no es demasiado placentero y parece que aquí intentamos regular emociones como la culpa o la vergüenza.
- Hipocampo: Aquí es donde intentamos retener los datos que sobre los que ya hemos mentido.
- Amígdala: También es una zona emocional. En este caso parece activarse cuando sentimos por ejemplo ansiedad.
- El tálamo. La zona que dirige al resto. Aquí es donde intentamos controlar nuestros gestos, mostrarnos sinceros y relajados.
- Y el lóbulo temporal. Se activa en el momento de mentir.
Si esto ya empieza a parecernos ciencia ficción, lo que sigue parece magia.
¿Sabéis que las neuronas hablan entre ellas?
Las ondas cerebrales
Cualquier acción, pensamiento o función física —lo que es estar vivo—, comienza por la activación de unas cositas diminutas que residen en el cerebro llamadas neuronas.
La cosa es que estas neuronas se comunican unas con otras mediante impulsos eléctricos para activar las zonas del cerebro en función de lo que se vaya a hacer. Para hacernos una idea. Si alguien quiere organizar una cena de amigos lo que hace es llamar a un par y estos, a su vez, contactan con el resto del grupo para quedar un día concreto. Así, la celebración de la cena habrá dejado un rastro de llamadas.
En el caso de las neuronas esas llamadas tienen por nombre Ondas Cerebrales. Y siendo ondas, como las del ruido o la luz, pueden ser medidas. En este caso mediante la electroencefalografía.
Aquí, el investigador no se centra en la zona del cerebro que se activa, va más allá. Trata de buscar patrones en la emisión de las ondas cerebrales que se producen cuando el mentiroso piensa y decide mentir.
Parece ser que existe una onda muy concreta de la mentira: la P300.
Esta onda está relacionada con el almacenamiento de información. Así, por ejemplo, si le preguntamos a alguien por algo de lo que no sepa nada esta onda no aparecerá o lo hará de forma muy leve. Si sabe algo, emitirá esta onda dado que se activará la zona de los recuerdos.
Esta prueba se utilizó en el caso de Marta del Castillo. Para los lectores de fuera de España, se trata de una chica que fue asesinada, pero cuyo cuerpo todavía no se ha recuperado. El asesino, ya condenado, jamás ha revelado donde lo escondió. Pues bien, en 2013, intentaron esta prueba con él.
Para ello le insertaron un gorro parecido al que usamos en la piscina, pero lleno de electrodos. Le fueron mostrando diversos lugares donde los investigadores sospechaban que podría estar el cuerpo de Marta y esperaron que en la pantalla apareciera la ansiada onda P300.
El cuerpo todavía no se ha recuperado, así que me temo que la prueba no resultó. Y es que el porcentaje de acierto de esta máquina de la verdad para unos científicos es del 90%; otros del 82% y, los hay que lo reducen nada menos que al 47%.
¿Cómo puede variar tanto el porcentaje de fiabilidad que le otorgan unos y otros?
Alguno puede que esté pensando que, quizá, tendríamos que dejar que la Inteligencia Artificial decidiera.
¿Estáis seguros?
¿LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL NOS DESCUBRIRÁ LA VERDAD?
El sueño húmedo de muchos podría ser contar con una supermáquina de la verdad que registrara todos los indicadores de la mentira que hemos visto, los metiera en un ordenador y una Inteligencia Artificial los comparara con otros miles de datos y patrones para concluir, al final, si el interrogado miente o no.
Parece que por ahí van los últimos avances. De hecho, se está desarrollando una especie de policía predictiva que, mediante la IA, pretende anticiparse al crimen.
En mi opinión, existe un problema.
Hasta donde sé, la Inteligencia Artificial carece de sentidos que le permitan conocer la realidad de manera directa. Es decir, por muy inteligente que sea no puede trabajar con más datos que los que el ser humano le facilita. Seguro que puede procesar y comparar miles de millones de datos y operaciones por microsegundo, pero siempre partiendo de esa limitación.
Y, en todo caso, su resultado será un cálculo de posibilidades.
No es que desconfíe de la IA, sino de que los seres humanos veamos en ella una especie de oráculo divino infalible que determine todas nuestras decisiones.
De hecho, parece que se realizó un experimento en el que se enfrentaron a dos grupos. Pues bien, las personas acusaban a otro de mentir con más facilidad cuando la IA había concluido en ese sentido. Preocupante, ¿no?
¿Cuánto tardarán los telediarios en cambiar lo de "Según los expertos" por "Según la Inteligencia Artificial" para apelar a sesgo de autoridad en sus informaciones?
Por ejemplo, dado que soy muy futbolero. Parece ser que la IA tras analizar millones de trillones de datos facilitados por humanos determinó que el equipo que ganaría la pasada Champions League sería el FC Barcelona. Bueno, ni qué decir que el campeón fue mi Real Madrid. Los pro IA defienden que la IA solo da un resultado de probabilidad según los datos. Me parece bien, pero entonces ¿en qué se diferencia de la predicción de Rappel o el pulpo Paul?
A lo que me refiero es que si las máquinas de la verdad actuales presentan dudas en cuanto fiabilidad ¿por qué van a ser más fiables si los resultados los dice una IA? Si la IA determina que un sospechoso ha mentido a la pregunta de si fue el asesino de tal persona en un porcentaje del 99%, ¿qué sucede con el 1% de posibilidades de que diga la verdad y sea inocente?
Y todo ello dejando de lado el negocio. Tanto la IA como muchas de las tecnologías que os he mostrado están siendo comercializadas a empresas privadas para los procesos de selección de personal, controles de seguridad, ejército, etc... Es decir, hay un negocio detrás de esta supuesta ciencia que, imagino, influye a la hora de otorgar credibilidad a la tecnología que se quiere vender.
Pues esto es todo por hoy. Disfrutad de las vacaciones, si estáis en ellas, o ánimo que ya queda menos, si todavía no. En todo caso...
Sed muy felices y moderadamente malvados
Lo que digo, es
ResponderEliminarque tampoco
hay que hablar
con sinceridad
todo el rato, bien
porque quien lo
hace es hiriente ,
o se malinterpreta,
y solo tienes ganas
de molestar a alguien,
con esto de la IA,no
esta mal cojer en
mentiras a unos
cuantos .
Gracias, Orlando. En efecto, la sinceridad extrema solo llevaría al conflicto. De hecho, una vez leí un dilema ético. Si el objetivo es la felicidad de otra persona, y eso solo se consigue con la mentira, ¿podríamos calificarla como algo malo? Saludos
EliminarYo creo que aunque has incidido bien en los " comités de expertos de...", no han aparecido muchos " estudios de la Univerdidad de...".
ResponderEliminarLo que parece claro es que los interrogatorios se tendrán que trasladar a los hospitales.
Y digo yo: si uno parpadea exageradamente frunce el ceño, sopla con los mofletes expresamente se rasca hace temblar la pierna, ¿
se darán cuenta de que lo hace expresamente?
En breve las ias acertsran ña primitiva. Los datos están ahí sólo hay que introducirlos.
Abrazooo y felices vacaciones
Gracias, Gabiliante. ¡Ostras! Se me pasó lo de "Un estudio elaborado por...". Lo de los estudios universitarios de determinados expertos son para echarlos de comer aparte. Suelo reirme mucho con los premios Ignobel, parece mentira que se gaste tanto trabajo en tan poco.
EliminarHace unos años se decía que la Sociología era una ciencia donde se dedicaba mucho tiempo y trabajo para concluir lo que todo el mundo sabía. Creo que eso pasa también con la IA. Si le metes todos los datos que tienes a mano ¿por qué va a arrojar un resultado distinto? Quizá lo que habría que centrarse es en los datos que se usan para justificar algunas decisiones. Y eso no lo va a hacer la IA.
Suelo decir que creeré en ella cuando, en efecto, acierte la primitiva o me diga el resultado exacto de cinco partidos de fútbol.
Me parece que hay mucho lirili y poco lerele en esta materia. Un abrazo!
Genial, David, esta segunda parte. Me ha encantado el tema de la voz y los gestos de la cara, esa forma de delatarnos nosotros mismos sin remedio. Vamos hacia un mundo tan hípercontrolado y tan invasivo en ámbitos que hasta ahora parecían intocables que da miedo la pérdida de libertad que todo ello implica en aras de una supuesta seguridad que en realidad tampoco se logra. Por mucho que acierte cualquier sistema, no hay que olvidar como dices que se trata de un cálculo de probabilidades nunca de algo infalible. Se pueden generar situaciones muy injustas. En fin... Una tanda de artículos fantástica. Me ha encantado leerte.
ResponderEliminarGracias, Marta. El problema que veo es que esta práctica se extienda más allá del ámbito de la investigación criminal. Por ejemplo, imagínate esa aplicación del móvil. Por supuesto es una gilipollez, pero basta con que dé un resultado concreto para que quien la haya utilizado pueda tomarlo como una verdad absoluta, la IA no se equivoca, y generar un conflicto.
EliminarYa ni te cuento sobre esas pruebas cerebrales. Como ciencia ficción me suena bien, pero como aplicación práctica sería cruzar la línea roja de lo más sagrado de una persona: su mente.
Su uso sería como matar moscas a cañonazos.
Un abrazo!
Creo que la sinceridad pura y dura se tiene que emplear solo y cuando te la piden. Y cuando te la piden, buscar el momento adecuado para ello. Cualquier otra cosa que se salga de esa premisa no es sinceridad. Diría que mentir es una conducta definitoria e innata de nuestra raza, como amar y odiar. Decir siempre la verdad, no sé si sería un acto de valentía o inconsciencia. Pero desde luego, no creo que estemos preparados, y creo que nunca lo estaremos, para abrir esa puerta. Fíjate cómo está el mundo desde que es tal; y eso mintiéndonos más que hablamos. En cuanto a lo de la IA; bueno, tampoco nos extrañemos demasiado. Supongo que pasará como con todos los avances tecnológicos: nos facilitará la vida en perjuicio de nuestra libertad e intimidad, si es que alguna vez tuvimos ambas cosas.
ResponderEliminarGracias, Cabrónidas. Uy, diría que habría que maquillarla bastante incluso cuando nos la piden. Esa petición de sinceridad suele ser un caramelo envenenado, bajo la advertencia de que no pasa nada, pero siempre pasa.
EliminarEs que mentir es una estrategia frente al conflicto y, de hecho, la verdad tampoco es algo tan objetivo en la mayoría de ocasiones. A mí una persona me puede caer mal un día, pero luego puedo cambiar mi percepción. Un hecho me puede parecer muy grave hoy, pero una anécdota mañana... No sé, salvo las constantes universales creo que hay pocas cosas realmente verdaderas sin matiz.
Como bien insinuas, el precio por la seguridad es la libertad, aunque lo que a mí me preocupa es ¿cuál es el nivel de inseguridad tolerable? Si pones las noticias parece que salir a la calle es una actividad de alto riesgo, pero luego revisas datos sobre delincuencia y los extrapolas a la población total y, bueno, es más probable que te toque la lotería a que te asalte un psicópata. Ese es el problema, que la excusa de la seguridad nos haga admitir cualquier cosa. Un abrazo!
Recuerdo las primeras escenas de Blade Runner, película de 1982, en que un sujeto es sometido a una prueba que detecta el comportamiento de sus pupilas para saber si es o no uno de los androides rebeldes a los que hay que cazar. Así pues, han pasado más de 25 años y esta técnica todavía existe. Realmente ha habido una evolución tremenda en el desarrollo de estas técnicas que pretenden distinguir la verdad de la mentira y, por lo visto, ninguna es 100% fiable, ni siquiera la tortura, pues el torturado puede cantar sevillanas si se lo piden.
ResponderEliminarEl caso que citas del asesino de Marta del Castillo es muy significativo. O el tipo es inmune a toda clase de tests (tengo entenido que hay quienes saben engañar a las máquinas y se entrenan para ello, como sería el caso de los espías) o es un genio del engaño.
Así las cosas, me temo que siempre habrá algún delicuente mentiroso que se irá de rositas, mientras que otros pringarán debido a la inexactitud de estos métodos.
Excelente exposición, David.
Un fuerte abrazo.
Gracias, Josep. Pues sí, lo del caso de Marta es llamativo. Creo que se ha intentado todo por lograr que su asesino diga dónde la escondió y seguimos igual. Ningún aparatejo, por muy sofisticado que sea, puede llegar a determinados niveles de la mente humana y creo que mejor no sigamos por ahí, de hecho, podría llegar el caso de personas que acepten su culpa porque lo ha dicho la máquina. Ya ha habido casos de gente que se autoinculpó falsamente, bien por notoriedad, por llamar la atención o incluso por generar falsos recuerdos.
EliminarLo mejor es seguir avanzando en la tecnología para identificar pruebas objetivas, como el caso del ADN, que meternos en estos juegos mentales. Un abrazo!
Al final la conclusión a la que llego es doble. Por un lado, nada garantiza un cien por cien de fiabilidad y eso hace que lo que queda, aunque sea un uno por cien de la IA, como dices, ¿qué pasa con él? Con un simple uno por cien es suficiente para no poder condenar a alguien. Por otro lado, ese nerviosismo que a mí me invadiría ante el sometimiento a la prueba, haría que fracasara aunque mis verdades fueran incontestables. Creo que habrá que seguir fiando las condenas a la investigación pura y dura de la policía judicial y del juez instructor. Por lo que se refiere a las verdades o mentiras de la vida diaria, creo que la incertidumbre es parte de la aventura de vivir y que la verdad está sobrevalorada. A veces, una buena mentira nos salva de muchos sinsabores que en nada ayudan.
ResponderEliminarY sí, someter al dueño del invento a su propio método o a otro, no sería mala idea.
Un beso.
Gracias, Rosa. Por supuesto que, puestos a condenar por porcentajes, prefiero que lo haga un ser humano que un algoritmo. Deben ser otras las pruebas que demuestren nuestra culpabilidad.
EliminarAdemás, uno de los derechos del investigado es su derecho a no declarar, por tanto, ¿se podría obligar a una prueba así? Evidentemente que no.
Lo que me preocupa es que estos aparatejos se usen fuera del ámbito penal. Que vayamos a una entrevista de trabajo y nos sometan a una de estas pruebas me parece una atrocidad y ya ni te cuento que se empiece la moda de aplicaciones en tu móvil. Viendo cómo es la gente, pasaríamos del juego al conflicto en medio segundo.
Como bien dices, la mentira suele ser el aceite de las relaciones sociales. Todos sabemos qué verdades duelen y cuáles no. Si una verdad conlleva un problema, ¿qué beneficio aporta? Este juego de relaciones es algo que una máquina no puede comprender.
Un abrazo!
Es cierto que los gestos de la mentira y las contracciones faciales son un indicador bastante fiable de cuando una persona miente. Pero claro, una cosa es en el salón de casa o en un bar -entornos supuestamente relajados- y otra es ante la presión de los investigadores ya sea en una resonancia, una entrevista laboral o en definitiva un interrogatorio. Todo esto me lleva a pensar que una de las maneras de que alguien confiese es que esta persona sea previamente engañada de alguna manera. Una resonancia rutinaria, ser grabado sin que se percate y con algún tipo de cebo femenino o masculino como en las pelis de espías je, je. Supongo que la IA se puede acercar a conseguir algo parecido a la verdad, pero como bien dices en el mejor de los casos ese uno por ciento da posibilidad también de error. Por otro lado, y divagando un poco, posiblemente el intentar acabar con la mentira sería de forma paradójica de acabar con el humanismo. La mentira muchas veces es necesaria en el día a día y hace a la gente mucho más feliz que en un mundo completamente sincero que sería una locura.
ResponderEliminarEstupenda esta segunda parte de las máquinas de la verdad que ayudadas de la tecnología parece que se acercaran bastante a probar cuando mentimos o decimos la verdad. Otra cosa es que este tipo de pruebas consigan ser validadas por los tribunales.
Un fuerte abrazo, David, y a seguir disfrutando de las cosas buenas del verano.
Gracias, Miguel. Pues no vas en absoluto desencaminado. Hay muchísimos casos que se han resuelto gracias a confesiones espontáneas del culpable. En un bar, rodeado de amigos, donde se le suelta la lengua; en la celda, condenado por otro delito, contando su batallita al compañero de prisión... Un porcentaje muy elevado de casos se resuelve así, y cuando digo elevado diría que más del 50%.
EliminarNo creo que la IA resuelva más que un humano. A modo de coña, en la entrada menciono a Rappel. Si este vidente hace una predicción, la posibilidad de que se cumpla es del 50%, si la dice la IA, con todos sus datos y algoritmos, también. El otro día leí que unos expertos alertaban de que en los próximos cien años habría un tsunami en el Mediterráneo. Pues muy bien, por poder, puede venir un meteorito pasado mañana. Yo lo que quiero es que me digan, la IA anuncia que el 25 de diciembre habrá un tsunami. Un hecho y fecha concreta. Mientras eso no sea así, pues eso como si me lo dice Rappel.
La mentira es necesaria siempre, ja, ja, ja... Incluso cuando te pillan en una infracción de tráfico, aunque aparezca una grabación, el tipo te dirá que no era él. Un fuerte abrazo y mis mejores deseos de vuelta para estas vacaciones.
.
ResponderEliminarEstá curradísimo. Cada vez tengo más nostalgia del siglo XX y, sin embargo, me pierde la curiosidad de adentrarme más en el XXI. Me has hecho recordar la escena del test de humanidad para descubrir replicantes en Blade Runner y me preguntó cuando se harán esos tiempos de exámenes entre nuestros gobernantes y poderosos fácticos. Por otro lado, la asociación de la mentira y el frío me hace tener esperanzas de que la negación del cambio climático es una retorcida medida para combatir el calentamiento global. ¿Te imaginas 7 951 000 000 de personas mintiendo a la vez en el Polo Norte? Los efectos serían devastadoramente reparadores para la corriente del Golfo. Pero es tan relativo todo, en el sentido de que una cosa es la verdad y otra la verdad de lo que se cree verdad. La IA también genera su verdad como patrón de medida. Asimov tuvo que crear una cuarta ley de la robótica: un robot no mentira a un ser humano, ni permitirá que se mienta a un ser humano, como no cumplirá las mentiras lanzadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que no entren en conflicto con las tres primeras leyes y aquellas que protejan la verdad de su propia existencia en la medida en que esa mentira protectora no colisione con el autoengaño de cualquier ser humano. Que aprenda por A y por B lo que es una mentira piadosa para alcanzar la suma humanidad si el razonamiento no la retuesta. Saludo y feliz veraneo.
ResponderEliminarGracias, Fernando. Te pasa como a mí entonces. Me siento como un tipo del s. XX, con sus luces y sombras. El s.XXI es un lugar y tiempo en el que me siento cada vez más extraño, pero daría lo que fuera por poder guardarme unos días de mi vida para gastarlos en el futuro para ver cómo va la cosa.
EliminarMucho me temo que todos nuestros políticos y demás poderes fácticos pasarían sin problemas cualquiera de estas pruebas. Solo hace falta ver su cara impasible cuando les ponen imágenes en las que decían lo contrario a lo que han hecho. Creo que fue Pedro Sánchez quien dijo que el no miente, solo cambia de opinión. Pues eso, quienes están por encima del bien y del mal también lo están de la verdad y la mentira.
Brillante forma de enfriar el ambiente la que propones, ja, ja, ja... Este verano ha sido más fresquito de lo habitual, al menos hasta ahora, ¿será porque cada vez mentimos más?
Pues sí, una mentira piadosa creo que consigue más felicidad que la cruda verdad. Asimov que era un sabio, supo verlo. Un fuerte abrazo!!
Esa es otra, el entrenamiento. Hablamos de políticos, pero y los actores... ¿La verdad-mentira teatral, cinematográfica o literaria la entendería un polígrafo? ¿Si el personaje que interpreta el actor miente dentro de la trama o si el actor se sale del personaje, la distinguiría del resto de la actuación? Preguntas, preguntas, preguntas.
Eliminar¡Hola, David!
ResponderEliminarMe confundí con esta entrega, creí que era la anterior cuando la vi en el listado de los blogs que sigo y no la había leído antes por eso. Ya ves que despistada ando, ja, ja, en realidad es que estoy más cansada de lo habitual...
Me ha parecido muy interesante esta otra parte, esas metodologías ultramodernas aterran, más que nada por estar siendo usadas con fines fuera del crimen.
Como bien señalas el tema de la verdad y la mentira es bastante engorroso, una porque la verdad siempre es relativa, por lo que no tiene poder absoluto, y la mentira siempre será engañosa, pero posee el mismo efecto que las medicinas, placebos y uno lo que quiere es no sentir dolor, ja, ja. Ahora, soy de las que prefiere la sinceridad a toda costa que una mentira piadosa...
Mi padre siempre dice que el mentiroso debe tener buena memoria y ya lo creo que es así, si cambias algo en la versión, ya es una señal de que hay mentira envuelta en ello.
Me hiciste recordar esa parte de la película Scarface, cuando dice en el restaurante "Yo siempre digo la verdad, hasta cuando miento", y desde luego hay personas asi, que no se inmutan y otras que se creen a fuego su mentira.
Dicen que si cuando hablas te rascas la nariz es porque mientes, y quizás se deba a eso que comentas de su enfriamiento, ¿curioso, no?
Como van las cosas no puedo evitar recordar una serie de televisión de mi época, llamada "Los invasores", era de mis favoritas y se reconocían porque les faltaba el meñique, eso recuerdo y creo que lo que en su momento era ficción hoy día es realidad, sean clones o robots, ceo que andan muchos mezclados con los humanos y que nos pasan desapercibidos.
Es sabido que todo nos ha sido servido a sorbos al conglomerado mientras que unos pocos disfrutan mucho antes de esos privilegios de la ciencia, nos sueltan esos juguetes cuando ya se han hartado de mantenerlos ocultos y cuando son reemplazado por otros más modernos y excitantes.
Gracias por todo este reportaje que has realizado y las de cosas que revelan.
David, que tengas unas hermosas, relajantes y apasionantes vacaciones. Un fortísimo abrazo y a divertirte mucho y pasarlo super bien con la familia.
Jaja según leía, esto de “tocar las narices” en su sentido más literal y el resto de medidas anti mentiras, imaginaba a un juez diciéndole al testigo.. por favor, acérquese al estrado para tomarle la temperatura a su nariz y observarle de cerca las pupilas jajaja A nuestras parejas, familiares y conocidos, no les hace falta nada de esto, nos conocen demasiado bien.. al menos a mi, se me ve venir de lejos.. menos en mi trabajo y con mucho esfuerzo, soy absolutamente transparente.. Si nos metemos en el cerebro, hablamos de palabras mayores, nuestro ordenador central a pesar de todo lo que se sabe de él ( y tú has contado mucho muchísimo, da gusto leer lo bien que te sitúas en todas sus zonas, la mitad de las que nombras, no tengo ni idea donde se ubicarlas ; ) aun es nuestro gran desconocido y sí, estoy contigo.. mientras tengamos que alimentar a la IA y esté limitada por esto, tratándose de pura y sutil percepción, me temo que estará tan limitada e incluso más que nosotros.. pero mira, casi mejor.. imagínate que evoluciona y nos sobrepasa, viviremos en el mundo orwelliano sin escapatoria posible, que horror! ; ) Aun me queda lo que resta de este mes para que lleguen mis vacaciones, pero se hará lo que se pueda. Mientras llegan, feliz finde, mil gracias y un abrazo fuerte DAVID!
ResponderEliminarMe ha parecido un artículo muy bueno e interesante, David. Reconozco que no soy un entendido en la materia (inteligencia Artificial), pero intuyo que como con cualquier avance tecnológico que ha llevado a cabo el ser humano a lo largo de su evolución, depende del uso que se le dé y la intención con la que se desarrolle dicho producto. Sin olvidar la libertad que tengamos cada uno de nosotros después para poseer algún tipo de dipositivo o herramienta que pueda diagnosticar el correcto funcionamiento de la IA o permitir su control por nuestra cuenta sin depender del fabricante o desarrollador. Fíjate sino lo que se pudo y se puede hacer con un hacha de silex o una antorcha encendida.
ResponderEliminarEn cuanto a la Verdad... La Mentira... El bien y el mal, así como la verdad y la mentira parecen parejas indisolubles, cada una de ellas por sí sola no existiría sin su alter ego. O quizás en las sociedades humanas se miente porque evolutivamente ha sido beneficioso para los que han mentido respecto a los que no lo hicieran. Y se reproducen y progagan mejor, puesto que es más beneficioso para alcanzar ese objetivo, ¿Qué es mejor, mentir o decir la verdad? Nuestra sociedad premia lo primero y parece castigar lo segundo. ¿Nos gusta que nos mientan? Pobres políticos todos diciendo la verdad ¿Es inteligente mentir o no lo es? Pues creo que coincidiremos casi todos que depende del resultado de esa mentira, ¿no? Sin embargo nuestra naturaleza como especie es cristalina si queremos sobrevivir en según qué entornos.
Quizás las sociedades "civilizadas" en las que vivimos se parezcan demasiado a las salvajes sabanas de donde proceden nuestros ancestros, y por eso parece imperar en las dos la ley de la selva. Quizás el cerebro del homo sapiens no haya evolucionado tanto como parece en un millón de años.
Bueno, tu entrada es un gran generador de tormentas de ideas, lo cual para los que nos gusta juntar letras es un maravilloso regalo. Me ha gustado mucho, David, gracias por compartirlo.
Un abrazo fuerte.
Apasionante... Como siempre... Está claro que todos estos inventos pueden ayudar, orientar, pero nunca concluir. Y el peligro es que estas máquinas se conviertan en determinantes poseedores de la verdad, y que un día no muy lejano nos apunten con el móvil a los ojos... Es tremendo y pavoroso lo que se avecina...
ResponderEliminarMe ha gustado eso de que los escritores son mentirosos... ¡Divinos mentirosos! :)
Un abrazo bien grande, que disfrutes el verano :)
Hola, David.
ResponderEliminarSúper interesante lo que nos cuentas. El cerebro es una máquina fiable y creo que ese órgano sí nos puede decir cuándo una persona miente, otra cosa es llevar un equipo de resonancia magnética portátil o en un formato para usar en cualquier situación, ahí es donde yo le veo la pega para el día a día.
Lo que ya no me parece tan fiable es la IA, al día de hoy hay demasiadas expectativas con esta herramienta y, de momento, no es para tanto porque lo que hace la IA es comparar con los datos que tiene recopilados y si ese DataBase no es bueno... para muestra el acierto con el campeón de la Champions, ja, ja, ja (que digo yo que de dónde sacó esa conclusión porque los datos de cualquier banco de datos te dicen que el Madrid gana más Champions que el Barça).
Después de leer tu fantástico artículo a mí me ha surgido otro problema añadido: ¿qué preguntas se deberían hacer al candidato a mentir? Porque si la pregunta no es la adecuada, la respuesta puede evadir la mentira. Ahí lo dejo.
En cualquier caso creo que la mentira es una forma de creatividad y eso siempre es algo a valorar.
Un abrazo y pasa buen verano, David.
¡Hola, David! Muy interesante tu artículo. Aunque veo que tenemos muchos más indicadores de que estamos mintiendo que Pinocho. Pinocho la nariz, pero ¿nosotros? Que si los gestos, los ojos, la voz, el cerebro, la nariz también... je, je, je. Sobre la máquina de detección de engaño, parece que puede llegar a hasta vulnerar la privacidad, aunque lo cierto es que sería muy necesaria en algunos casos y contextos.
ResponderEliminarMuy buena cuestión la planteada al comienzo: "¿Os imagináis un mundo en el que no existiera la mentira?" . Da que pensar... sobre todo si hablamos de "mentiras piadosas".
Desde luego, un artículo para no parar de reflexionar.
Un abrazo!
Hola David. La verdad o la mentira son producto en definitiva de nuestras limitaciones a la hora de abarcar el espacio-tiempo. Si pudiéramos vivir pasado, presente y futuro como un unico estado temporal y abarcar la totalidad del espacio, en todo momento sabríamos que está pasando y donde. Solo quedarían escondidos a los demás nuestros pensamientos íntimos, que podrían quedar al descubierto también si nos planteamos la existencia de una conciencia común. Así que después de este absurdo desvarío cabe preguntarse ¿existirá el concepto de verdad o mentira en un más allá que trascienda a nuestra realidad física? Se ve que hoy me he levantado con ganas de filosofar. Mucho me temo que la IA se convertirá en no poco tiempo en una nueva religión, o un nuevo Dios, al que se la dotará de una infalibilidad intocable. Pronto contradecir a la IA será considerado un grave pecado merecedor del mayor ostracismo. Así que el que controle la IA controlará el mundo, al igual que lo hacían siglos atrás los autorizados para ser los intérpretes de la voluntad de Dios. Vivimos en un mundo de verdades absolutas en las que cada vez menos se admite la discrepancia, y la IA le viene que ni pintada a esta farsa. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, David.
ResponderEliminarDetesto la mentira, prefiero una verdad, aunque duela que una mentira que desarme todo lo creído, otra cosa es que la persona o yo misma crea fielmente en la palabra, porque mi verdad no es la misma que la de un tercero, pero mentir con conocimiento, no. Soy extremadamente terca en ese sentido. Supongo que durante un tiempo cohabité con ese velo, y ahora no puedo tolerarlo. Quién sabe. Lo que sí no veo bien es la sinceridad sin excusa, hay muchas maneras de decir las cosas, y la que hiere tiene muchos matices y ninguno sano.
Lo de los ojos, mi hermana me explicó una vez que si mirabas a la derecha mientras explicabas una historia, era una cosa, y si lo hacías a la izquierda era otra. ¿Cuál? No lo recuerdo. Lo que si le dije es que no podía ser cierto 100% porque a veces no mentimos, solo intentamos recordar con exactitud.
Lo que si es cierto es que, en momentos de estrés, incomodidad o fuera de tu área de confort, uno nunca se comportará de igual forma. Por lo que las valoraciones que se puedan hacer nunca serán certeras del todo. Se tendría que tener en cuenta muchos ámbitos personales del sujeto. Porque soy ‘’retimida’’, así que imagínate si me hacen un estudio, lo poco que haría sería balbucear y sudar, ja, ja, ja Así que sentencia firme y culpable, ja, ja, ja.
Disfruta muchos del verano, felices vacaciones, :)
Un fuerte abrazo.
Un mundo sin mentiras si que sería una Utopía, ya que la mentira es tan inherente al ser humano, como la ambición, la venganza y tantas otras cualidades humanas innatas...
ResponderEliminarAsí de golpe y sin pensarlo demasiado podriamos decir que sería un mundo ideal, pero luego, si te paras a reflexionar un poco, creo que nuestras mentes y nuestros sensibles corazones no estan preparados para que todo el mundo les confiese las verdades abiertamente, así, sin anestesia... Ja ja! Un abrazote David y estupendo artículo!
Muy completo y bueno el post. Resulta como poco preocupante lo del móvil, que te enchufen el aparato y luego te llamen mentiroso. Lo de la IA es algo imparable, está en todas partes y viene para quedarse.
ResponderEliminarSaludos!